sábado, 29 de septiembre de 2012

POR LA LIBERTAD EN UNA LIBRE PROFESIÓN DE ALBAÑIL: EL SECTOR DEL LADRILLO SE RECONVIERTE O MUERE.


La albañilería es un arte que sólo se adquiere trabajando y manando a base de iniciativa y creatividad. Aunque existen cosas básicas a conocer y saber hacer, cada uno marca su propio estilo, igual que cada persona tiene un tipo de letra diferente. Pero con la aparición de tantas normativas en la que se han incluido tantos agentes: arquitectos, ingenieros, aparejadores, facultativos de riesgos laborales, etc…., se ha ido perdiendo valoración hacia la figura del albañil, relegándolo incluso en un segundo plano, y exigiéndole incluso unas titulaciones, unos carnets, unos cursillos,…para lo que en general no es apto, pues un albañil no está condicionado para aprenderse de memoria toda una Biblia de normas que le exigen los facultativos supuestamente para quitarse de encima parte de sus responsabilidades. Afortunadamente el Tribunal Supremo eliminó la exigencia de posesión de un supuesto “carnet profesional”, pues hubiera dejado sin empleo a cientos de miles de currantes del ladrillo, que pueden ser muy buenos trabajadores manuales, pero con la cabeza tan dura que hubieran sido incapaces de estudiar y aprobar para sacar un determinado carnet, título o diploma que a la hora de la verdad únicamente sirve para ponerlo en un cuadro con el que colgar en una pared, y todo lo demás olvidado.


Considero que esto debería de ser una sociedad libre, y que cada uno fuera a por libre. Un buen albañil con muchos años de experiencia, e incluso cualquier aficionado que le guste mucho el hobbie de la albañilería, está capacitado para hacer cualquier construcción sencilla, sin necesidad de facultativos (arquitectos, aparejadores, los de prevención, funcionarios municipales, inspectores, etc), que encima todos esos facultativos suponen tasas y demás pagos por unos servicios en la práctica innecesarios. Quiero decir que con esto conviene la liberalización total de la profesión, y que se terminara con el abuso de todas las normativas existentes, algunas de las cuales puede que tengan sus razones y sean buenas, pero en todo caso la mejor normativa es que se deje voluntariamente escoger las normativas al que tiene que ejecutar el tajo (el albañil) y el que tiene que cubrir todos los costes (el promotor, o cliente). No son necesarios visados de planos, normativas de prevención, etc…., todo trabajo debe de ejecutarse por libre y con sentido común, y que cada cual asuma sus responsabilidades, que para algo tenemos un código civil y un código penal, que lo ideal sería que fueran simplificados sin ir más lejos.


Según marca la actual Constitución vigente,"España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político." (art. 1.1.), aunque la casta política actual, que son los que nos han traído toda esta batería de normativas e impuestos, quiere se nos olvide. Creo que la misma Constitución puede interpretar que por ejemplo, un albañil podría trabajar plenamente por libre. Dicho esto, yo propondría la libertad de los ciudadanos para poder construir ellos ciertos proyectos sin la necesidad de pagar a un arquitecto, aparejador, ingeniero o técnico de prevención. ¿Por qué un albañil, por ejemplo, que sepa calcular una estructura sencilla de una vivienda unifamiliar tiene que pagar a un arquitecto, aparejador, técnico de seguridad, seguro de prevención, etc… por el proyecto, y además la ley vigente le obliga a ello?. Máxime cuando esa persona puede definirlo perfectamente todo desde los cimientos hasta las tejas. Todavía recuerdo, cuando era niño, que durante la época del franquismo, mucha gente se construía su propia vivienda sin necesidad de todos esos facultativos que hoy en día exigen las leyes y que además suponen un costo y unas tasas muy elevadas, que además son improductivas. Y no me consta que construyeran malas viviendas, o que la cubierta se les cayera encima, por ejemplo, pues construyeron esas viviendas con sus propias manos, con aplicación, con dedicación, con ilusión y hasta con amor. ¿Cómo los payeses se pudieron construir sus propias masias?, ¿cómo los pueblerinos se pudieron construir sus propias casa rústicas en sus propios pueblos?.¿Por qué han de prohibir una cosa que en tiempos pretéritos se hacía, y que en tiempos actuales le resultaría muchísimo más barato al consumidor, que tiene necesidad de vivienda propia?. Siendo una profesión liberalizada, y esto un libre mercado, luego cualquier consumidor o promotor que se quiera construir su vivienda con auxilio de facultativos (arquitecto, ingeniero, aparejador, técnico de riesgos, etc..) que lo pueda hacer libremente, asumiendo todos los costes de más que suponen. Las normativas y demás estudios son vistos como algo que se percibe como un coste sin producción, sin reporte del beneficio económico que se espera de cualquier inversión. Ya imagino que los facultativos irían a diferir y estarían en contra de esto, dando toda clase de argumentos, sobretodo porque afecta a su sustento económico y modo de ganarse la vida, pero pienso que no se puede hablar de instruismo: cada profesional es lo que vale, y lo que le indica el mercado.


