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viernes, 18 de enero de 2013

LA MULA ROBOT DE LOS MARINES DE EE. UU.

Como ya habréis visto, aunque esto es un blog de albañiles centrado en el tema de la construcción, no deja de lado los últimos avances tegnologicos con los que tenemos que ponernos al día los albañiles.

Como es sabido, los albañiles somos considerados como las mulas del peor de los oficios, ya que somos los que hacemos los trabajos más duros y pesados. No obstante el Pentágono norteamericano, que no para de investigar en nuevas tecnologías para fines militares, logró inventar un robot-mula para que utilidades del ejército norteamericano, que todavía sigue en fase experimental, y que es capaz de soportar hasta unos 180 kilos de carga.





La pregunta es si sería de utilidad para las obras de albañilería ese tipo de máquina-robot. ¿Os imagináis, por ejemplo, el peón-robot que ayudara al albañil para las tareas en las que estuviera programada?, como por ejemplo llevar los ladrillos, preparar el mortero, montar los andamios, descargar los materiales del camión, limpiar la obra, sostener la gabeta, etc…

Os dejo ese par de vídeos de muestra: 






jueves, 17 de enero de 2013

LA NUEVA Y MODERNA TÉCNICA DE LA HIDRODEMOLICIÓN


Quizás muchos no estéis al día con esta técnica de derribo o corte, que ahora muchos albañiles es una novedad, entre las nuevas tecnologías que aparecen. Se trata de una forma de picado y demolición del hormigón, de piedras, o hasta de madera, usando un aparato con agua a alta presión. El corte o rotura es posible gracias a la porosidad del hormigón, piedra o madera, con la cual el agua al penetrar por los poros, consigue romperlo a trozos pequeños y sin levantar polvo. Naturalmente de lo que queda, deja una superficie bastante basta, rugosa y limpia que va muy bien para la posterior adherencia del revestimiento que se tenga que aplicar para después. Tiene también la ventaja de que conserva los hierros de las armaduras, cuando se trata de demolir una estructura.




Para eso se emplean unas máquinas pueden ser de motores diésel o eléctricos, con una potencia suficiente para proporcionar la necesaria presión del agua cuando golpea el material.

 

Hasta ahora el método tradicional de demolición del hormigón y demás materiales era el uso de martillos comprensores, pero se dice que con ese método nuevo, el rendimiento puede llegar a ser unas veinte veces mayor. También se dice que es una técnica que respeta más el medio ambiente, al producir menos polvo, aunque el residuo que genera son los restos del material que se pueden utilizar como runas útiles, como por ejemplo, para la construcción de carreteras o rellenos de terrenos.

 

Veamos algunas muestras del uso de esa técnica:



Corte de piedra arenisca:

 

 Para cortar un tronco de madera:

 

 Robot de hidrodemolición:

 

 Hidrodemolición de hormigón armado:

 

miércoles, 6 de junio de 2012

ANATOMIA DEL GREMIO DE LOS ALBAÑILES EN EL MARCO DE LA ACTUAL CRISIS ECONOMICA


 Se acerca San Antonio, patrón de los albañiles, y he pensado que por mi parte y como antiguo profesional del sector actualmente en paro, habría que hacer un balance y reflexión acerca de uno de los sectores más castigados por la crisis, que ha dejado el sector jodido, pero que muy jodido, hasta tal punto que dentro del gremio existe una verdadera y callada guerra civil encubierta: lo que los partidarios de seguir con el orden legal imperante llaman el “intrusismo profesional”, y que tiene como objetivo su persecución por parte de de las instituciones públicas y el resto de las privadas interesadas, y que busca además denunciar y perjudicar a todo aquel que se le pille trabajar en negro dentro del gremio de la construcción. Inevitablemente la crisis económica ha reventado precios, lo que ha hecho que ajustarse a las excesivas y abusivas normativas encareciera demasiado el servicio al consumidor, en unos momentos como los actuales de extendido pesimismo que no abundan demasiado los capitales particulares para invertir en obras, y mucho menos los bancos están dispuestos a conceder créditos a los consumidores tan fácil y alegremente como en los pasados años del “boom de la construcción”. Aunque por parte oficial se trata de sensibilizar a los consumidores que opten por contratar empresas y profesionales legalmente constituidos, sin fomentar la economía sumergida y asegurar que la ejecución de la obras se hará con las “garantías de seguridad adecuadas y conociendo las responsabilidades delante de posibles incidencias”,….en la práctica la que realmente manda en el mercado del ladrillo es la ley de la oferta y la demanda, y más en épocas de crisis, más que nunca se demandan precios bajos a la hora de hacer obras o reformas de viviendas. Se dice que existe un “instruismo profesional” por parte de albañiles que en realidad no son “intrusos” ni simples maestros de la chapuza, sino que muchísimos de ellos son profesionales de gran talento muy bien preparados por la experiencia y los años de trabajo, pero que no disponen de “carnet profesional”, están muy afectados por la falta de trabajo, y consecuencia de ello tampoco están dispuestos a asumir una serie de normativas que encarecerían mucho el servicio al consumidor y al mismo tiempo le supondría muy poca ganancia.


