jueves, 6 de junio de 2013

LA GRAVA


El hormigón debe su resistencia a la composición granulada ligada por una pasta formada de cemento y agua (normalmente cemento portland, que suele ser de color gris). Además de la arena, lo componen rocas en forma de grava y de guijarros.  La grava da consistencia y resistencia al hormigón. Compacidad y solidez varían según la granulosidad de la grava, que podemos clasificar en tres categorías: grande, mediana y pequeña. Para los hormigones corrientes es suficiente con la grande.



La grava utilizada se debe lavar, para quitarle toda la arcilla y demás impurezas. Este tipo de impureza perjudica la homogeneidad del hormigón. La particularidad del hormigón que realiza el albañil aficionado es que presenta una granulosidad “discontinua”: este término indica que el hormigón está compuesto por conglomerados muy finos (arena) y otros más grandes (grava). Esta variación importante entre los diferentes conglomerados no se encuentra en los hormigones fabricados industrialmente, ya que presentan una granulosidad continua, dando como resultado un hormigón más resistente; sin embargo, el hormigón de granulometría discontinua es muy satisfactorio, y aplicado según necesidades constructivas, y en función del espesor de la capa de hormigón que se pretende dar, así como el acabado de la superficie. 

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