lunes, 1 de agosto de 2011

CALZADO DE PROTECCIÓN EN LAS OBRAS.


Estos que podéis ver en la fotografía con los zapatos que habitualmente calzo cada día mientras estoy de servicio currante. Hace largos años que las uso. Y no son necesariamente las más caras, sino que curiosamente entran dentro del segmento de baratas. Las razones por las que las escojo son porque son de las clasificadas “de verano”, con unos agujerillos que facilitan la transpiración del pie.

Las normas exigen que la suela y la punta sean metálicas, y así son. Pero otros zapatos de este espécimen, y que son de invierno, suelen ser de textura más gruesa y además sin los agujerillos que facilitan la transpiración del pie. Y para colmo suelen ser dos, tres, cuatro, y hasta más veces más caras.

Considero que lo ideal es trabajar con unos zapatos ligeros, y que en este caso cumplan las normas, pero que cuando llega el invierno, el problema se solventa poniéndose unos calcetines más gruesos, sin perder la comodidad del zapato de obras sencillo y cómodo.

No les deis más vueltas buscando el mejor zapato, pues no existe. Y tampoco penséis que un zapato más caro es un zapato mejor, que ese es un error bastante común, salvo que para ello se emplee el mismo material que los zapatos de los astronautas de la NASA cuando se dan un paseo por la luna.

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