martes, 30 de octubre de 2012

RADIOGRAFIA DEL ALBAÑIL


Es el que siempre ha estado en el último eslabón de la gran cadena de lo que supone hacer una construcción, tanto desde una modesta casita, hasta un largo rascacielos de cientos de metros. Siempre ha sido el menos valorado en todos los sectores, el más sacrificado en todos los sentidos, e incluso hasta a veces el más humillado. Ha sido ignorado por el resto de la sociedad compuesta por servicios y empleados de bata y corbata, y se le ha tenido siempre por oficio desgraciado.


Ha tenido que soportar los trabajos más duros, más arriesgados, peligrosos y de mayor esfuerzo tanto físico como mental, soportando inclemencias del tiempo (frío, calor, lluvia, viento, nevadas,..), improvisando lo que los facultativos ni son capaces de dar forma material, etc… Y encima los más mal pagados y explotados. Y por si fuera poco en los últimos tiempos se le ha exigido tener una formación de un nivel que sólo compete a los facultativos universitarios, sólo para que el trabajo de materializar lo ejecuten los albañiles con estúpidas e inútiles normativas, no los facultativos que ni tan siquiera se ensucian, poniéndole el tajo cada día más difícil y desmotivado. Además cada vez ha visto más limitada su libertad de trabajar, obligándole a sacarse absurdos carnets para autorizarle tal o cual tarea.


Claro que durante la época del boom constructivo ese oficio pudo tener cierta dignidad, dada la abundancia de trabajo que entonces había y con ello se podía ganar dinero. Pero ahora las cosas han cambiado a por peor, y no hay trabajo para todos, ni un cuarto de eso. Ese es el albañil, un sacrificado desde siempre, en esta lucha diaria, y ahora además el más maltratado socialmente por la crisis en la que estamos inmersos, del que no se acuerda de socorrer ni el gobierno, ya que no sólo le recorta y le rebaja prestaciones por desempleo, y le deja en la miseria del paro cuando éstas se agotan, sino que además le obliga a jubilarse como mínimo hasta los 67 años, dejándole espalda y articulaciones completamente reventadas de reumas y tendinitis, cuando los funcionarios-obreros de la empresa pública pueden hacerlo con 45 años y con muy buenas pagas de jubilación. Está visto y claro que nunca un presidente del gobierno había trabajado de albañil, y por tanto ignorara totalmente el sufrimiento en el que se hallan sometidos, lo mismo que no podrían entender lo mal pagado para tener que ejecutar tan duras y penosas tareas, con lo que no tendrán ni idea de justicia para con ese colectivo laboral, ya que como dice el viejo proverbio: “El que tiene la barriga llena no se acuerda”. Y por supuesto, los sindicalistas no le representan para nada, pues no mejoran sus condiciones ni sus libertades laborales.



Ha sido el que ha salido más malparado a causa de la locura del pinchazo inmobiliario del que sólo se beneficiaron los especuladores. El que más sufre las consecuencias del paro de todos los sectores. El más español y maltratado de los oficios.


En resumen, es el gran olvidado y marginado totalmente, tanto por el gobierno, como por la sociedad en general. Ese es el albañil del fatídico año 2012, uno de esos que seguramente van a dejar mala memoria.




martes, 23 de octubre de 2012

LA CANCIÓN DEL CURRANTE: “EL EN PARO ESTOY…”


“ En el paro estoy…” (versión canaria del Gangnam Style, compuesta por Rudy & Ruymán), que es el bombazo de la temporada. Muy buen montaje de una canción que es la parodia de la actual España de los Marianos Rajoys, los Pérez Rubalcabas, los Artures Mas, y demás fauna que no hacen absolutamente nada en arreglar el paro, pero si se acuerdan bien de hacer recortes y subir impuestos, como si no supieran hacer otra cosa mejor. Un poco de humor nos convenía, que ya bastante fea está la cosa.

 

sábado, 20 de octubre de 2012

MÁS ÁNALISIS SOBRE EL ESPINOSO TEMA DE LA PREVENCIÓN EN RIESGOS LABORALES


La mejor prevención en riesgos laborales viene determinado por el viejo proverbio de “el miedo conserva la vida”: nadie busca accidentarse ni enfermar. Lo que no busca son normativas que estorban su trabajo, que produce incomodidad, y por tanto que rebajan el rendimiento, y por otro todo cuanto encarece innecesariamente, tanto para la constructora, como para el cliente,....con lo cual es también una de las razones por las cuales la gente no se anima a invertir: es todo demasiado caro con absurdas normativas. Para prevención, cada cual tiene su ángel de la guarda, y si no, que se ponga a rezar: nadie tiene porque ser el guardián de nadie. Las medidas de prevención meten miedo a las empresas, aparte de que lo consideran como un gasto obligatorio innecesario que dispara los costes,…y que de poco sirve porque la gente igualmente trabaja como le da la gana, y luego en caso de desgracias inesperadas, las investigaciones, las sanciones, e incluso las posibles penas de cárceles, no animan a nadie a crear una empresa de construcción, y las que aguantan, es más bien porque tienen que vivir de algo, tienen que comer ellos y sus familiares, y por esas razones tienen que subsistir.


