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jueves, 20 de junio de 2013

TRABAJOS DE ALBAÑIL POR LAS CALLES: LOS BORDILLOS, PANOTS, ACERAS Y OTROS



Los bordillos pueden ser de varios tipos. El que se utiliza en la obra civil, por lo común mide como un metro de largo y tiene 15 cms. de ancho y 25 cms. de alto. Los bordillos con la parte que ha de quedar vista, suelen tener una pequeña pendiente, o mejor dicho que carecen de canto vivo para facilitar la salida del agua en casos de lluvia. Hay bordillos grandes para calles, y más pequeños para utilidades de jardinería.

 

La colocación de bordillos se hace sobre un terreno drenado y compactado, y clavando un par de varillas en los extremos, tensando un hilo a unos 7 cms. más alto para dejar margen para la base del hormigón o mortero, y se ponen como si se colocara un ladrillo o un borde, con la excepción de que pesan mucho y se necesitan dos personas para colocarlo, y a veces con cierta herramienta especial de coger bordillos entre dos. 
Con el suficiente hormigón que se llena con carretilla de hormigón elaborado a máquina, o con la que trae una cuba, al remover el bordillo, tiene que bajar dos o tres centímetros y siguiendo el hilo, que se golpea con una maceta, con una madera encima que recibe los golpes y no lastimar el bordillo. Y se les deja una junta de aproximadamente un centímetro que se llenarán con mortero y luego se limpiará, tal como si fuera una obra vista.

 

Hará falta el uso del radial para trocear los bordillos, sobretodo allí donde no pasan enteros, o se termina en curva para una intersección de calles.

 

Ya en el lado visto de los bordillos se pondrán unos tablones formando un encofrado a unos 14 cms. más bajo, y de unos 40 cms para hacer de relleno en forma de franja de hormigón y formar una calzada algo inclinado de unos 2 cms de hondo en dirección al lado del bordillo que formará como canal para llevar las aguas, y también de referencia a la hora del asfaltado de la calle, teniendo presente que al lado también tenemos que poner los embornales para la recogida de agua de la calle que ha de llevar a la red pública de evacuación de aguas pluviales o directamente a la cloaca, según cómo esté la red de cada sitio.

 

Ya con el bordillo ya hecho y colocado, se puede pensar en poner la capa de hormigón de lo que será la acera para poner los panots, adoquines o cualquier otro material que formará la acera final.  El hundimiento con respecto al bordillo, se recomienda de unos 10-12 cms, y en algunos casos poniendo mallazo, para dar suficiente margen entre la capa de mortero y los panots, que por ejemplo, se van a poner para formar las aceras.


 Pero antes de esto, si es que pasa, se tiene que tener presente los tubos públicos que han de pasar, por ejemplo los que llevan la luz a las farolas, así como los anclajes clavados en el hormigón de lo que en otro momento será el sitio donde quedará la farola.

 


Luego ya en la parte del medio de la calle, poniendo hilos de un lado a otro de la calle, encima de los bordillos nos guiará sobre si hay que añadir material o rebajar las “montañas” que hay formadas sobre el terreno. Para luego pasarle la máquina compactadora y a continuación su asfaltado, o bien hormigonado, que en caso de ser hormigonado se tendrá que reglesar bien, rociándolo con agua una vez esté casi fraguado para evitar el secado rápido y las grietas que conllevarían. O bien añadir la arena con los adoquines encima para formar la calle, según cómo estuviera planificado que debía de ser. 



LA CONSTRUCCIÓN DE ARCOS



Existen variedades de construcción de arcos, así como cada uno con su estilo arquitectónico, y la formación de cada tipo de arco se basa en unos fundamentos de dibujos geométricos, como podréis ver en la ilustración aquí arriba insertada.

 

Esos arcos, no sólo proporcionan estética, sino que además reparten las fuerzas de carga superiores, desplazándolas por los lados, dejando el hueco de la parte de abajo, fueran entradas o ventanas. Podemos ver por ejemplo, que la construcción de puentes de piedra, se basa en el principio de los arcos.