 Piensese en la gran cantidad de autónomos y sus respectivas cuadrillas que se han quedado sin trabajo, sean albañiles, yeseros, colocadores, pintores, etc…, y encima no tienen ningún derecho a cobrar la prestación por desempleo. Y no digamos otros sectores muy afectados indirectamente, como el gremio de los lampistas-fontaneros, o los carpinteros. Esas cosas tales como cumplir todas las obligaciones tributarias a las distintas administraciones, pagar seguros sociales obligatorios, cumplir normas de seguridad e higiene –que nadie entiende ni se acuerda-, etc… supone unos costes inasumibles, que asustan al consumidor y restan ganancias al profesional que ya está bastante afectado por la crisis económica que se está viviendo por los tiempos que corren y por el paro general de todo el sector, muchos de los cuales están completamente endeudados y encima con distintos clientes que les deben dinero (morosos). Es lógico que tal como están las cosas, para ganarse la vida, una inmensa mayoría de los profesionales del ladrillo elude todo lo que puede y es visible a los ojos de los posibles chivatos, y en la medida que puede trata de hacer los trabajos en negro, porque los tiempos no dan para otras cosas, sobretodo por parte de aquellos que no tienen la ayuda de la prestación o subsidio de paro alguno. Antes con la economía sobrecalentada, se toleraba todo esto de pagar tasas y cumplir normas, porque en el club del ladrillo casi todos tenían trabajo de sobras y se cobraba sin muchos problemas aunque se trabajara poco, pero ahora las cosas han cambiado muy a por peor, y cada uno tiene que buscarse los garbanzos como puede, a precios reventados y matándose a trabajar en unas condiciones de casi esclavitud, o la feroz competencia se queda con el escaso trabajo disponible. La culpa de esos comportamientos “irregulares” por parte de los profesionales de la construcción que solo buscan ganarse la vida, son de los políticos y de las mafias tanto sindicales, como empresariales, como resto de corporativismos que viven de ello (aparejadores, funcionarios de riesgos laborales, cámara de comercio que se mantiene con cuotas obligatorias a autónomos, gestores de los papeleos, etc…), unos personajes que nunca están en las obras trabajando de verdad, que no sudan ni se ensucian de polvo, que no se revientan las espaldas, que no están a todas horas aguantando sol, frío, viento o lluvia, que no arriesgan nada en subirse a un elevado andamio,…y que tan sólo están para mirar y sancionar, y encima vivir de ese chollo legal de costosas normativas que les permite vivir del cuento sin trabajar,…que tanto perjudica al profesional albañil tanto por exprimirle a impuestos como al exigirle una serie de normas entorpecedoras que muchas veces no le sirve en la eficacia de su trabajo, como igualmente perjudica al consumidor pagando unos inútiles sobrecostos que lo encarecen todo y que son también causa de que no se regenere ni se dinamice el sector con lo falto de contratas de obras que está, es decir, hay muchas cosas que no animan al inversor particular en sus reformas de obras, y que en la medida de lo posible opta por el profesional que trabaja en negro, mucho más barato,…pero inevitablemente arriesgado y a expensas de que cualquiera pueda dar el chivatazo ya que es muy fuerte la falta de trabajo en el sector, y todos ven que pueden llegar a ver con mala envidia a todo aquel que tenga trabajo.


