lunes, 11 de julio de 2011

CONSIDERACIONES ACERCA DE LOS LADRILLOS


Poco hay que decir sobre los ladrillos. Básicamente hay que saber que se obtienen de la arcilla, que se le da un moldeo para darle la forma deseada, y luego se cuece para que se endurezca. Naturalmente su calidad depende del tipo de arcilla (mezcla de tierra y agua), y con ella lo que se le añade (generalmente aún producto cementoso) y del cocido. También se la puede dar un determinado color, añadiendo alguna sustancia colorante, aunque generalmente suele tomar ese color cerámico característico que indica su origen en la arcilla. Estamos hablando de lo que en Cataluña llamamos el “tocho”, que puede ser una tochana, un gero, un mahón, un machihembrado, un macizo de obra-vista, etc…


Antiguamente se construía con la única materia prima que había para la construcción: las piedras, pero luego se pudo inventar el ladrillo al darle la forma y el peso deseado. Era una tarea sucia y penosa, en la que la tierra se mezcla con agua y con restos de paja de la cosecha del trigo, removiéndola bien removida antes de colocarla en moldes que se metían en calurosos hornos.


 Con este trozo que adjunto de escena de la película “Los diez Mandamientos”, vemos a un Moisés reducido a la categoría de esclavo, condenado a ejercer el desagradable trabajo, que nos puede aportar la idea de lo infernal y dantesco que era ese horrible trabajo de esclavos en la antigüedad para poder producir los ladrillos, la base de las ciudades. Hoy en día, de alguna forma sigue siendo tarea más propia de esclavos, pues en las “bóvilas” (nombre que damos en Catalunya a las fábricas de ladrillos) hay unos grandes hornos, alrededor de los cuales hace una calor espantosa, pero que se tiene que meter y sacar los ladrillos, para luego almacenarlos afuera esperando que termine su proceso de endurecimiento, humedeciéndolo de vez en cuando echando agua encima que absorben los poros cerámicos del ladrillo. Es por tanto, tarea muy dura, cansada y penosa, que poco a poco van sustituyendo las máquinas.

Los hay que son macizos y otros que son huecos. Los huecos cumplen dos funciones básicas: por un lado un mejor agarre del mortero en los bordes que facilita la unión entre distintos ladrillos, y por el otro lado tienen la función de aislamiento así como una reducción del paso de la humedad al estar hueco una buena parte de lo que es el conjunto del ladrillo.


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