 

El tipo más conocido y más fácil de realizar, es el llamado “arco de medio punto”, basado en media circunferencia. Para realizar un arco, nos hará falta una cimbra de madera con la que soportar el material, fuera piedra o ladrillos a sardinel tangentado, hasta que al colocar la última pieza logra hacer el cierre del arco. Esa cimbra se puede soportar con tablones, maderas o puntales.

 

Ya al poco de terminar de dar la vuelta al arco ya formado y cuando ya  ha fraguado un poco, se recomienda ya quitar esa cimbra-plantilla, para que el arco por su propio peso acabe por ajustarse por sí mismo, cosa que se aprovechará para limpiar las juntas y las partes que tocaban asentadas con la cimbra.

 

A falta de la costosa cimbra (es muy cara de realizar por parte de carpinteros, especialmente si es un arco muy grande, y a veces ya ni se vuelve a reutilizar), se puede realizar con los materiales que se tengan a mano, por ejemplo, formar pilas de ladrillos, hasta que en la parte superior se le pone una flexible fullola de madera, que se puede brincar formando la curva del arco, y reforzándola con algo de yeso por debajo de los soportantes.

 


Para la construcción, hay que buscar el centro del arco, marcar el repartido de los ladrillos o piedras, para que encajen bien enteras, y con un hilo largo, aprovechar de guía para ver si se coloca las piedras o los ladrillos tangentes al centro del arco, cosa que significa que con ladrillos colocados a sardinel curvado, la junta de abajo será más delgada que la junta del extremo. 




Veamos ese vídeo sobre construcción moderna de arcos de piedra:


APLACADO DE PIEDRAS EN PAREDES




Generalmente las piedras vienen cortadas y con la forma dada desde la fábrica, y el principio se basa en el mismo del alicatado de azulejos. Muchos habréis visto, por ejemplo, que las fachadas de entidades bancarias están aplacadas con piedras, por lo llamativo y decorativo que ello resulta, añadiendo valor y belleza a la fachada.


Si bien, en paredes sin revocar la capa de mortero uniforme, se pueden aplacar las piedras con mortero (que previamente hay que tener bien limpias y mojadas, tanto paredes, como piedras, para evitar que rechupen el agua del mortero y a ese efecto se seque antes y quede peor agarrado. Tanto en la pared, como en la piedra, hay que poner el mortero muy apretado, ya que por ese sistema es muy fácil el desprendimiento, sobretodo si la superficie de tanto la pared como la piedra a aplacar no son bastante bastas.



Y naturalmente, cuando más lisa la superficie, tanto de la pared como de la piedra, más complicado que se produzca un agarre fuerte. Esa capa de mortero entre piedra y pared ha de ser más o menos de entre 2,5 y 1,5 cms, con margen suficiente para que cubran las irregularidades de la pared no revocada con la capa de mortero uniforme. Ese era el sistema de hacerlo antes de que apareciera el pegoland en circulación, como igualmente antes los azulejos también se aplacaban con mortero.


Una vez colocada la piedra, se acopla bien a plomo y nivelado, a fuerza de dar golpes con una maceta de goma, y con el suficiente tiempo, ya que cuando el mortero empieza a fraguar es complicado que se mueva, o por lo menos se corre el riesgo de que se despegue, por la cual cosa requiere una cierta rapidez en su colocación.


La otra forma, de mejor colocación y más acorde con los tiempos actuales, consiste en reglesar la pared con unas aristas (arestas, en catalán) maestras a plomo, que después de llenar dicha pared con mortero y haber pasado la regla entre las aristas, forma una superficie uniforme y plana que servirá para aplacar las piedras con pegoland.