Píenseme en todos los que quieren cobrar su tajada de pastel en las obras en forma de tasas diversas: Generalitat, ayuntamientos, cámara de comercio, los de “riesgos laborales”, los seguros obligatorios, los técnicos (arquitectos y aparejadores), los gestores de los distintos papeleos, etc……..todos representan unos sobrecostes improductivos, que si sólo se descontara básicamente lo realmente productivo y precio justo de la mano de obra del albañil, el material, la luz y el agua, y elaborar el plano, la diferencia de precio puede ser considerable,…..y naturalmente todos esos que hasta ahora han vivido de las inútiles tasas y normativas son los más interesados en perseguir la economía sumergida, eso que llama “trabajo en negro”, y que encima a los albañiles les resulta más cómodo y eficaz trabajando haciendo uso del sentido común, y no de absurdas normativas (que los otros dicen que es por “seguridad”), cuando en la práctica la inmensa mayoría de los accidentados en la construcción son inmigrantes de países donde se trabaja de cualquier manera sin ir con cuidado. Y no digamos por otra banda, otra parte también muy perjudicada puede también dar el chivatazo a ese supuesto “instruísmo que trabaja en negro”, los otros miles de albañiles en paro, víctimas del pinchazo financiero-inmobiliario, que ven con mala envidia que otros trabajen y que uno mismo tenga que estar involuntariamente en paro.

 

Para ir bien, todo tendría que cambiar: suprimir las tasas tributarias, así como las excesivas normativas, y sustituirlas por un marco de libre competencia donde se aplique el sentido común, sin que tasas ni normativas tengan que ser impedimentos que causan muchos problemas y lo encarecen todo de un modo exagerado. De esta manera la confianza volvería al sector y los consumidores invertirían más en el ladrillo, reformando sus viviendas, o construyendo la vivienda para los hijos. No se puede seguir siendo tan hipócritas llenándose la boca de palabras como “seguridad”, “garantías legales”, “cumple la norma ISO de calidad”, etc…, y de todos modos siempre es mejor el coste de perder 2 vidas en un accidente de la construcción (que en muchos casos es por no ir expresamente con cuidado), que no dejar 20.000 ó 200.000 albañiles sin trabajo por culpa de esas normativas y todas esas tasas abusivas. Es el propio libre mercado quien recompensa la calidad y la excelencia, y el que margina y aparta a los malos profesionales, con lo cual no nos hacen falta ni tributos ni normativas, sino simplemente sentido común y empresas que mejoren por el sano ejercicio de la competitividad.

 

Y para complicar más la cosa, con el falso propósito de la Administración de estimular el trabajo en el ramo de la construcción, recientemente hace cosa de año y medio o dos, ha salido una nueva ley que mediante una inspección técnica por parte de algún aparejador o arquitecto obliga a hacer un mantenimiento preventivo para las viviendas plurifamiliares de más de 45 años (una revisión obligatoria para obtener un certificado de aptitud que garantice el buen estado). Una medida absurda porque ese tipo de edificios suelen ser los que los habitan las rentas más bajas, y no pueden pagarse los costes de pagar a albañiles y técnicos aparejadores para que valoren e insinúen la obra o reforma obligatoria que habría que hacer, así como de los impuestos que de ello han de derivar. Y aquí se va contra la ley de la oferta y la demanda, en la que son los mismos particulares los que se han de preocupar de buen estado o reformas de sus propios edificios, según les permitan sus propios medios económicos, que por otra parte, como ya llevamos varios años con el seguro obligatorio de las viviendas impuesto por las comunidades autónomas, cualquier incidencia ya debería de estar cubiertas por dicho seguro, y no tener que crear más costosas obligaciones burocráticas que cada vez lo encarecen todo. Todos sabemos que el de albañil está considerado como el más español de todos los oficios, aunque sea el más duro y explotado, y que en los últimos años del anterior Jefe del Estado Francisco Francisco Franco, que incluso tenía un “ministerio de la vivienda”, apenas casi no existían ni tasas ni normativas que recayeran sobre la actividad constructiva, y que cualquier particular se podía llegar a pagar su hipoteca en un promedio de unos 10 años, una época en la que aunque se ganaba poco, se podía comprar mucho porque todo era baratísimo, y no lo encarecían ni tasas ni normativas como las que tenemos en la actualidad, a pesar de no tener las ventajas tecnológicas ni la maquinaria que se dispone de hoy en día y que teóricamente con ello debería de haber bajado mucho los costes de edificar, pero no ha sido así, por culpa de todos esos males que todos sobradamente conocemos y que no son otra cosa que las distintas tasas tributarias y las distintas normativas que obligan.


