Una de las cosas que más enseñan en las supuestas escuelas para albañiles que han proliferado en los últimos tiempos, es a hacer cálculos. Si no sabes calcular, muy mal lo tienes en cualquier cosa de la vida.
Por ejemplo, quieres saber cuántos ladrillos vas a necesitar para hacer una pared. Hay que medir lo alto por lo ancho, y ver los metros cuadrados que nos da, o en su defecto los centímetros cuadrados, y luego calcular la superficie del ladrillo, cuyo resultado será la cifra con la que deberemos dividir la extensión calculada anteriormente, que nos dará como resultado la cantidad de ladrillos que harán falta más o menos. Por eso es muy importante un mínimo de conocimientos de aritmética, especialmente en cuanto se refiere a las famosas cuatro reglas de aritmética: saber sumar, restar, multiplicar y dividir, con el añadido extra de saber hacer un cálculo de regla de tres. Para ecuaciones y otros cálculos más complicados, ya están los arquitectos o los aparejadores, pero no suelen ser demasiado prácticos en los quehaceres diarios de las obras. En última instancia tenemos los recursos de los ordenadores, para los albañiles que sepan manejarlo, al menos a nivel de usuario.
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