Ya entonces se puede añadir pegoland a la pared, extendiéndolo con una llana dentada, y poner unos topes de pegoland bien agarrados a la piedra, para ponerla aplacada a la pared bien anivelada y aplomada (auxiliándose con unos calzes de cuña o palillos), piedra tras piedra, cortando con radial lo que haga falta,  hasta dejar todo acabado y completado, para luego pasar a la fase del rejuntado de las piedras con un cemento de rejuntar para la ocasión, con un pincel que haga penetrar bien adentro la lechada de cemento líquido por la junta, o bien empleando una llana de goma haciendo que el cemento de rejuntar penetre bien a fondo en la junta, para posteriormente limpiarlo con una esponja, trapo o esparto.


Otro tema es que en las piedras se le hagan agujeros con taladro para clavar alambres o hierros que hagan de mayor arrague entre la piedra y el pegoland cogido a la pared, así como ciertas mallas o redes reforzantes, ya que el principal problema de los aplacados es el despegue de las piedras, con todo lo de antiestético y chapucero que representa cada vez que una piedra se despega por acción del deterioro del material y la intemperie. 

Piedras aplacadas en fachada de entidad bancaria
Veamos un par de vídeos del You Tube del albañil retirado Ramón Guarda Parera, sobre aplacado de paredes:

 

RESTAURACIÓN DE PAREDES RÚSTICAS


De las antiguas, hay que refundir las juntas golpeando y rascando con una piqueta, o con cincel y maceta, hasta que queden lo bastante hondas y limpias para darle la capa de mortero de rejuntar. Después del repicado, sería buena idea limpiar al máximo las juntas de polvillo y demás restos con agua a presión con una máquina tipo katcher. Eso aparte de limpiar, aprovechará para dejar las juntas mojadas y húmedas, prestas a recibir el mortero con el que rejuntarlas.



Ese mortero de rejuntar estará en función del color que quiera darse, ya que existen cementos de determinados colores, que se mezclan con arena y cal, para formar la masa del rejuntado, que una vez casi seco, se rasca con un paletín de lados curvos, y se limpia con una esponja las manchas de mortero de la piedra, para posteriormente rascarlos con unos cepillos de alambre, tanto la piedra, como el mortero ya más fraguado, haciendo que resalten las juntas junto con unas piedras limpias.

 


Misma operación hay que seguir cuando se hace una pared de piedra para una mampostería rústica. 




miércoles, 19 de junio de 2013

LA CONSTRUCCIÓN DE CHIMENEAS



La chimenea es una de las partes más bonitas de una vivienda y lugar de reunión familiar especialmente cuando hace mucho frío y sienta bien estar cerca de un fuego para calentarse. Se ha construido desde todas las épocas, y se ha procurado hacer con material blando que no hiciera demasiada dilatación por efecto del calor de la combustión cuando queman los leños.

 

Hoy en día con la fabricación de ladrillos y morteros refractarios, se suele utilizar ese material, que resiste muy bien el calor, y además no lo transmite, con lo cual se puede hacer una chimenea a gusto utilizando esos materiales,  con lo cual para la parte de arriba deberá de estar formado por un tubo o cuadro que lleva el humo al exterior. Ese mortero refractario y esos ladrillos, son materiales muy difíciles de trabajar y que llevan mucho tiempo, tanto en ponerlos, como para estar pendientes de su limpieza, y esto hay que tenerlo presente, ya que por muy pequeña que sea una chimenea de hogar, puede llevar días en construirla, por lo cual existen unas chimeneas prefabricadas de las cuales sólo se trata de el albañil trate de unir y forrar las distintas piezas como si fuera un puzzle no demasiado complicado.

 

En la parte superior hay una cámara de humo, con un tiro que se mueve y que es como una tapa de se abre o se cierra mas, facilitando más o menos la entrada y salida de aire que se precisa para la combustión a la hora de quemar leña.

 

La salida de humos puede ser de ladrillo cerámico o simples bloques cerámicos o de cualquier otro material, del cual se aconseja que se haga siempre con yeso ya que soportan mejor muchísimo el calor de los humos en relación con los cementos. , sea en forma de cuadro o redondo, ya que en el exterior del tejado no se aconseja el yeso, gran enemigo de la humedad.