Piensese que antaño un peón, si tenía destreza podía manejar una grúa; hoy en día tienes que tener un carnet de gruísta, que te exige un curso de unas 200 horas. Antes cualquier peón podía llevar un toro-elevador, hoy te exigen el carnet de torero que supone un curso de 40 horas como mínimo, y con ello aprobar para sacarte el carnet. Antes, cualquiera podía manejar una retroexcavadora para cavar una zanja, hoy en día te exigen un carnet de operador de retro, que supone aprobar un curso de 130 horas, etc…, etc…., y un largo etcétera diverso con el cual el currante de la construcción, que suele trabajar un mínimo de 10 agotadoras horas diarias, y al regreso a casa cansado tiene una familia que llevar, ¿adónde va a sacar el tiempo para esos cursillos de tantas horas con los que sacarse el determinado carnet, si estas máquinas cualquiera con un mínimo de destreza está preparado para llevarlas?. Es como cualquiera puede llevar un coche, pero ahora te obligan a un carnet que casi te exige ser mecánico para poder llevar coche, todo un absurdo. Las grúas las montan, desmontan y las reparan los técnicos en grúas, pero el manejo de la grúa lo puede hacer cualquier peón, del mismo modo que un coche lo lleva cualquiera, pero repararlo suele hacerlo un mecánico. Eso es tan sólo uno de los muchos absurdos que encarecen y entorpecen todo en el ramo del ladrillo, y por eso, más que no mejorar las cosas, en realidad han empeorado siendo todo más caro y con un resultado final más chapucero como todos sabemos, porque esas cosas no fomentan la competitividad y la eficacia, sino la picaresca y la chapuza. Y por si aún parece poco, desde este presente año 2012 a todo albañil se le exige un “carnet de albañil”, o no puede ejercer, cuando en realidad existen miles de mejores albañiles con toda clase de talentos, creatividad y capacidad, que no tienen carnet alguno y que son los mejores de su oficio, siendo esto una auténtica burla hacia todos estos grandes profesionales que lo son por méritos propios, y no por lo que diga un simple carnet que en la práctica no prueba nada. Así están las cosas, lamentablemente.

 

De seguir así, creo que el futuro de los profesionales del ladrillo pinta negro. Basta ver que desde el inicio de la crisis a principios del año 2008, los salarios han caído a más de la mitad, y el mileurismo pronto empezará a convertirse en un sueño. A este paso vamos camino a un sistema de impuestos muy altos, muchas normativas que entorpecerán todo y restarán toda clase de eficacia porque no fomentan la competitividad, y de salarios muy bajos en un mercado como el actual donde escasea mucho el dinero y los bancos ponen todo tipo de trabas a conceder préstamos. Me atrevo a decir que a marchas forzadas vamos hacia el quinientoseurismo, y esa crisis en el ramo de la construcción puede durar por lo menos un par de décadas, igual como ha ocurrido en Japón cuando la burbuja inmobiliaria estalló a medianos de los años ochenta y todavía perdura. Claro que la reconversión y la alternativa posible en el gremio son la cartera de diversos remiendos. Pero quien quiera ganar dinero en el sector, se tendrá que arriesgar en la medida de lo posible, y eso significa trabajar en negro, y burlar tasas y normativas, con lo cual, si los políticos no lo remedian haciendo que volvamos más o menos como estábamos en la época de Franco, vamos camino a marchas forzadas de convertirnos en una economía de subsistencia donde lógicamente imperará el libre mercado y sus leyes de oferta y demanda, es decir la mejor calidad al mejor precio, sin preguntar demasiado si tributas a hacienda o al ayuntamiento o si cumples determinada norma. Esa es la pura y cruda realidad en el mundo del ladrillo, y el que fue el más noble y español de los oficios, el albañil, acabará siendo el último de los oficios, un oficio tan duro, sacrificado y sobreexplotado, que al final el país terminará por necesitar a los chapuceros de otros países, pero eso sí: quitando tasas y normativas, porque si sigue sí, el albañil es una clara especie en peligro de extinción.