 Otra cosa son las mafias parasitarias corporativistas legales a las que pertenecen esos facultativos (como por ejemplo, los colegios de arquitectos o aparejadores, así como los inspectores de riesgos) que tratan de impedir una total liberalización en que cada cual trabaje como guste, teniendo en cuenta que a la hora de la verdad es prácticamente el albañil el que ejecuta y da forma a la obra, y muchas veces sin conocimiento de normativas y toda la variedad de leyes que no logran otra cosa que confundir y crear miedo, aparte de que a la larga supone un gasto sustanciosamente mucho más caro. Siendo realistas, algunos de los proyectos de edificación se pueden construir sin un arquitecto o un aparejador que los supervise y, por tanto, la normativa es simplemente como un privilegio que otorga el Estado a cada uno de los gremios de los facultativos para que se involucren, pero sin mancharse ni sudar como le toca hacer al pobre albañil. Innecesario pues, porque la responsabilidad podría recaer directamente en el promotor y contratista de la obra (como suele ser casi siempre), en ese ejemplo, el albañil, aunque las responsabilidades las eluden todos, y otra cosa es la voluntad del trabajo bien hecho. Pero por supuesto, habrá obras muy gigantescas y complicadas que inevitablemente necesitará arquitecto y demás facultativos,….pero quien busque la excelencia y la calidad, ha de pagarla,….y quien busque la economía y el ahorro, también ha de saber de qué puede prescindir en ese libre mercado que debería de estar completamente liberalizado para todos, sin apenas exigencias, ni tasas, ni normativas,….salvo tan sólo el coste de construir que es lo que ha de pagar el consumidor final que es la persona que encargó el proyecto al albañil, o al resto de los otros profesionales.


Ahora con la cruda crisis actual, la necesidad de esta liberalización es más necesaria que nunca, pues ya no se trata de construir grandes edificios, pues existen millones de viviendas vacías por todo el país, y seguramente que en cada pueblo conocéis la existencia de pisos vacíos; sino que ahora de lo que se trata es de que la demanda en el sector del ladrillo puede venir de la mano de la reforma de vivienda, ampliación de la misma, las obras de rehabilitación, el mantenimiento de comunidades, y demás pequeños remiendos con los cuales con los simples servicios de un albañil es más que suficiente, y además más económico por evitar el pago de facultativos y demás tasas impositivas. Es necesario, pues, ese cambio para hacer posible la existencia de trabajo de albañil, y animar a los consumidores (inversores) a solicitar lo servicios y dar trabajo a los albañiles, sin esos costes de más innecesarios.


Ya el mismo mercado se autorregula, ya que nadie contrata a un profesional malo, a pesar de que somos un país con fama de chapuceros. Estamos pasando por una crisis sin precedentes, con falta de dinero circulante, y en una situación casi de postguerra, difícil y dura, que precisa de este cambio que propongo. El reto ante este nuevo panorama es cómo buscar nuevas fórmulas de construcción, más eficientes, más rápidas, más baratas, creando la figura del albañil multiusos. Todos quieren las tres B de BUENO, BONITO Y BARATO,…..esa es la ley que prima en el mercado,…con lo cual hay que aplicarla y sobretodo aportando el máximo de calidad, que en esto es en lo que se genera valor. Pero no hay que olvidar que lo fundamental es trabajar bien: el trabajo bien hecho, porque a veces cosas mal colocadas, y disimulando los defectos que se ven, acaban por estropearse aún más y ello significa una futura reparación con todo lo que cuesta de caro. No todo el mundo toma conciencia en hacer un buen trabajo, y por vagancia se ahorra una serie de cosas. Pero por otra parte, muchas veces quien te ofrece un presupuesto caro es un sirverguenza que se aprovecha de tu falta de conocimientos técnicos. La persona honrada sólo irá por cobrarte su precio justo (en esta línea entro yo, pues no me produce ninguna satisfacción engañar ni robar a nadie, aparte de que esto son cosas que con el tiempo llegan a descubrirse). La gente tiene derecho a una vivienda que pueda adquirir con sus salarios actuales, y si no es así, y siguen imponiéndose las normativas y las tasas, el desarrollo de la economía sumergida en el sector será una constante inevitable. Por eso abogo por la liberalización total de la profesión de albañil, sin normativas, sin tasas, y sin demás exigencias caras e innecesarias.




