domingo, 22 de mayo de 2011

HABLEMOS UN POCO DE LOS OBREROS DE LA CONSTRUCCIÓN


Todavía existe gente que se piensa que por ser albañil no tienes cultura, y en parte tienen razón ya que en el ramo está el tipo de gente más bruta socialmente, pero he visto trabajar en las obras como simples ayudantes a abogados que apenas no se salían en nada ni eran capaces de ponerte un cubo de mortero encima del andamio. He visto arquitectos que si no lo consultaban con el ordenador, no sabían calcular, cosa que tenía que hacer yo mismo manualmente con el replanteo y marcado. O aparejadores que no tenían ni idea de cómo hace una construcción complicada según planos del arquitecto, y que yo tenía que improvisar todos y cada uno de los pasos para darle forma al acabado final. Y para muestra de más, este blog está redactado por un albañil que no tiene nada de estudios superiores, pero sí cuenta con la experiencia de varios años trabajando a pie de obra, por no decir a pie de cañón. No todo ha de ser cultura, sino que lo más importante es la iniciativa y la experiencia, y para eso vale cualquiera, con estudios o no.




Creo que para los de mi generación, la elección de esta profesión en parte es debido a aquella típica pregunta que te hacían de jovencito en las discotecas: ¿estudias o trabajas?, y cuando no estudias, debes de buscarte un curro para mantenerte, y el de albañilería era uno de los relativamente pagados, debido quizás a su dureza. Uno empieza a trabajar de peón, pone interés y voluntad en trabajar de la mejor manera, y así va mamando el oficio y aprendiendo rápido, porque apenas existen manuales para esto, y los libros que hay escritos sobre el tema suelen ser muy complicados, que aparentemente nadie entiende salvo el propio autor. Pero hay que señalar que es una profesión muy dura en todos los sentidos, que debes de soportar frío, calor, viento, lluvia, polvo, esfuerzos pesados, y por si fuera poco la mala leche de los demás, que también sufren todas esas cosas, sean gente vaga o trabajadora; aparte de que te puede tocar trabajar adentro o afuera, según circunstancias. Y todo esto aguantarlo ahora hasta los 67 años, la nueva exigencia que nos ha impuesto el actual gobierno de Zapatero, cuando en Francia, por ejemplo, la edad de jubilación son los 62 años, aunque para este oficio sería de justicia jubilarse con unos 10 o 15 años antes, debido al enorme desgaste físico. Hay que vivirlo y sufrirlo para darse cuenta que este es un trabajo de los más agotadores, que te lleva a reventar la espalda y a sufrir tendinitis en los brazos por el excesivo uso de la paleta colocando ladrillos, o extendiendo y remolinando paredes, y con dolores de rodillas o pies por el excesivo número de horas de estarse de pie moviéndose de un lado para otro. Y por si fuera poco, subiendo en los andamios, o desempeñando según qué tareas, también te juegas la vida. Por ello vale decir que esta es una de las profesiones más toreras, apta sólo para los más atrevidos y valientes. Y quienes llegan a cierta edad y no abandonan, es debido a que no encuentran otra cosa, y a la falta de dinero para subsistir. Esto, en tiempos de crisis y paro como los actuales, toma una forma mucho más dramática.




Es un oficio en el que puedes trabajar por horas o a destajo, que cobras más dinero si te esfuerzas y haces más metros de obra pero el inconveniente es cuando no llegan los materiales porque te quedas parado y cobras menos, de modo que tienes que tomar mucha estrategia y organización de manera que se pueda optimizar al máximo el tiempo. Muchas veces me quedaba 10 minutos más en la obra, cuando ya era la hora de plegar, porque esos aparentemente insignificantes diez minutos de más, en muchos casos representaba que ganabas dos o tres horas del trabajo para mañana.




En cuanto a la seguridad de higiene, son unas normas exageradas, que en la práctica en la medida de lo posible no se cumplen: una de las cosas que más exigen es el uso del casco, un elemento muy incómodo de soportar puesto varias horas, que incluso te provoca cortes y magulladuras en las orejas, aparte de dolores de cabeza. Cuando vienen los de riesgos laborales, el primero que los ve suele pasar el aviso, y todos se ponen en guardia para que se vea que aparentemente se cumplen la normas, poniéndose cascos, arnés, gafas, guantes, etc... Algunos de estos supuestos técnicos de riesgos laborales suelen ser tan prepotentes y arrogantes, que por un lado exigen un cumplimiento ciego de la normativa, y por otro no saben aparentemente nada de lo que es trabajar en las obras y dar forma acabada a las construcciones. Por eso reciben escasa colaboración y muchos monosílabos de respuesta, como si se hicieran el tonto, y en esto nos vale a los albañiles esa supuesta fama de que no tenemos cultura, porque por otra parte, la actual normativa de seguridad e higiene te exige tal cantidad de conocimientos, que casi se parecen unos estudios superiores, cosa para la que no están capacitados la inmensa mayoría de los albañiles. "El miedo conserva la vida", reza el refrán, y cada uno ya procura ir con cuidado como para no dañarse o accidentarse. Pero muchas veces se falsea la verdad al no indicar la nacionalidad de los obreros accidentados, muchos de los cuales actúan irresponsablemente y trabajando de cualquier manera, haciendo con ello a que los demás nos juzguen equivocadamente por el mismo saco.




Actualmente hay un paro tremendo en el ramo, y los que trabajan a duras penas van tirando como pueden. La situación debería cambiar porque los albañiles se sienten explotados, tanto por el rechazo de los presupuestos, como por la rebaja del precio de la mano de obra por la que se ofrecen los inmigrantes en cuyo país lo que aquí es poco dinero, en el suyo es una fortuna. Y para colmo, en algunas empresas trabajas y luego no te pagan, tienes que hablar primero con las personas que trabajan allí y asegúrate de que la empresa es de fiar; y lo mismo ocurre con los clientes, de los cuales deben mucho dinero que no pagan a los constructores por falta de financiación de los bancos y cajas. Lamentablemente así están las cosas en el gremio de la construcción.



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