Las normativas no se lo han puesto nada fácil ni a las empresas ni a los emprendedores, ni es nada bueno para el país impedir que la gente pueda trabajar y ganarse la vida, ya que para eso son necesarias empresas y trabajadores con total y plena libertad.  Nos encontramos que ahora se obliga al contratista a redactar el plan de seguridad, que cuesta un buen pastón y no se traduce en nada que se materialice,  y aquí nos confundimos todos. En todo caso la tarea de las inspecciones o de los de prevención no sería tener que imponer sanciones o cuestionar los trabajos, sino simplemente aconsejar y convencer, pero ya no ir más allá, ya que lo entorpece todo, y se pierde en eficacia, tiempo y dinero. Eso tendría que cambiar



La obligatoriedad de asistir a cursos, que desde luego no se fomentan desde las empresas (o por lo menos desde las empresas pequeñas), es otro de los atentados contra la libertad de los trabajadores. Y aparte de que a la hora de explicar los planes y objetivos de obra (dar  conocer el “planning” de los trabajos), que no está nada mal dar las indicaciones de prevención por parte de quien lo desee, no todos están dispuestos a seguir, aparte de que no se puede obligar por la fuerza a los trabajadores a asistir a cursillos (que no son garantía de aprendizaje, pues a los cuatro días se olvida de todo y más con exceso de materias preventivas imposibles de memorizar y mucho menos de recordar), lo malo es que aquí hay una doble pretensión de cargar con responsabilidades a los trabajadores para encontrar a quienes acusar en caso de siniestro. Nadie quiere asumir responsabilidades y ni tiene porque asumir las de los demás, salvo las propias, aparte de que no están lo suficientemente pagados como para asumir responsabilidades de las que lógicamente todos intentarán ver la pelota en el tejado ajeno, eludiendo todo lo posible.



Y eso de que figuren en los convenios colectivos eso de las horas de cursos de prevención, hay que decir que esos convenios han sido redactados y firmados por las “mafias” de cuadros sindicales con complicidad de supuestos cuadros patronales y de demás actores del sector (facultativos, gobierno, etc…), que para nada representan a la inmensa masa de los trabajadores, y que por otra parte con las subvenciones públicas que reciben esos organismos mafiosos, viven de hacer cosas como esas de los cursillos, que naturalmente atentan contra los principios de las libertades individuales al cargar a los albañiles con obligaciones no aceptadas. 



El principio es que no se puede obligar a nadie a nada: cuando un profesional sirve y hace bien el trabajo, adquiere prestigio por sí mismo y no le falta el trabajo; cuando no sirve ni rinde, ya va adquiriendo mala fama por sí mismo y al final es tirado a la calle. Pero no es inteligente ni racional obligar a nadie a seguir cursos o normativas, porque crea una doble “moral” o hipocresía: el papel que hay que interpretar de cara a la galería por el “qué dirán”, y el que en realidad se ejerce de “puertas cerradas para adentro”, en la que cada cual trabaja tal como es y a su gusto. Todos los excesos, obligaciones e imposiciones en las que uno no se encuentra cómodo, al final terminan por burlándose, y de poco sirve que un facultativo o alguien de riesgos laborales busque pelearse y en todo caso enemistarse con los albañiles, que son los que de verdad ejecutan la faena, sobretodo el trabajo manual que es el más duro, aunque también muchas veces el trabajo mental de calcular, idear, inventar,…que se supone que correspondería a los facultativos: en teoria a los albañiles no se les paga por pensar, sino por trabajar, aunque la inmensa mayoría de las veces tengan que estar pensando, y pensando por terceros que cobran muchísimo más, con lo que muchas veces al final resulta que los verdaderos ingenieros son los propios albañiles, y eso de que no tienen años de estudios universitarios.


Claro que esos tipos de riesgos laborales, para sacarse título, han tenido que pasar por un curso de varios meses (algunos de hasta unos pocos años), para que al final hayan tenido que creerse que su paso por las obras es simplemente tocar los huevos de todo albañil que encuentre a su paso, y encima llevándose un buen pastón sin cansarse ni sudar como sería el manejo de un pico y pala, o de llenar de tejas bien puestas con mortero en una cubierta, esto es algo que lógicamente no puede aceptarse. No se acepta que un tipo por muy “facultativo” que se tenga, que cobre un buen pastón, y que no se manche para nada ni tan siquiera sude la camisa tenga que pasar por ahí tocando los huevos a todos con las tonterías del casco, los arneses o las botas, simplemente apuntando en una libretilla o con algún plano o papel en la mano, pero que da la impresión que tan solo se pasea por ahí sin dar siquiera un palo al agua, salvo la imprudencia y la incordialidad de estar tocando los huevos de quienes de verdad realizan el milagro de dar forma y materializar la obra. La realidad es que en España no existe la mentalidad de querer asumir responsabilidades si no son las propias, y la de dejarse tocar los huevos por terceros, y en esto pecan facultativos y demás fauna de “riesgos laborales”. Y quien busca usar mano dura, acaba terminando peor.