COMPARATIVA DE LA EVOLUCIÓN DEL PIROPO DE ALBAÑIL


































No es que hayan cambiado forma y fondo en los conocidos piropos de albañiles (algunos de los cuales todos sabemos que se pasan diciéndoles cosas guarras a las mozas). Pero ahora estamos en la época del 2.0, en la que interactuamos a través de internet, como ocurre con ese blog, del cual el autor, aparte de albañil, también tiene algo de “geek”,…o no hubiera sido posible la existencia de ese blog. Os dejo con esta entrada, no exenta de humor, con una comparativa, que los visitantes internautas juzgaréis por vosotros mismos, y sin que os falte la risa.

viernes, 28 de septiembre de 2012

USO DE LAS RESINAS EXPANSIVAS


Si en una de mis anteriores entradas hablé del uso del EL SPRAY DE ESPUMA DE POLIURETANO , hoy quiero hablar de un tema bastante desconocido entre los albañiles: el uso de las resinas expansivas, que suelen ser algo parecido a la utilización del spray de poliuretano: un líquido quimico que se inyecta en un hueco y ese por sí solo se expande presionando y compactando lo que tiene alrededor. En sabido que una de las cosas que provocan esquerdas (grietas) y movimientos en los edificios es que están asentados sobre un terreno blando o insuficientemente compactado, que con el propio peso de la edificación se va hundiendo poco a poco, provocando ese movimiento y rotura tan visible que se ve en las esquerdas (grietas) tanto exteriores como interiores de los edificios. Parece como si la vivienda fuera a caerse o desplomarse. Una de las soluciones para solventar ese problema ha sido el invento y aplicación de ese material reciente y todavía poco conocido: las resinas expansivas. Se basa en que se puede hacer un agujero de poco diámetro (el suficiente para que pase el tubo que ha de inyectar la resina expansiva), con un perforador parecido a un taladro gigantesco, para llegar por debajo de los cimientos del edificio, y a partir de allí cuando se inyecte la resina en estado líquido, ésta se irá expandiendo y por consiguiente reforzando el asentamiento del cimiento al compactar más la tierra que tiene alrededor.

FOTO GENTILEZA DE:  GeoNovatek S.L.
C/ Polvorines nº 5, nave B
28860 Paracuellos de Jarama (Madrid)
Teléfono: 916584694 - 900 103 019
Móvil: 677561722
Fax: 916628137
Correo: jgarrido@geonovatek.es
Web: http://www.geonovatek.es

También se puede utilizar para el levantamiento de losas del pavimento para finalidades de derribo o reforma para construir otro nuevo pavimento. Se debe de emplear profesionales especializados, ya que saben la cantidad exacta a inyectar en los distintos puntos del suelo perforados o taladrados, controlándolo a través de un sistema de nivel láser, que les permite evaluar el movimiento del suelo mientras se expande la resina inyectada en estado líquido, que como ya he dicho, es de un efecto parecido al que vemos cuando inyectamos la espuma de poliuretano con el spray, con la diferencia de que la resina es un material que cuando toma forma es mucho más duro y compacto. Es por tanto una de las novedades que hemos de conocer sobre la nueva tecnología de materiales que van apareciendo en el mercado, y sobre las que nos hemos de ir poniendo al día, aparte de conocer los materiales tradicionales de siempre.

martes, 25 de septiembre de 2012

EXTENDIDO Y REMOLINADO ( ENFOSCADO Y TALOCHADO )



El extendido y remolinado de paredes ( llamado también enfoscado )  es uno de los trabajos más típicos del albañil. Se trata de enlucir cualquier pared sea interior o exterior con mortero, de la cual se le aconseja añadir líquido hidrófugo para darle mayor impermeabilización y plasticidad al mortero.