 

lunes, 13 de junio de 2011

GRUPOS ELECTRÓGENOS



Son equipos constituidos por un motor y un alternador para producir la energía eléctrica necesaria en una obra, cuando esta no se puede obtener a través de la red eléctrica. Generalmente se alimenta de gas-oil y su potencia de trabajo se aplica a un alternador que genera energía eléctrica capaz de satisfacer todas las necesidades eléctricas de una obra.


En otras palabras, los grupos electrógenos son de gran utilidad en las obras que por su ubicación no disponen de corriente eléctrica, o para tenerlo como reserva alternativa en el supuesto caso de que corten la luz, y así impedir que se paralice la obra.


Los hay de todos los tamaños y precios, y los más reducidos con frecuencia son robados en las obras, por ser máquina generadora de electricidad, algo muy práctico para cualquier necesidad que precise electricidad.

MAQUINAS COMPRENSORAS




Con frecuencia en los trabajos de las obras se presenta la necesidad de perforar, demoler, o hacer agujeros de una dureza superior al corte de las herramientas manuales como son: rocas, hormigón, ladrillos, suelos pavimentados, etc...

Al principio habían martillos neumáticos accionados por aire comprimido a través de una máquina comprensor que normalmente funcionaba con gasoil.


Hoy los hay eléctricos a medida, algunos de los cuales son baratos de precio, que han ido bajando en los últimos años, y aparte de martillo comprensor, sirven también para taladro, cambiando un sentido de marcha que tiene incorporado, aparte que se puede cambiarle la broca, el cincel o el punzón, que están hechos de un metal muy templado para suportar la dureza de los golpes.

Algunos de estos de importación, se pueden adquirir a partir de unos 50 euros, y son de gran utilidad para picar o abrir agujeros que antes se tenía que hacer a mano o con la pesada antigua máquina comprensor de tubo de goma que expelía el aire comprimido, muy ruidosa y humeante en el quemado del gasoil.


Claro que después de mucho rato de su uso presenta el inconveniente de que su constante ruido empieza a ser insoportable, tanto para el operario como para las personas que tiene a su alrededor que lo tienen que ir aguantando mientras duren los trabajos.




Claro que entre lo que pesa el martillo percutor, el ruido que hace, y el tiempo del trabajo, causa importantes molestias en los oídos junto a dolores de cabeza, así como dolores de espalda y de los brazos. Hay que estar fuerte y resistente para esos duros trabajos.

sábado, 4 de junio de 2011

HORMIGONERAS GIGANTES



De ejemplo para la productividad,recomendada para albañiles vagos. La verdad es que nunca había visto una hormigonera tan grande.

sábado, 28 de mayo de 2011

LA MÁQUINA HORMIGONERA




Esta es la máquina más común en la construcción, y me acuerdo que en los años del felipismo, cuando podías optar para cobrar la totalidad del paro en una sola paga única, te exigían un justificante de la compra de útiles y herramientas con las que invertías el dinero del paro para montar tu propia empresa como autónomo. Como mínimo te exigían disponer de máquina hormigonera, y de las grandes. O bien podías optar por escoger un coche industrial que justificara al gobierno que de iba a dar de golpe y porrazo toda la paga del paro, que te moverías por los tajos. Era una de las formas que tenía el presidente Felipe González de crear empleo en el sector de la construcción.





Anteriormente se preparaba el mortero manualmente con una pastera, donde se llenaba de arena, agua y cemento portland, y se removía con la ayuda de una azada, o “zapu” como le llaman algunos albañiles catalanes de Girona. El invento de esa máquina, facilitó un poco más la cosa, aunque los que seguían a la antigua usanza, era debido al elevado precio de la máquina que no compensaba su amortización. Hoy en día puede llegar a costarte más de 3000 euros, de modo que tras su uso, es recomendable dejarla bien limpia si se desea que dure mucho tiempo, incluso años. Por otra parte, el estado y presencia de la máquina dice mucho del peón o del albañil que la usa.



Dicha máquina se colocaba al lado de la obra dónde se volcaba la arena y la grava, y al lado también de un bidón grande lleno de agua, y de los palets con los sacos del cemento Pórtland.
Claro que para la obtención de la mezcla adecuada, y en la calidad adecuada, hay que poner la adecuada cantidad de agua, arena o grava, y el correspondiente cemento, así como los aditivos como pueden ser el líquido hidrófugo, o simplemente el líquido que dará más fluidez a la mezcla e impedirá que se seque demasiado rápido. Dejando aparte de que hay que tener presente que el tiempo que normalmente hay que dejar que la mezcla vaya rodando dentro del tambor de la hormigonera donde dos especie de palas-alas lo remueven, ha de ser unos 10 minutos aproximadamente si se desea que el material salga en la calidad deseada.