Aunque existan las normativas (algunas con buenas pretensiones, pero en la práctica complicado de ser aceptadas y acatadas) , mi consejo es dejar en paz a todo el mundo y no meterse en donde no se le llama, que cada cual ha de asumir sus propias responsabilidades y nadie quiere tener nada de ver con las ajenas. Las empresas son conscientes que han de buscar maneras abaratar costos y muchas veces las  medidas de seguridad las encarecen, los empleados todos quieren trabajar a su manera y cada cual ya procurará no accidentarse, los capataces para que salga el trabajo rápido tienen que hacer  la vista gorda a determinadas exigencias o al final los resultados no salen como serían de desear, y  por ultimo  pasa también que los arquitectos muchas no visitan nunca la obra  cuando conviene, y al final todos se han de preocupar más de beneficiar a la gente que es la que le da de comer y hace pagar sus cuentas, porque sin clientela y sin currantes motivados no se puede trabajar. En el fondo de lo que se trata es de tener que buscar y colaborar entre todos de hacer las cosas más fáciles y más económicas en la que monetariamente todos salgan ganando, por encima de normativas, leyes y demás exigencias, ..ese sentido común, a mi modesto entender, es la única manera de mejorar las condiciones del trabajo. 

                                 

En cuanto a de quien es la culpa de los diversos disparates sobre “prevención y seguridad” que se cometen en las obras. creo que hay muchos culpables dependiendo de cada caso.  No habría culpables si no hay exigencias ni normativas, y se deja que cada uno proceda libremente según su sentido común. La ley y las medidas de prevención deberían de estar para consentir aplicar sus recomendaciones, pero no para obligarlas. El que tenga mala suerte, que se muera y los demás a aprender, como ha sido desde siempre, desde siglos hasta el presente. Pero no se pueden buscar culpables, sino que como todo en la vida, hay que saber asumir riesgos y mentalizarse de ello. Los que consideran las cosas denunciables o denunciar a alguien, han de saber que siempre se exponen a represalias seguras de un tipo u otro, sin olvidar lo que dice un viejo proverbio chino: “el que interpone una querella, derriba un dique”…., lo cual quiere decir que tras toda acción de denuncia, vienes detrás los daños colaterales que se producen por sí mismo,…..por eso es imprudente denunciar o obligar a las personas. Opino que cada empresa habría de ir por libre, e imponer ella misma sus propias normas, especialmente las de sentido común, y que sea el mercado ( o sea los clientes) el que las premie o las castigue por su proceder, servicio, o estilo de hacer empresa.


 Claro que toda empresa busca un equilibrio entre calidad y precio, al mismo tiempo que ganancia, cosa que a veces resulta harto difícil, y lo que hay que ganar por un lado, hay que quitarlo por el otro, por pura lógica.  Hay que huir de todo lo que asusta, tanto a empresarios como a trabajadores, de normativas, de exigencias facultativas, etc… Hay unas normas sancionadoras y punibles de cualquier cosa, administrativa, penal, responsabilidad civil, laboral, etc…, que dan un miedo y no animan a nadie a llevar una empresa de construcción. Eso no es libertad de empresa. Ya el miedo en sí que produce es lo peor, el riesgo mismo, que cuando en las obras entra uno de “riesgos laborales”, todo el mundo le tiene miedo y antipatía aunque alguno le haga el lameculos, porque es el posible verdugo con el cual si caes en desgracia, algún día tendrás que planear una venganza contra ese verdugo ya culpable de todas tus desgracias.  Creo que esa no es manera correcta ni justa. Muchas veces, rápido se resuelve todo diciendo que el aparejador o el arquitecto “estuvo aquí y no dijo nada” y cuando escribes para que se vea que realmente has dado ordenes se comenta ya rápido “este técnico ya esta dando problemas, hay que buscarse a otro para la siguiente promoción…” (suele decir el promotor-constructor, el mismo encargado de la obra, o el cliente mismo, etc..).Si después hay por ahí técnicos a los que les primen más el tener más trabajo haciendo la vista gorda, que cumplir con lo que dicen las normativas, y con eso último posiblemente no repetir con el constructor-promotor o el cliente, cuya principal motivación únicamente son el precio y la calidad, sintiendo gran desprecio y disgusto por todo aquellas partidas que encarecen excesivamente y encima no se traducen en nada productivo o materializado.





 Aparte de que ha que tener en cuenta que la única enseñanza teórica (y quizás de mayor utilidad ) que se recibe en las obras son las “recomendaciones de los fabricantes” que vienen en muchos de los productos que se aplican en la construcción, y además son gratis, como los antiguos cromos que acompañaban en las tabletas de chocolate que nos llevábamos para hacer un pequeño bocata. Aquí lo que hace falta es que se vuelva a los antiguos tiempos del sentido común, y que se termine de una vez con tantas imposiciones y normativas, dejando que cada persona trabaje libremente como más guste según su propia pericia, sapiciencia y arte. Ya lo decía el filósofo frances Jean Paul Sastre: “El hombre nace libre, responsable y sin excusas” , y en esa libertad hay que dejarle.  