 El mortero es una mezcla de cemento pórtland, arena y agua, pero hay quienes quieren añadirle cal por sus propiedades impermeabilizables y plásticas, aunque con la cal una vez seco resulta un mortero mas blando a revestir. Se acostumbra a poner en las paredes exteriores, y en las interiores de las viviendas de carácter rustico, ya que el otro elemento de enlucir en interiores es el yeso, pero el yeso es un material que no soporta la humedad y cuando adquiere humedad se expande. De todos modos, una pared enlucida de mortero, da la opción futura de enlucirla con yeso si otro día se desea hacerlo, pero no a viceversa.


Antes de extender el mortero en las paredes (fachadas) primero hay que hacer las aristas (regladas) de las partes cantoneras tanto de las propias fachadas, como de las partes que corresponden a ventanas o puertas, que suelen hacerse con cemento rápido, aunque se recomienda más que sean hechas de un mortero de Pórtland muy graso,


es decir, con mucho cemento Pórtland, aunque también existen cantoneras de plástico o metálicas que cortadas y puestas a medida hacen de cantonera, pero lo habitual hasta el día de hoy es que fueran de cemento o mortero que se ponían a base de poner unos reglas aplomados y que dejaban un margen de aproximadamente un centímetro para el grueso del mortero a revestir.


 Para que el cemento o mortero no se pegue en el regla, se aconseja untarlo con aceite, o con jabón del tipo gel, y luego dejar rascadas las aristas (en algunos sitios llamadas "maestras") para facilitar mayor adherencia del mortero, y dejar que se sequen antes de enlucir el resto de la pared.


Es importante saber que no se debe de hacer para un grueso de más de un centímetro de mortero (habitualmente suele ser entre 0,8 y 1 centímetro de grueso), porque eso en una pared de pocos metros, pasarse algunos milímetros de más, supone más sacos de cemento, más arena, y más tiempo de entenderlo y remolinarlo, tanto para el albañil como para el peón, un detalle importante a tener en cuenta para ahorrar costes.


Es importante que antes de extender el mortero estén todos los agujeros tapados, sea con cemento rápido o con mortero que ya se dejará secar, y que se pique aquella parte de la pared que sobresale, para dejar un enlucido bien liso, recto y de calidad. Estoy pensando en, por ejemplo, los agujeros (canutos) de las tochanas puestos en la parte cantonera. También es importante que en la pared no quede ningún resto de yeso procedente, por ejemplo, de algún regla colocado que hubiera servido para el levantamiento de las paredes.


Las paredes, antes de enlucirlas, han de estar limpias, y si conviene, darles rugosidad a base de rascados o picados, para que el mortero se adhiera mejor a la pared. Claro que antes de pasarle el mortero hay que mojar debidamente la pared, para que adquiera humedad, pero sin llegar a empalparla ya que en una pared muy negada de agua, no se adhiere el pegado del mortero. Y naturalmente el albañil, cuando extienda el mortero, tiene que apretar con fuerza la llana, para que el mortero quede bien cogido a la pared y con el tiempo no llegue a desprenderse.


Los lugares que no quedan muy bien cogidos los ladrillos, por ejemplo, el nivel de los forjados, o cualquier rincón de la pared que se sospeche de peligro de movimiento y por ende de esquerdado (agrietado), es aconsejable poner una malla que habitualmente suele ser de plástico, para que tenga más codido el mortero.


 Para esto último, primero se extiende con fuerza el mortero, y luego se clava el trozo de malla a medida, para poner otra capa de tal modo que la malla ha de quedar intermedia en ese grueso de aproximadamente un centímetro de mortero. Claro que si la superficie es muy fina y muy poco porosa para que se adhiera el mortero, la solución es pasarle un poquito de pegoland (mortero cola), ya que tiene gran poder de adherencia, y encima de este el mortero de remolinar propiamente dicho.