 

Ya cuando ese material de la salida de humos de la chimenea es de obra, es más difícil la limpieza del hollín, y además corre mayor peligro de rotura, con lo que hoy en día se aconseja que el interior de todo este saliente de los humos sea un cuadro de plancha metálica, revestido con obra, del cual también se aconseja dejar un margen para material aislante que puede ser fibra de vidrio, lana de vidrio, o grunos de perlita.

 


Y naturalmente para el acabado final del saliente por el tejado, se aconseja un buen acabado de sombrero de chimenea, que precisará de la mano artesana del albañil, aunque hoy en día existen muchos sombreros prefabricados de chimeneas para dar mayor rapidez al término de la obra. 


LA COLOCACIÓN DE PLATOS DE DUCHA Y BAÑERAS



Hay que tener presente un par de cosas: debajo del desagüe va un tubo en forma de sifón que empalma con otro que va directamente hacia la red de evacuación, con lo cual ese tubo tendrá que tener margen y no verse afectado. La otra cosa es decidir a qué altura se quiere tener la bañera, para que no sea dificultoso meterse en ella.

 

Una vez decididas las medidas, se hacen unas arestas (maestras) aniveladas en ambos lados de las paredes con cemento, o bien en la forma de unos tabiques que se levantan a los lados y que sostendrán la bañera. Una vez aparedados el tubo sifón con el desagüe de la bañera y los demás complementos (tarea que habitualmente suele hacer en fontanero o lampista), se procede a solidificar la parte de debajo de la bañera, para que quede sólido y no de una sensación de hueco al pisar o golpear. Puede ser un relleno de mortero, o bien un relleno de arena bien apisonada, ya levantando las paredes que harán el cierre de la bañera, dejando margen suficiente para que se puedan alicatar con azulejos. Ya los bordes se han de pintar con una solución anti-humedad o bien poner silicona, para evitar que se infiltre la humedad con el uso de la bañera. Ya después de esto es cuestión de colocar los azulejos que quedan alrededor de la bañera, rejuntarlo y dejarlo acabado.

 


Esa misma operación vale para los platos de ducha, que se acostumbran a poner en los espacios más reducidos donde aparentemente no caben las bañeras. 

martes, 18 de junio de 2013

TRABAJOS BÁSICOS DE HACER LA ESTRUCTURA. ENCOFRADORES Y FERRALLAS



Una vez ya hechos los cimientos, el siguiente paso es hacer el pavimento de la primera planta (si es que ya deseamos hacer el pavimento), que en este caso, después de poner las redes de evacuación y demás canalizaciones que han de ir a la cloaca), tratando de dejar el suelo bien comprimido y compactado, poniéndole incluso una capa de tela geotextil aislante, o plástico, para evitar que se filtren las humedades del suelo, y encima poniendo un mallazo para hacer el relleno del pavimento, tras su correspondiente encofrado, dejando las salientes de los hierros de las zapatas donde las hayan para posteriormente hacer los pilares.

 

Esa estructura armada de hormigón, será básicamente el “esqueleto del edificio”, que básicamente sostendrá todo lo demás que se le añadirá.

 

Los pilares con los moldes de plancha son las primeras cosas que hay que hacer y levantar, poniendo sostenedores a los lados que pueden ser tablones o puntales, y cuñas en la base, hasta que los pilares den una perfecta forma aplomada. Y luego esos pilares armados de hierro por dentro, tratar de vibrarlos en la medida que se va llenando. 


Y luego cuando ya están secos y se pueden desencofrar, hay que pasar a la fase de los encofrados para el forjado de la planta que ha de venir a continuación, y con las cuales hay que poner tablones a medida, para añadir encima tableros a marcar y encofrar, y auxiliándose de puntales puestos al nivel pretendido, que se deja marcados en distintos lugares de referencia para tomar las medidas.