No hay que olvidar que hasta ahora el albañil es el más español de los oficios, y si lo seguimos maltratando con normativas y demás exigencias, aparte de lo ya muy castigado que está por la crisis económica, corremos el peligro de que acabe siendo un oficio en extinción, hasta el punto de que al final acaben habiendo más facultativos (arquitectos, ingenieros, etc…), que no los albañiles propiamente dichos, pero igualmente destinados a ser castigados por el paro, tanto por la falta de contratos (faena) como por la falta de albañiles que habrá en el futuro a ese paso (ejecutores y materializadotes de las obras). En adelante quizás el oficio más español acabe siendo el de camarero en vez de el de albañil, con lo de Euro-Vegas, ya que las rigideces económicas, las excesivas normativas, y los asfixiantes impuestos no dan para más en lo de seguir en la construcción.



Sé que no es de ninguna utilidad, y nadie la entenderá ni la recordará después de leer tan larga parrafada, pero aquí os dejo por si acaso la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social se ocupa de regular este aspecto, así como la cuantía de las sanciones a aplicar y se basa en los criterios indicados en su artículo 39.3.:

REAL DECRETO LEGISLATIVO 5/2000, de 4 de agosto, porel que se aprueba el Texto Refundido de la Ley sobre Infracciones y Sancionesen el Orden Social. BOE nº 189 08/08/2000








OS ADJUNTO ESTA FÁBULA DE LA ESTRUCTURA ORGANIZACIONAL DE UNA EMPRESA, QUE NOS PUEDE DAR PARA REFLEXIONAR SOBRE EL TEMA QUE AQUÍ PLANTEO, EN LOS QUE UNOS TRABAJAN Y OTROS SON SIMPLES PARÁSITOS QUE SE APROVECHAN DE LAS NORMATIVAS PARA VIVIR A SU AIRE:

 

También os dejo con esa ilustración para dejar un toque de humor y que nos podamos reír un poco, que buena falta nos hace:

CURIOSAS SEÑALES EN LAS OBRAS


Y curiosamente no las tienen en cuenta los de prevención o riesgos laborales, y aparte no son obligatorias de colgar por las obras, como lo son el resto que te recuerdan los cascos, arneses, botas, gafas, etc…

Aquí tenemos la señal de “peligro de perder la cabeza”. Las obras son muy stressantes, se reciben muchas presiones de los jefes, colegas, facultativos, etc…, y con lo duro que es ejecutar las tareas, se corre el peligro de que cualquiera pierda el control de si mísmo (es decir, que pierda la cabeza).




 El peligro de dormirse es bastante arriesgado, ya que la faena es muy cansada, sobretodo en verano cuando hace mucho calor.

Ligar en las obras, debiera de estar prohibido, pues son muchas las distracciones que ocasionan la presencia de nenas, con lo repercute negativamente en la productividad y en la faena, con eso de perder el tiempo diciéndoles piropos guarrillos a las nenas.



He aquí la prohibición de no mear: 




 Y por último, la prohibición de soltarse unos pedos, en varias señales. Aunque eso es algo muy frecuente en las obras, que existen muchos de los colegas cabrones, que sin miramientos y faltando al respeto a los demás, se permiten soltar un sonoro buen pedo, cuando lo más elegante sería irse a la cabina de cagar, y no molestar a nadie con el desagradable olor de los malos vapores soltados desde el culo.









jueves, 18 de octubre de 2012

LOS GRANDES ESTRELLAS DEL CULTURISMO FUERON ALBAÑILES. ARNOLD SCHWARZENEGGER Y FRANCO COLUMBU, COMO EJEMPLO.


En este blog no se ahorra de hablar sobre albañiles famosos. La última vez hablé sobre el general Cipriano Mera, el legendario albañil repúblicano de nuestra triste Guerra Civil española. Hoy quiero hablar del super famoso Arnold Schwarzenegger, y el no menos famoso Franco Columbu (al menos entre los ambientes culturistas). Para quienes se dedican el deporte del hierro (culturismo), la albañilería a pesar de ser trabajo duro, es faena de coser y cantar, por eso la albañilería había sido buena salida profesional para los que son amantes del culturismo, que es el deporte de forjar , agrandar y pulir los músculos mediante ejercicios repetitivos de levantamiento de pesas, sea con barras, mancuernas, poleas, y los aparatos cada día más sotisficados que tiene la función de ejercitar los músculos. En la medida que se entrena con el paso cada vez más grande, igualmente más grande se va haciendo el músculo hasta llegar a su límite.