 Luego hay que volcarla y vaciarla en una carretilla para echar agua y dejar la máquina limpia, o su pegado del material dificulta la elaboración de nuevas mezclas de mortero o hormigón. Mi recomendación es que la mezcla sea de la siguiente proporción: cuatro partes de arena, por cada parte de cemento Pórtland. Con esto ya es de una calidad suficiente que no precisa ni más ni menos. Cuando más claro el mortero (es decir con más agua, más flojo será el material), cuanto más espeso (poco agua, pero bien mezclado) más duro será cuando se haya secado. Y por otra parte, si no se le añaden líquidos, el material una vez seco será más duro y resistente, aunque sin líquido tiene el inconveniente de que se seca demasiado rápido y complica el trabajo del albañil, obligándole a refrescar nuevamente el mortero echándole un poco más de agua a la mezcla removida. Y naturalmente cada vez que se refresca el mortero, este pierde calidad, por lo que lo recomendable es hacer sólo el mortero necesario y gastarlo rápidamente adonde tenga que ponerse.




Lo malo de ello es que si la dichosa y ruidosa máquina hay que estar usándola a todas horas por el material que se gasta, produce un insoportable ruido que aguantar, que por la noche no sueñas en las ovejitas saltarinas, sino en un infernal ruido de “música máquina”.

LOS MONTACARGAS


El Montacargas es un aparato de elevación que sirve para realizar transporte de material o de personas. Consta de una plataforma que se desliza a través de guías metálicas dispuestas al efecto, y acopladas en vertical. Digamos que es lo más parecido a un ascensor al descubierto. El movimiento se produce por la acción de un cabrestante que actúa por intermedio de un cable de acero y una roldana de retroceso situada en la parte más alta de la carrera. El sistema se equilibra por un contrapeso dispuesto en un extremo de la carrera del cable. Es utilizado en la construcción de edificio a través de aberturas por distintos pisos con los que entra y sale el material, y de alguna forma sustituye en todo aquello para lo que no llega la grúa. Casi todos los modelos disponibles en el mercado cuentan con mecanismos de seguridad que frenan automáticamente en el caso de romperse el cable tractor. Y naturalmente contienen unas normativas sobre seguridad e higiene que deben de cumplirse.



La otra forma que entendemos de montacargas, es una simple herramienta que sirve para la elevación de los materiales desde el lugar donde se instala basado en un sistema de sujeciones y contrapesos, y va equipada con motor eléctrico y una polea en el extremo de la pluma, y es por esta polea por donde se desliza el cable, y se controla a través de una botonera a mano, con los botones de subir, bajar y paro. Es la máquina que ha sustituido la antigua práctica manual de la polea y cuerda colgados en un lugar alto de la obra. Esa sencilla máquina sólo cumple la función de subir y bajar cargas, pero no admite giro ni desplazamiento. Tampoco dispone de sistema de frenado suave, y se para por bloqueo del motor, y por tanto, bruscamente. La simplicidad de esta máquina hace que sea útil para obras de pequeña envergadura y poca altura. Su rendimiento puede llegar a los 500 kilos de carga, aunque depende de lo grande que sea la máquina, y su uso no requiere ninguna especialización, por lo que lo puede usar cualquier albañil o peón.


LAS GRÚAS




Las grúas son uno de los elementos más interesantes y vistosos de los equipos de obras, y cuanto más alto y grande el edificio, más alta y grande la grúa. Están para facilitar los trabajos. Constan de una torre sostenida por un contrapeso lleno de arena, y dicha torre sostiene una pluma por un lado y una contrapluma con un peso por el otro lado, y cuyos movimientos sirven para llevar cargas de un lado para otro. Normalmente en donde está situado el contrapeso, o en algún lado de la pluma suele haber un enorme letrero que hace publicidad de la empresa constructora de la obra, que es más llamativa cuando la grúa se mueve y no puedes evitar el mirarla.