 



Los encofradores, si no son los veteranos albañiles de la misma empresa de contrucción, a veces suele ser una empresa de subcontratados especializada en hacer los encofrados que saben cómo colocar los puntales, los soportes, los tablones, etc... Vienen a ser como una especie de carpinteros que tienen que hacer cada molde a medida para su posterior rellenado de hierro y de hormigón. Y luego están los ferrallistas que son los que colocan las armaduras y las varillas de hierro por todas partes, de acuerdo con lo indicado por los planos y la dirección facultativa.


Claro que muchas veces cuando ves los planos, es inevitable pensar: "es que hay más hierro de la cuenta", pero esto es la trampa que utiliza la dirección facultativa para que la estructura o forjado les salga tres, cuatro y hasta 5 veces más fuerte y resistente de lo necesario, y de este modo sale una construcción tan sólida, que será difícil pedirles responsabilidades si algún vez algún forjado se cae, aunque yo he conocido de albañiles que incluso se les calló la cornisa, por no poner los hierros donde hacia falta.


 A veces encofradores, ferrallistas, y los albañiles, no van de la mano, por ser empresas diferentes en la propia obra: unos se quejan de que los hierros de los ferrallistas (armaduras) no están a punto, otros que las maderas no acaban de formar los moldeos de encofrado, y los terceros que ya lo necesitan todo a punto para repartir las viguetas y entremedio las bovedillas, cosa que pone nervioso a más de uno, cuando hay que cumplir plazos de entrega, y entonces puede darse el caso de que algún encargado monte un cabreo tal, que al llegar la cuba de hormigón en la fecha y hora señalada, se llena el encofrado de hormigón, pero a veces con la mitad de los hierros, que tampoco hay para tanto, porque el hormigón una vez seco, queda duro como una roca, salvo que los hierros son en la estructura como algo perecido a nosotros los huesos que nos sostienen.


Una vez seco el hormigón, es imposible ver el hierro que hay, salvo que se dispusiera como una especie de rayos X que permitieran ver los hierros del interior de las estructuras y forjados, igual como vemos los huesos cuando nos rompemos alguno por algún accidente. 

Y sigo: esos encofrados se pueden mirar la rectitud y el nivel poniendo un hilo bien tensado de una parte a la otra. Los operarios que estén debajo, en este caso se les recomienda el uso del casco protector, por los peligros de que pueda caer cualquier objeto.

 

Cuando ya está preparado, se puede cerrar el perímetro y empezar a marcar encima del encofrado para hacer vigas “in situ” (“en el mismo sitio”), con la puesta de las armaduras. También se pueden colocar encima las vigas o viguetas prefabricadas, así como las bovedillas, los hierros negativos que indiquen los planos, y finalmente los mallazos, todos esos hierros atados con alambre (alambre doble, según los casos). Aquí os dejo un vídeo con una muestra de encofrado de escaleras:

 


Y entonces ya podemos llamar un camión cuba (previo cálculo de la cantidad de hormigón que va a ser necesaria) que en este caso quizás sea necesario que traiga alguna bomba-manguera para distribuir el hormigón, o bien utilizando la grúa puesta en obra, con el llenado de un cubilete que se acerca a la salida de la cuba del camión que lleva el hormigón, y repartiéndola por donde haga falta.

Claro que cuando se trabaja en el llenado de un forjado, hay que evitar pisar al máximo las bovedillas, que pueden romperse, y bajo esas circunstancias resulta bastante engorroso cambiarla por otra bovedilla. Se debe de pisar entre dos bovedillas, donde pasa la viga o vigueta, y nunca directamente encima de la bovedilla, si ello es posible


 O bien empleando la propia hormigonera de la obra, e ir llenando paso a paso, con el repartir del hormigón anivelado, y pasando los vibradores, especialmente por aquellas partes donde hay armado y demás hierros y que es muy importante que el hormigón quede bien compactado, sin olvidar pasarlo también por encima de las viguetas para que la consistencia del hormigón quede más buena..