A Arnold Schwarzenegger se le conocen los siguentes oficios: de jovencito vendedor de helados por cuenta propia; aprendiz de vidriero y de serradora; dependiente de tienda; en el ejército motorizado austríaco aprendió mecánica de arreglar motores mientras cumplía servicio militar;  administrador y entrenador de culturismo en gimnasios alemanes; vendedor de botes de proteínas para culturista, así como revistas, vídeos, instrumentos de entreno, etc…; el negocio de albañil (unos 4 años, asociado con su compañero de culturismo Franco Columbu); el negocio de venta por correo sobre artículos relacionados con el culturismo libros y vídeos incluidos y no sólo mancuernas; la compra-venta de fincas (inmobiliaria); el de actor de cine (su faceta más conocida); demás negocios financieros, incluso hostelero compartiendo sociedad de los restaurantes Planet Hollywood junto a Sylvester Stallone y Bruce Willis como principales socios capitalistas; y finalmente también de político como gobernador de California “el governor-terminator”, o mejor dicho “el gobernator”, como le llamaban (por lo que renunció cobrar sueldo público, ya que era sobradamente multimillonario y producía sus propias rentas). Pero me centraré exclusivamente en el período que trabajaba de albañil, por allí en los años 70.



Tras ganar los más importantes concursos de culturismo en Europa, Schawrzenegger  emigró a Estados Unidos, invitado por Joe Weider, el empresario canadiense nacionalizado norteamericano, y ex campeón de pesas, que había construido un imperio del culturismo que daba buen dinero con exhibiciones, competiciones, revistas, equipos de entreno y suplementes alimenticios, entre otras cosas, que veía en el joven Schwarzenegger una promesa segura en la que apostar, con lo que le pagó para que se preparara para ganar los concursos de culturismo, así como para trabajar de comercial de vender los productos de la marca Weider. Aunque empezó en Miami, al final se trasladó a California donde existía el mejor gimnasio del mundo de los años setenta, el famoso Gold’s Gym (un modesto gimnasio en comparación a los sotisficados gimnasios de hoy en día lleno de sotisficados aparatos para entrenar), así como el mejor clima, al lado de la playa californiana. Al poco tiempo de desarrollar su nueva vida en Estados Unidos, Schwarzenegger se había traído a su mejor amigo que conoció en los gimnasios de Munic (Alemania) Franco Columbu (nada de ver con Francisco Franco, ni con Cristóbal Colón,…..lo que ocurre es que los italianos a veces tienen esos nombres tan raros). Pero California es zona de terremotos, y por tanto la mina de oro de los albañiles, ya que cada vez que ocurre un terremoto, los propietarios ricos y de clase media requieren reparaciones de sus viviendas, o construirse de nuevas, con lo que siempre corre dinero en el sector de la construcción, sobretodo con mayor fuerza tras un terremoto. Y como ya dice el refrán francés “Quant le bâtiment va, tout va” (“cuando la construcción va, todo va”), con lo que los dos amigos culturistas aprovecharon para montar una empresa de construcción con el llamativo nombre de "Pumping Bricks Inc."   en una buena época que existían las todas las facilidades de crearla sin apenas trabas burocráticas, ya que no existían tantas normativas ni impuestos como en la actualidad, y además era en EE.UU. la tierra de las oportunidades donde se penaliza o dificulta muy poco la creación de empresas, y donde los emprendedores siempre están muy bien vistos con buenos ojos y bastante apoyados por el público en sus comienzos. Franco Columbu ya tenía cierta experiencia por haber trabajado de albañil en su Italia natal, y Arnold conocía algo sobre el aparejo austriaco (el modo austriaco de colocar el ladrillo, ya que cada país tiene su propio tipo de aparejo para distinguirse), y aunque ambos eran unos chapuzas por la edad y poca experiencia, se salían bien en su trabajo. Varíos años después, había gente que no se creía que Arnold hubiera hecho de albañil, por lo que no dudó en mostrar y dejarse fotografiar frente a la pared que él mismo había construida con sus manos, tal como la podéis ver en la foto aquí insertada que nos enseña desde su bicicleta, y que fue en Venice (California): 




El haber trabajado en la construcción, le llevó a conocer un poco más a fondo el mundo inmobiliario, cosa que luego en años posteriores se dedicaría de lleno al mundo de los negocios inmobiliarios, mientras interpretaba películas, que le darían suculentas ganancias, muchas veces por encima de lo que ganaba como actor de cine, a pesar de ser uno de los actores mejor pagados de Hollywood, ya que la zona de California donde hacía sus inversiones tampoco se escapó del incremento de precios con la burbuja inmobiliaria, y Arnold ya había comprado barato con las primeras ganancias que le proporcionó el uso de la paleta, para luego especular y vender caro.