Y no es necesaria capa gruesa de mortero, porque poner más de la cuenta lo que hace es producir desprendimiento innecesario al calentarse buena parte de la masa de mortero que no llega a absorber del todo la pared en la que está adherida. Claro, se recomienda extender y remolinar entre los 5 y los 30 grados de temperatura, porque demasiado frío tarda en secarse y es de mal remolinar, y demasiado caluroso requiere constante humedecido de la pared así como el mismo mortero aplicado para luego remolinarlo. Una ver se ha puesto el mortero y se ha regresado lo necesario con un regla para dejarlo recto y bien, cuando el mortero ya está algo seco en su punto, se procede a coger el fratás (remolinador) y a remolinarlo, que eso es pasarlo dando vueltas para repartir y aplanar el mortero de la pared y darle una forma uniforme.


Los remolinadotes con agujerillos son más fáciles y prácticos de utilizar y suelen ser de plástico, ya que esos agujerillos reparten mejor el mortero que se remolina echándole agua en la superficie para facilitar dicho remolinado. Los remolinadotes de madera suelen ser completamente planos, y hacen un remolinado más difícil de hacer, aunque cada currante lo hará según guste y costumbres.


Después del remolinado y antes de que la monocapa esté seca del todo, se le puede pasar una esponja plana, semihumedecida (también hay remolinadores de esponja), para dejar el acabado aún más fino y que disimule mejor las imperfecciones dejando un acabado más uniforme, aunque no es demasiada costumbre de aplicar aquí en España, con lo cual los remolinados de las paredes suelen terminar siendo acabados bastante bastos.


 Y una vez terminado, aunque no esté del todo seco, se recomienda humedecer para que no se seque tan rápido, ya que debilitaría el enlucido, y al día siguiente y el otro siguiente si cabe, si se riega la pared de mortero, el acabado quedará más fuerte, cogido y de mejor calidad, aunque eso tampoco es costumbre demasiado frecuente, ya que supone más tiempo y por ende mayor coste.



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VEÁMOS AQUÍ HASTA DONDE LLEGAN LOS MODERNOS AVANCES TEGNOLÓGICOS (AUNQUE ENTRE LA INVERSIÓN EN LA MÁQUINA, TRASLADARLA, MONTARLA, LIMPIARLA Y SU POSTERIOR MANTENIMIENTO Y CUIDADO, EN MUCHOS CASOS SALE MÁS A CUENTA HACER LOS ENLUCIDOS MANUALMENTE, PERO IGUAL VALE LA PENA VERLO: 


domingo, 23 de septiembre de 2012

CONSTRUYENDO RASCACIELOS EN NUEVA YORK AÑOS 30


¿Cómo se construía en los años 30?. Es posible que las nuevas generaciones de albañiles lo desconozcan en tiempos actuales. Encontré casualmente un vídeo que trata sobre la construcción de los rascacielos en Nueva York, por allá en los años 30, en la fase final de la inmigración masiva europea hacia Estados Unidos, cuando en la construcción todavía no estaba desarrolladas estas normativas actuales de la prevención y se trabajaba más por libre, sin necesidad de usar cascos, arneses, redes colgantes, etc…, tal como podréis ver en las imágenes que se observarán a continuación, sin otra cosa que la buena voluntad de trabajar y el sentido común, y naturalmente no es que hubieran más accidentes, sino que la gente era consciente de ir con más cuidado. Naturalmente que se vivían en los duros años de La Gran Depresión, la gente había pasado por graves penurias debido a la falta de empleo y aparentemente nadie se quejaba de nada con tal de poder conservar el trabajo y sobrevivir como se pudiera (algo parecido a lo que está ocurriendo hoy en día entre nuestro castigado gremio de la construcción). “Una imagen vale lo que mil palabras” reza un viejo proverbio, y aquí las imágenes hablan por sí solas, en las que se puede ver a los albañiles trabajando casi como si fueran acróbatas en alturas que a muchos nos daría un miedo de vértigo, totalmente confiados, y sin miedo al peligro ni nada, hasta tal punto que incluso hacían un bocata sacado de sus cajas encima de una viga para empalmar, fumarse un cigarrillo, o echarse la siesta en un descansillo sin el miedo a caer desde una altura de varias docenas de metros del suelo. Esos albañiles eran unos verdaderos héroes, sin miedo a nada, desafiando tranquilamente los peligros, con tal de poder llevar un salario con el que sustentar a sus familias. Las fotos que muestro aquí son en blanco y negro, ya que en la época todavía no existía la fotografía en color, y sin embargo, en la fotografía en color podemos ver el resultado final de la construcción de aquel rascacielos, entre los cientos que pueblan el paisaje neoyorquino.

