Hoy en día te exigen tener un carnet de gruista, pero en mis tiempos que empecé como peón por allá a finales de los años setenta del siglo pasado, cualquiera podía llevar la grúa, que consistía con manejar una manguera con distintos botones que hacían cada uno de los movimientos, básicamente los de subir o bajar el cable con un gancho que sostenía la carga, de mover adelante o atrás el carro-rail de la pluma, y el de moverse por un lado u otro lo que se entiende por la pluma, aparte del botón de stop que lo paraba todo para el caso de una emergencia inesperada. Esas maniobras de la grúa, también tenían marchas para hacerlas más rápido o más lento, según las necesidades del momento, pues es importante la rapidez y la productividad. Es una cosa que con la práctica y la destreza lo dominabas con mucha facilidad, que incluso habían oficiales de primera, veteranos con mucha experiencia, que se negaban a usar la grúa por las dificultades de manejarla.



Yo usaba la grúa por la facilidad de poner la carga donde exactamente se deseaba que fuera puesta, con algo parecido a aquello de los pistoleros del farst west de “donde pone el ojo pone la bala”; lo mismo con las grúas: donde pongo el ojito, pongo la carga, y ni un centímetro de más o de menos. De modo que cualquiera podía llevar una grúa, pero hoy en día esto ya no se consiente si no es a costa de hacer unos largos e inútiles cursillos de los que nadie se acuerda, una vez obtenido el carnet, de tal modo que incluso los que tienen el carnet de grúista muchas veces son lentos y torpes en el manejo de la grúa, con todo lo que se pierde en productividad y costes por ese mal uso.


 Pero bueno, desde que los políticos lo socializaron todo, se espera que cada cual sea responsable de cada cosa, y si por desgracia la carga cae en el lugar inadecuado, hay que meter a alguien a la cárcel, y por esas razones nos vienen con tanta inútil y exasperante normativa, que es una de las causas de que se hayan encarecido tanto las obras a pesar de la tecnología y las máquinas, cuando antes incluso haciendo las cosas manualmente, todo era más barato; contradictorio, ¿verdad?.




Las grúas pequeñas suelen valer aproximadamente los costes de uno, dos o tres años de un obrero de la construcción, y por eso es buena inversión si la empresa siempre tiene contratas en su cartera. Y las más grandes suelen valer varios millones (de las antiguas pesetas, claro), así como también suelen ser carísimos los recambios y el mantenimiento, por ejemplo cambiar el desgaste de los cables, y el montado o desmontado de la grúa, que suele hacerlo personal especializado, para llevarla a otra obra, o para guardarla en un almacén. Hoy en día, a causa de la terrible crisis que padece la construcción, es frecuente ver almacenes llenos de grúas que no caben entre sí, y que terminan siendo una chatarra oxidada. Un espectáculo lamentable, recuerdo de cómo han terminado los años de la especulación insaciable que construía sin mesura y que ahora ha dejado a la ruina a muchos constructores y compradores exageradamente hipotecados, aparte de a toda una legión de albañiles en el paro.



Naturalmente que no todo son grúas fijas: también las hay de móviles a través de unos vehículos grúas, que para este caso se necesita personal muy especializado. Os adjunto un ejemplo de la grúa más grande del mundo:



ROXU, La grúa mas grande... from Carlos Alonso on Vimeo.

MÁQUINAS DE MOVER TIERRAS




“No empieces la casa por el tejado”, reza el refrán. Lo primero que hay que hacer antes de hacer cualquier edificio no es sólo disponer del capital necesario para financiarlo, sino de condicionar el suelo sobre el que se asentará. Si para preparar esto antiguamente se hacia a pico y pala, así como capazo y empleo de la fuerza bruta, hoy en día tenemos la inestimable ayuda de las máquinas. Era una tarea muy dura, y para eso existía el sistema social de esclavitud en tiempos pretéritos, para que esas tareas ingratas las ejercieran los elementos más excluidos del orden social imperante. El invento de la máquina fue un gran paso para la liberación del hombre, mejorando su calidad de vida, y ese caso se ha dado visto en, por ejemplo, la construcción.