Para los que queráis dedicaros al deporte del al culturismo, que os facilitará mucho el trabajo de albañil al mantener en forma y entrenar un cuerpo fuerte y resistente, sólo os diré resumidamente que las reglas son muy sencillas: se divide en tres partes el cuerpo: la parte superior (brazos), las abdominales, y la parte inferior (piernas). La norma es: empezar a entrenar del músculo más grande al más pequeño, que en la parte superior sería, por ejemplo, primero dominadas para las dorsales, luego deltoides, a continuación pectorales, luego trípecs, bíceps y finalmente antebrazos. Y en la parte inferior sería primero muslos con sentadillas o extensiones, y luego entreno de los gemelos. Y las abdominales con cientos de flexiones (hay quienes llegan a las mil, e incluso 3000 repeticiones diarias para tener unos buenos abdominales).  Y esos entrenos se hacen con unas series de varias repeticiones, sea con barras, mancuernas o poleas, que cargados con pesos cada vez mayores, se mueven y se entrenan los músculos para darles forma más desarrollada. Eso os dará buen tono muscular, pero os recomiendo que ese entreno lo combinéis con la carrera (correr), ya que os dará más resistencia, y encima fortalecéis los pulmones y corazón, que esos órganos internos no se pueden desarrollar levantando ninguna pesa, sino forzándolos a que bombeen con mayor fuerza y a que se respire con mayor profundad. Si dedicáis como mínimo una hora de sufrimiento a machacaros como hacían Schwarzenegger y Columbu, luego cuando trabajéis por las obras, no os parecerá tan cansado levantar elementos para montar andamos, así como colocar los pesados tablones, o descargar en obra los sacos de Pórtland (que en mi época de pinche adolescente eran de 50 kilos). Seréis fuertes como unos Terminators, lo que os hará encontrar las obras como un pasatiempo mucho más agradable y menos pesado, haciendo un mejor desempeño de las obras que os puede llevar a convertiros en constructores y haceros ricos (aunque hoy día nadie se mete a albañil constructor, por culpa de las excesivas normativas legales, las abrumadoras trabas burocráticas, las excesivas responsabilidades que esas exigen y los agobiantes impuestos). Pues trabajando fuerte siempre se puede ganar, pero si el Estado te empieza a ahogar con impuestos y normativas y demás exigencias, no sólo te desánima, sino que además incluso puede llegar a arruinarte, y ya la crisis que se inició en 2008 con el estallido de las burbujas financieras e inmobiliarias se ha podido demostrar que es así: hoy en día nadie se arriesga a crear una empresa de construcción, con lo cual es más un problema político que no necesariamente empresarial y económico. Con las pesas podéis entrenar hasta superar el máximo de peso que podáis, pero a partir de cierta edad (entre los 40 y 50 años) os recomiendo que aflojéis un poco, ya que el entreno de tantas repeticiones al máximo puede llegar a desgastar las articulaciones en especial los cartílagos que unen el músculo con el hueso, con lo para luego os recomiendo ejercicios más moderados: natación, ciclismo, carrera a ritmo lento, o simples largas caminatadas. Si os entrenáis así, hacer los tajos en las obras os parecerá algo divertido y no os sentiréis cansados. En todo caso os recomiendo no abusar, y siempre hacer consulta al médico cuando uno se sienta mal, pero ante todo si recomiendo constancia y moderación. Yo, como albañil, no es que fuera un entusiasta de las pesas, ya que nací con malformación en la columna vertebral que a los 29 años me operaron de hernia discal, y aunque había practicado un poco de pesas (con moderación, pero con constancia), tras la operación de hernia discal dejé sueltas las mancuernas y las barras, y me centré tan sólo en la natación, un deporte, que para el albañil va muy bien porque fortalece las articulaciones y alivia los dolores tanto de espalda como de piernas que producen los muchas veces inevitables sobreesfuerzos de albañilería, como por ejemplo, cuando te toca poner manualmente en su sitio las vigas. Igualmente conozco lo que es pasar días tras días poniendo tan sólo ladrillos sin parar, con todo lo que causa de dolores de tendinitis que tardan meses en recuperarse por sí solos, y son bastante molestos y dolorosos, y aunque se trate con cortisona, al final ni siquiera la misma cortisona hace efecto. Abusos aparte, por otra banda, igual que las repeticiones con las barras o las mancuernas levantando pesas, el oficio de albañil no resulta demasiado pesado para un culturista: es como si en su lugar se hicieran las repeticiones colocando bien puestos ladrillos, bloques, tejas, gres en el suelo, o enluciendo paredes con mortero: todo es repetición, hasta que se ejerce de modo automático. Si tienes voluntad y no te desánimas, aprendes a manejar bien la paleta y más si pones entusiasmo y te encanta hacerlo cuando ves que, por ejemplo, se produce el milagro de una pared levantada de arriba abajo, donde antes no había nada: eso es construir, crear materialmente, un algo que cuando está terminado da la satisfacción de ver la obra terminada y que quedará para siempre. 


 Los primeros trabajos de albañil de Arnold Schwarzenegger, los realizó durante el servicio militar austriaco, en el que provocó un accidente conduciendo erróneamente un tanque e hizo unos destrozos, que le obligaron a reparar las paredes que él destrozó dejándolas otra vez como nuevas con bloques de hormigón y luego estucándolas con mortero, en la que aprendió a mezclar adecuadamente el mortero, además con el castigo de pasarse un buen tiempo pelando patatas como todos aquellos que cometían una trastada.