AQUÍ TENEMOS UNA PEQUEÑA MUESTRA DEL VÍDEO:


CONSTRUCCIÓN DE JARDINERAS DE OBRA VISTA Y HORMIGÓN EN CALLES


Cuando se supo que se había designado a Barcelona como sede de los juegos olímpicos del año 1992, y con ello Banyoles la sede oficial del remo, desde el ayuntamiento se hicieron planes para embellecer algunas calles de la ciudad. Un ejemplo era esa intersección de las calles Lleida y Mossèn Baldiri Reixac , en la que el ayuntamiento aportó los panots para dejar los pavimentos de las aceras terminadas, así como dar un acabado decente en las jardineras adyacentes a los pisos, con la formación de esas de obra vista y hormigón que podéis ver en las fotografías y que son obra exclusivamente mía, construidas por allá a finales de los años 80 o principios de los 90 (no consigo recordar bien), antes de que se iniciaran los juegos olímpicos y dar una mejor imagen de la ciudad. Ya en fecha de hoy presenta cierto deterioro por algunos ladrillos descantonados consecuencia de los golpes y la falta de cuidado callejeros. Se puede apreciar las obras desde distintos ángulos a través de las fotografías aquí insertadas.







sábado, 22 de septiembre de 2012

LEY DE ORDENACIÓN DE LA EDIFICACIÓN DE ESPAÑA


¿Quién es quién, y cada uno de los que están en las obras?. Para definir un “organigrama” de las obras habría que señalar que intervienen varios sujetos distintos, que habría que dividirlos en dos:


1.- La parte facultativa (arquitectos, aparejadores, y los de prevención-riesgos), que tienen rango de directores o jefes de obras, aunque más bien vienen a las obras para charlar con el cliente (a veces ejerciendo de “lameculos”), los encargados, o cualquiera de los albañiles ( a esos últimos a veces “tocándonos los huevos”), y habitualmente suelen venir con los planos, algún bloc para tomar notas, algún metro para medir, e incluso hay quienes se llevan el notebook. Naturalmente muchas veces ni siquiera vienen con casco ni con chaleco reflejante, siendo los primeros en incumplir las incumplibles normas. A los ojos de la inmensa mayoría de los albañiles (y para muchos clientes también), son los que más cobran de modo desorbitado y los que menos trabajan en comparación, por eso no son demasiado bienvenidos, excepto aquellos que se muestran amables, diciendo sí a todo, y haciendo la vista gorda cuando conviene. Hay que decir las cosas como son, tan reales como la vida misma.


2.- La parte ejecutora de las obras, es decir, los albañiles propiamente dichos, compuestos por encargados, oficiales, peones, aprendices, pinches, etc… Aunque por lo general no entienden de leyes, normativas, cálculos, etc, ya que no tienen carreras universitarias…., pero cuentan con una gran experiencia, y son los que de verdad trabajan como burros, sudan lo indecible, lo soportan todo incluso reventándose la espalda y arriesgándose la vida muchas veces en hacer tajos peligrosos, y finalmente consiguen el milagro de materializar el proyecto, después de tantas trabas e impedimentos por el camino, que ya de por sí lo complican normativas y demás estorbos a la hora de ejecutar los distintos tajos. Naturalmente cuando más y mejor trabajan son cuando se les deja solos y tranquilos, y no se les interfieren ni se les interrumpe llamando la atención sobre determinada normativa o cambio de planes. Todos son dependientes del constructor o contratista, que es quien indirectamente los manda, ya que es quien les da de comer, y es con quien se llevan mejor (muchas veces mucho mejor que cualquiera de los facultativos que les haya tocado) ya que habitualmente un constructor es un albañil que antes ya había sido peón o aprendiz y ya se conoce todas las durezas del oficio, y aunque te dirá que cuando venga el facultativo te pongas el casco o el arnés, cuando no esté procurará no incordiarte dejando que te lo quites si te resulta molesto aguantarlo (el casco o el arnés).