 


Y ya de un día para otro, podemos repetir la operación de seguir con los encofrados para ir ya por una segunda planta, cuando la de abajo ya se sostiene por los puntales el tiempo necesario para el fraguado y endurecimiento del hormigón, que es más o menos el tiempo de un mes, que ya se podrá volver a desencofrar, limpiando tablones, tableros, maderas y puntales.  



En el caso de la construcción de pisos, como todavía necesitan días para desencofrar, y ya se desea levantar la siguiente planta, hay que empezar por trasladar arriba el marcado de los lugares que han de continuar los pilares, ya que esos (los pilares) son siempre lo que necesitamos tener secos y levantados para poder volver a encofrar de nuevo y hacer la repetición de lo anterior.


 Se comprueba la situación de las medidas de los pilares de abajo, para trasladarlos en el pavimento de arriba y empezar a marcarlos con el tiralíneas, y a continuación volver a levantar los pilares con planchas metálicas untidas de nuevo con gasoil o aceite que impida el pegado del hormigón. 


Claro que al hacer la última planta, la de la cubierta, es un poco más complicada, ya que tiene que volar según indicaciones de los planos, y entonces la puntales se tendrán que poner inclinados, pero con cuñas puestas que compensen la inclinación. Claro que una vez puesta la madera encofradora, se puede poner un motivo de espuma de poliesteno que dará moldeo a la cornisa, haciéndola más bella, una vez desencofrada, sin que se pegue esa especie de plantilla de la que se aconseja añadir líquido desencofrante para evitar que se quede pegado al  hormigón.


Se de muchos albañiles, especialmente los encofradores y ferrallas, que debido a la dureza del oficio, cuando viene el calor, y como se suda mucho, se quitan completamente la ropa, trabajando con pantalones cortitos y con el resto del cuerpo desnudo, excepto lo de cubrirse las partes (los ya mencionados pantalones cortitos), y los zapatos de suela de hierro (que al ser de hierros, los pies han de sudar y soportar una calor espantosa del suelo muy calentado). Y aunque acaban por acostumbrarse, todos se pasan esas 10 horas como tomando el sol, mientras ponen maderas, puntales, armaduras, bovedillas, etc...


 Los novatos, como no están acostumbrados, llegan a salirles ampollas en la piel, y a los dos días, incluso la piel forma una tiras, como la misma piel de una serpiente cayéndosele a trizas. Y por la noche con dificultades para dormir, y aún tienen suerte si alguna compañera le calma la piel con alguna toalla mojada en agua fría. Yo soy de la generación que pasó por eso, y el cuerpo, como todo, se adapta. Aparte son muchos los que todavía no estamos enterados de que la ley prohibe trabajar al aire libre con el cuerpo descubierto,...pero ¿cómo le dices a un encofrador, ferralla, o albañil que está colocando las tejas, y sudando a mares, que no se quite la camiseta?. Necesita quitársela, porque por un lado siente menos calor, y por el otro porque así se le evapora los sudores provocado por la calor, y por la cantidad de botellas de agua que se consumen por la obra en los días más calurosos del verano.


 Claro que con el tapa rabos y un sombrero de tela (que se moja con agua de vez en cuando), y nunca el casco que con la calor provoca terribles dolores de cabeza, es condición más que suficiente para trabajar cómodo dentro de lo extremo y duro de aguantar el sol y la calor. 


 Hay que cubrirse bien, para prevenirse del cáncer de piel, de los golpes de calor (yo he sufrido dos en toda mi vida de albañil, y con temperaturas por encima de los 40º, que provocan fiebre y un estado de mucha debilidad en el que tardas unos días en recuperarte). Por lo menos, al parecer, ahora en Andalucía la legislación consiente a los albañiles no trabajar, o acaso sea trabajar tan sólo media jornada, en las semanas más calurosas del verano.