Por otra parte, Franco Columbu, que de niño fue pastor de ovejas originario de la isla italiana de Cerdeña, si mal no recuerdo, empezó como albañil y boxeador en su juventud, aparte de su trabajo en la granja familiar en Italia, pero luego se fue por su propia cuenta a Alemania para ganarse la vida en la construcción, ya que con motivo de la olimpiada de Munich, la industria de la construcción necesitaba trabajadores y ellos llegaban en tropel procedentes de todo el Mediterráneo y el bloque oriental. Los obreros de la construcción eran los clientes habituales de los gimnasios culturistas alemanes. Allí también se preparó para ser taxista y al final consiguió la licencia. Entre la albañilería, el pluriempleo del taxi, e ir tras las chicas, Columbu entrenaba con el mayor de los entusiasmos en un gimnasio de Munic con Schwarzenegger, con el que hizo una gran y sólida amistad, y ambos compartieron pesas y los ligues por las chicas. Ya cuando Arnold se fue a Estados Unidos con un empleo prometido por Joe Weider, un tiempo después llamó a su mejor amigo de entreno en gimnasio Franco Columbu, para seguir compartiendo entrenos de pesas y ligues con chicas, y poco después el negocio de la empresa de construcción que ambos crearon pocos meses antes el terremoto californiano de 1971, que les beneficiaria.


No lo tuvieron complicado, primero porque Columbu ya había trabajado de albañil en Italia y Alemania, con lo cual sabía bastante de albañilería, mientras que Schwarzenegger, gracias a sus estudios de contabilidad que había hecho de preadolescente a instancias de su padre, el policía Gustav Scharzenegger, sabía algo de negocios. Tras el terremoto, a la hora de buscar albañiles, la gente prefería contratar albañiles fuertes, y los dos jóvenes emprendedores ofrecían sobradamente esta pinta de albañiles cachas con camisetas y tejanos exhibiendo músculo. Sacaron un anuncio en los periódicos californianos, en especial el diario “Los Angeles Times” que decía algo así como: “Albañiles europeos. Expertos en piedras y mármoles”. Según contaba Arnold consiguieron su primer trabajo enseguida, que fue construir una pared para un hombre de Venice cuya casa había pertenecido al mítico actor Rodolfo Valentino, cuya tapia nos la muestra el propio  Schwarzenegger en la foto aquí insertada en la que aparece con una bicicleta. 