Cosa aparte sería el Promotor o el cliente, que son los que ponen el dinero para pagar a las dos partes arriba expuestas, previo análisis y elección de los presupuestos que se les presentan, teniendo costumbre siempre de escoger quien le dé mejores garantías de calidad y tiempo al precio más barato. Es lo lógico en este mundo que impera la ley de la oferta y la demanda, acompañada del principio de “la mayor calidad, en el menor tiempo posible, y al precio más barato”, que es ley no escrita, pero que impera por sí sola como si de una ley natural se tratase


Pero…¿cuál es el papel o función de cada una de las partes?. Con el paso del tiempo la cosa ha ido evolucionando, ya que hace décadas, por ejemplo, el aparejador (a quien hoy día la ley le da rango y competencia de director de obra por debajo del arquitecto) antes era como un currante más en las obras que se manchaba de polvo y mortero, con las manos callosas, y que sudaba la gorda igual que los demás compañeros de tajo, pero de mayor categoría. Luego, por ejemplo, aparecieron las normativas de prevención y riesgos (seguridad e higiene), porque algún mal legislador pensó que alguien debía de vivir de esto, con nuevas exigencias de, por ejemplo, en redactar proyectos de “planes de seguridad” aparte,…y la cosa se complico, de modo que en las obras los albañiles quedaban confundidos en para qué estaba el uno o el otro, ya que más de una vez he visto, por citar un ejemplo, que el arquitecto o el aparejador, cuando no se dejaba ver por las obras, enviaba de su parte a la obra, nada más que ¡¡¡al delineante!!!, para que se fuera a dar un rodeo para ver cómo iban las obras.



 En todo caso lo que tienen asumido los albañiles es que a pesar de tanto cambio y tanta normativa, la parte más sucia y dura, como siempre, le toca a él. Y ahora para liar más las cosas, empieza a hablarse de incorporar la figura del “Project Manager”, o sea el “Gestor del Proyecto” hablando en la lengua de Cervantes, copiándolo de los extranjeros, esos que dicen saber de tantos masters sobre temas empresariales o económicos (y esto de que tampoco desconozca de masters, que para algo soy el autor del blog “EL MASTER DEL GUAPO HACKER”, donde encontraréis sobre el tema del management, y demás anotaciones y estudios que he hecho en ese tiempo que como albañil he estado en paro involuntario. ), cuando el mejor estratega es el constructor y su cuadrilla que es el que se juega el presupuesto, que ya tratan de ingeniárselas en trabajar del mejor modo para poder sacar rendimiento y beneficios en las obras, por aquello del famoso dicho de Napoleón de que “cada soldado lleva en su mochilla el bastón de mariscal”. Y cuantos más agentes intervenientes (arquitecto, aparejador, técnico municipal, el riesgos, albañiles, subcontratados, etc…), más complicadas las cosas, que deberían de esta bajo un mando único, para no confundir, y no coordinadores y cosas por el estilo que no hacen más que dar paso a malosentendidos y mayores complicaciones. Pero ya es tarde para volver a los viejos tiempos de nuestros abuelos, en los que el único principio para trabajar bien era el de ser laborioso y aplicar el sentido común.



No obstante, ante este caos de quien tiene que hacer qué y quien no, para dejar definidas las competencias de cada una de las distintas partes, apareció la llamada LEY DE ORDENACIÓN DE LA EDIFICACIÓN DE ESPAÑA, de la cual os dejo aquí el enlace de la Wikipedia que lo define de modo resumido, ya que la ley en sí resulta larga, engorrosa e incomprensible de entender para muchos albañiles y peones, que naturalmente no tienen la cabeza para estar al nivel de un abogado y entender lo que hay escrito en un complicado documento legal, puesto que aquí lo que siempre se tiene bien claro es el principio de “quien paga, manda”. Y por supuesto las cosas siempre salen según resultado final de las sumas y restas de los que todos aportan: su laboriosidad (suma), su gandulería (resta), su responsabilidad (suma), su irresponsabilidad (resta), su sapiciencia (suma), su poco conocimiento (resta), etc…., en lo que forma una complicada ecuación que ha de dar un resultado final, y que por supuesto, como en el fútbol, los equipos pueden estar compuestos por personas de primera división, o por otras menos competentes.


Os dejo aquí con la exposición de la wikipedia:

  LEY DE ORDENACIÓN DE LA EDIFICACIÓN DE ESPAÑA, EN LA WIKIPEDIA


Y más aquí abajo os dejo el texto integro de la ley, publicado en el Boletín Oficial del Estado, y que es vigente desde el año 1999:

  LEY DE ORDENACIÓN DE LA EDIFICACIÓN DE ESPAÑA, EN EL B.O.E.