domingo, 9 de junio de 2013

LA PIEDRA



La piedra ha sido desde siempre, y desde la misma llamada “Edad de Piedra” el material de construcción por excelencia. Basta ver lo que queda de palacios, templos de la antigüedad, las pirámides de Egipto, las catedrales e iglesias, los castillos, las murallas, las casas señoriales, las masías, etc.. Con lo cual es también el material de construcción más tradicional.



Provenientes de las rocas calizas o silíceas cortadas para la construcción, las diferentes categorías de piedras se seleccionan por su resistencia (mecánica o al hielo) y por su aspecto, aparte de la región y país donde disponen de abundancia de la misma, y por ser la materia prima más cercana para utilizarla en las construcciones. Se reagrupan precisamente en “piedras de corte” según su resistencia a ser cortadas, y hoy en día cada tipo de piedra de cada lugar, se puede importar, según gusto e intereses del propietario o promotor que encarga la construcción.

 

 Las canteras de piedras son numerosas en muchos países europeos, y en España destacan, por ejemplo, las canteras de Macael (Almeria), los basaltos de la Garrotxa, o la piedra de Banyoles (estas dos últimas en la provincia de Gerona), y no digamos algunas de importación italiana como las de la famosa cantera de Carrara. No sería correcto, sin embargo incluir todas las canteras en una misma categoría, puesto que hay muchas variaciones. 

Las canteras se clasifican según la resistencia, la dureza, la dificultad de las piedras al cortarlas, etc, que para eso están esos albañiles de las canteras conocidos como “picapedreros”, ya que manualmente trabajan con golpear y dar forma a la piedra con un martillo o maceta, y un cincel o punzón según cada caso, aparte de los demás trabajos de cortes con radial y pulidos con pasado de moladoras que lijan las piedras.

Generalmente hay que procurarse piedras de canteras próximas al lugar de residencia por dos razones: para realizar una construcción armoniosa que pegue con el entorno y también para evitar los transportes largos y costosos, aunque ha habido gente como el magnate del petróleo Jean Paul Getty, que se fue capaz de desmontar y traerse todo un castillo entero desde Francia, piedra por piedra, para construirlo y hacerle dar la misma forma en una de sus propiedades de California, y en la que se basa una de las escenas que se puede ver en una de las películas de James Bond: “Moonraker”.  Los profesionales asimilan perfectamente el primer argumento expuesto, conjugando así la cuestión económica y la razón práctica, dado que efectúan el corte de las piedras cerca de las canteras y de las naves industriales de al lado, especializadas en cortar y pulir las piedras a medida de las necesidades del cliente.


Dejando a un lado el corte de la piedra, que a pesar de todo es muy cara, la caliza es uno de los materiales de construcción más corriente: la conocemos también en forma de morrillo, de piedras precortadas, pero también se emplea como conglomerado.

 


Los morrillos presentan formas irregulares, contrariamente a las piedras cortadas. En el momento de utilizarlos tenemos que hacer una selección, no solamente según la obra a edificar, sino también en función del lugar qué va a ocupar en la construcción. A menudo se utilizan, por ejemplo para construir tapias o muros.

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