Según contaba Schwarzenegger, eran muy competitivos, sabían mostrarse amables y atentos con los clientes, y ofrecían presupuestos baratos, pero como trabajaban fuerte y rápido como si de un entrenamiento intensivo se tratara, se salían e incluso les resultaba rentable. Decía Schwarzenegger que la albañilería le encantaba y lo consideraba una tarea muy divertida, teniendo en cuenta el sobreesfuerzo que dedicaba al levantamiento de pesas, junto a Columbu, para competir ambos en los títulos y trofeos tan llamativos como “Mister Mundo”, “Mister Universo”, “Mister Olimpia”, y esos nombres por el estilo, pero ante todos máximos campeones del culturismo por parte de ambos. Lo mismo levantaban un pared de pesados bloques, que se procuraban un par de gruesas mazas y se ponían a golpear para derribar otra pared, lo que incluso lo encontraron divertido, porque los golpes de maza era un complemento de los ejercicios de levantar pesas y para dar tono a la musculatura de cara a la competición, y los dos socios competían entre sí dando golpes de maza en el derribo de las paredes, uno en un extremo y el otro en el otro extremo, para ver quien al final conseguia derribar más metros de pared. Cuando hubo el episodio del terremoto en San Fernando Valley, se tuvieron que levantar muchas paredes derrumbadas de varios patios, reparar muros agrietados, levantar nuevamente las chimeneas que se habían caído, reemplazar las tejas rotas, etc…. Tuvieron tanto trabajo las 24 horas, que incluso tuvieron que recurrir a mano de obra extra entre los propios culturistas del gimnasio que frecuentaban, algunos de ellos desempleados, y hubo un momento que la constructora "Pumping Bricks Inc." de Columbu y Schwarzenegger llegó a tener contratados una cuadrilla de hasta 15 albañiles en esas tareas de mezclar cemento y cargar ladrillos, la mayor parte de ellos gente que también frecuentaba el gimnasio. La empresa duró aproximadamente unos 4 años. Como podéis ver en la foto a Schwarzenegger y a Columbu, currando en el tejado, nada de arneses ni de cascos, que así se trabaja incómodamente y mal y con riesgo de accidentarse por el stress que provoca, en todo caso el pelo de Arnold recogido a lo indio, pues estaba en la época de la moda hippie que todavía perduraba en los años 70. Y lo curioso es que en aparentemente cuatro años ejerciendo de albañiles, ninguno de los dos socios se accidentó, para que vean los cabrones de “riesgos laborales” que cuando se trabaja con interés, ganas y entusiasmo, difícilmente se accidenta la gente. Con cascos y arneses, los albañiles son más propensos a accidentarse, aunque algunos digan que no, pero yo lo afirmo por instinto y por experiencia. Los dos socios albañiles ganaron un buen pastón, con el que se pudieron comprar sus primeros coches y hacer sus primeras inversiones en viviendas. Schwarzenegger con la paleta y los ladrillos se hizo rico bastante rápido y pudo hacer sus primeras inversiones inmobiliarias en la compra-venta de fincas, sector de tuvo ocasión de observar con detalle, mientras ejercía de albañil. Eran los años 70, y cualquier albañil que montara una empresa de construcción, trabajara fuerte y se fuera formando una cartera de clientes con el boca a boca, se hacía rico con relativa rápidez y facilidad, nada comparable a lo de hoy día, en la que nadie quiere arriesgarse a crear una constructora como ya he explicado más arriba. Claro que llevaban una vida muy apretada, entre las horas de entreno en el gimnasio, las tareas de albañil, y los estudios de inglés e universitarios, que les absorbían desde primeras horas de la madrugada hasta llegar casi a medianoche, un mucho trabajar, y mover el culo exageradamente en todos los aspectos y de vez en cuando soltarles piropos algo guarrillos a las nenas que se acercaban a las obras,…pero esa es la actitud y la mentalidad de los triunfadores: matarse a trabajar a todas horas, pero claro con algunas breves pausas de siestas profundas de varios minutos, ya que luego han de despertarse y seguir con la misma rapidez y frescura. Muchos de los trabajos que tuvieron consistieron en restaurar casas viejas, cosa que les abrió los ojos para fijarse en el negocio inmobiliario: por ejemplo, los propietarios les pagaban diez mil dólares por arreglar una casa que habían comprado por doscientos mil dólares y la vendían por trescientos mil. Estaba claro que de esta manera se podía ganar bastante dinero, si se metían en plan parecido. Con lo cual la albañilería fue el origen de la fortuna de Schwarzenegger, y luego los negocios inmobiliarios en los que entraban tanto la compra y venta de fincas como los alquileres que se aprovechaban esperando la revalorización de las fincas que había años en los que solían revalorizarse por encima del 100%, en aquellos años, aunque los siguientes ya por encima del 20% (que ya era un beneficio considerable) en que a largo plazo ganó mucho más dinero que no lo que le pagaban por sus películas en la industria de Hollywood, lo que hizo de Schwarzenegger un destacado multimillonario californiano. Luego ya entrando en la treintena, Schwarzenegger dejaría el manejo de la paleta para dedicarse a la actuación cinematográfica, y Columbu se dedicaría a otras tareas, tales como seminarios y exhibiciones de fuerza, y doctorándose en quiropráctica, así como la del preparador físico del no menos famoso actor Sylvester Stallone, cuyo cuerpo tan esculpido se lo debe a las indicaciones de entreno de Columbu, aparte de abrir una clínica especializada en rehabilitación y acondicionamiento físico, así como preparar también a personajes célebres del cine, la televisión, la empresa y las finanzas, por los que cobraba altos honorarios y con ello también el conocido culturista italiano se hizo rico. Esta es la historia de los dos albañiles culturistas más célebres de todos los tiempos, de la que Schwarzenegger dijo una vez: “Estados Unidos es un país donde te puedes hacer rico, y con un poco de suerte, incluso casarte con una Kennedy”. Con lo que en la foto de abajo os dejo con la foto de los dos socios paseando por las calles de Venice donde construyeron el muro arriba expuesto, con Maria Shriver Kennedy, cuando era novia de Arnold (la chica era sobrina del fallecido presidente de los Estados Unidos John Filzgeral Kennedy).



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He aquí un jovencísimo Arnold Schwarzenegger en su época de albañil, posando junto a un grupo de admiradoras: 

Aquí podemos ver a nuestro ex albañil, luego reconvertido en actor, en una de sus películas más famosas: TERMINATOR-2, reconvertido posteriormente en político (gobernador de California), y nuevamente vuelta al mundo del cine: 


 


Aparte de nuestro Arnold, también fueron albañiles personajes famosos como los actores Sean Connery (James Bond), Clint Eastwoot (Harry el Sucio), el presidente de la república italiana Alessandro Pertini, el cantante cubano Antonio Machín,  el batería inglés del grupo “Led Zeppelín” John Bonham “Bonzo”, o el famoso torero español Manuel Benítez "El Cordobés". Como ya decía el otro célebre albañil que tiene otra entrada en el presente blog, el general Cipriano Mera: “los albañiles solemos tener una rara intuición, tal vez estimulada por la índole de nuestro trabajo, que puede servir para ejercer con cierta destreza otras profesiones”, y de aquí se explica como personas que antaño fueron albañiles, pudieron llegar a tan altos y reconocidos lugares en la vida cuando cambiaron de profesión.

SANDRO PERTINI, PRESIDENTE DE ITALIA

SEAN CONNERY

ANTONIO MACHÍN

CLINT EASTWOOD

JOHN BONHAM "BONZO", BATERIA DEL GRUPO LED ZEPPELIN
El torero Manuel Benítez "El Cordobés", que
también trabajó de peón de albañil




También el célebre revolucionario Ernesto "Che" Guevara había trabajado un tiempo de albañil como voluntario, tal como lo testimonian las siguientes fotos: 








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