Esas máquinas cuestan mucho dinero, pero ahorran el trabajo manual de muchas personas, de modo que las constructoras cuando tienen trabajos, tanto de obra pública como de obra civil, también suelen ganar muchísimo dinero con esas máquinas. Pero precisan un constante mantenimiento, de modo que cada empresa constructora de importancia suele tener su propio equipo de mecánicos de mantenimiento de esas máquinas. Incluso también es frecuente encontrarse con autónomos que se ofrecen para hacer trabajos con esas máquinas, poseyendo, por ejemplo, una máquina retro-excavadora que generalmente su precio suele rondar alrededor de los 100.000 euros, y se debe de amortizar el en mínimo de tiempo posible. En los tiempos del boom de la construcción, algunos autónomos con máquinas propias solían ganar buen dinero con los encargos –que nunca faltaban-, pero ahora con la crisis no sólo están arruinados, sino que no consiguen ni vender la máquina, que termina por oxidarse.
Esas máquinas hacen cuatro cosas básicas:

1.- mover tierras para darle la forma deseada.

2.- excavar los sitios donde se tenga que extraer la tierra (desmonte de tierra).

3.- rellenar terrenos vacíos (terraplenes), i compactar el terreno para que tenga un buen asentamiento.

Curiosamente la misma tarea que se hace cuando se construyen carreteras, autopistas o vías férreas, y de las que las grandes empresas que se dedican a esto sacan pingues beneficios, ya que el principal cliente suelen ser las instituciones públicas, y lo que, por ejemplo, tiene un presupuesto de 5 millones de euros, y la ejecución material del trabajo termina costando 2 millones de euros, por ejemplo, entonces quedan 3 millones de euros de ganancia, razón por la cual se entiende que puedan comprarse sobradamente esa maquinaria tan costosa, mantener peones que apenas dan golpe porque casi todo lo hacen las máquinas, y el resto del dinero va para comisiones para políticos y cómplices funcionarios en los puestos clave de decisión, y guardados en paraísos fiscales. Y no os impresionéis por ver máquinas que parecen tan complicadas: se aprenden a usar con la misma facilidad que se aprende a usar cualquier coche. Lo malo es que hoy en día te exigen cierto carnet especial para estar autorizado a llevar cualquiera de esas grandes máquinas.




Podemos hablar de máquinas tales como el bulldozer, la retroexcavadora, la cargadora, el camión con volquete, la motoniveladora, la compactadota,, etc…, una gran variedad de maquinaria conforme al uso que se haga, que tienen en común un motor tractor cubierto con chasis y con un sistema de instalaciones hidráulicas, que hacen los determinados movimientos según su uso, y naturalmente se sostiene con ruedas propias del conocido tractor de campo, o incluso sobre orugas que recuerdan las de cualquier tanque del ejército armado. Esas máquinas suelen ser de una gran potencia, debido a la dureza del trabajo y a los grandes esfuerzos que se le exigen, de modo que no es raro ver máquinas que alcanzan los 500 C.V. o más, de modo que una máquina de esas puede llegar tener la fuerza de unos 50 coches juntos, por citar un ejemplo. O por poner un ejemplo comparativo: el famoso coche del currante tan conocido por todos los albañiles: el SEAT 600, es una máquina que tenía tan sólo 6 C.V., para que os hagáis la idea de la fuerza y potencia de esas máquinas.




De modo que después de hacer el replanteo del terreno y estudiar los planos, se hacen las siguientes operaciones coordinadas entre un jefe de obra y los operarios de cada una de las máquinas:

1.- Preparación del terreno.

2.- Excavación y carga

 3.- transporte de las extracciones

 4.- nivelación o condicionamiento del terreno

 5.- Compactación si precisa del caso.

Terminado ese primer paso, el siguiente ya será el relleno de los cimientos y dar forma a la edificación propiamente dicha, que precisará otro tipo de maquinaria, tales como por ejemplo los camiones-cubas que transportan el hormigón, o las grúas para auxiliar y distribuir las cargas y los materiales en cada lugar de la obra y en cada momento y circunstancias. Pero esto ya merece otro capítulo.




Os dejo con una divertida muestra de acrobacia de uno que si puede decirse que es un maquinista que domina todo la retro:


EMBED-Skills With A 15 Ton Front Loader - Watch more free videos


Veamos también la forma que tienen los tailandeses de descargas sus máquinas de los camiones:






He aquí una pequeña máquina que se carga por sí misma al camión, sin necesidad de grúas ni nada:




Y hasta hay máquinas que las podéis convertir en una atracción de feria para los más peques:


Os inserto también una máquina de frecuente aplicación en las obras: una Manitú: