martes, 25 de diciembre de 2012

CONTRATAR AL MEJOR ALBAÑIL


A la hora de hacer obras nuevas, de reforma, o pequeños remiendos, todos quieren tener a su servicio al mejor albañil, y si puede ser, que también sea el más económico, cosa muy complicada de casar. Pero en estos actuales tiempos que corremos de crisis económica, muchos albañiles pasan apuros, y los hay de muy buenos profesionales dispuestos a aceptar un precio bajo, a cambio de tener trabajo y conseguir ganar algunas perras por miserables que sean, ya que con la crisis los regateos siempre tienden a la baja, ya que afuera hay demasiada competencia con demasiado poco trabajo.



Por desgracia, en este país nuestro las constructoras salieron como setas en la época de bonanza y hasta cualquier simple albañil autónomo se hacía llamar constructor, sin saber que no es lo mismo hacer un tabique que hacer una reforma entera; pero claro, el color del dinero lo puede todo y muchos no pudieron resistir la, tentación de ganar dinero de cualquier con el entonces inacabable mercado de las reformas, las obras, la edificación… en definitiva con la construcción, en la que todo el mundo invertía, gracias a las facilidades de créditos que daban los bancos. Según datos estadísticos y oficiales, si al comienzo de la crisis en 2008 habían inscritas unas 250.000 empresas en el sector del ladrillo, ahora aguantan aproximadamente unas 100.000 que tienen que comer y buscarse la vida como pueden.



No es lo mismo ser albañil a cuenta ajena, o albañil autónomo (aunque figure como “empresa”)  que ser constructor, ya que éste último debe encargarse de muchas otras cosas además de la propia ejecución de unos trabajos.  Es en estas labores paralelas donde muchos albañiles/constructores han ido fallando sistemáticamente por desconocimiento de normativas, de seguros, de organización, de papeleos administrativos y, sobretodo, por desconocimiento de otros trabajos que no han sido los propios hasta que no se ha autodenominado constructor y que ahora forman parte de aquellas obras a las que opta. No todo es lo que parece. Hay quienes dicen “soy albañil” o “soy constructor”, y son incapaces de saber colocar un bastimento a plomo, o de construir un garaje, cuando no por decir una gran chapuza, que a la hora de darle forma acabada se disimulan todos los defectos visibles. Dicho en otras palabras, de albañiles o constructores los hay de “buenos” y de “malos”, más o menos mejores, y más o menos peores, que de todo hay aquí en ese extraño gremio. 



Igual que las personas, no todas las empresas son iguales, pero hay que pedir distintos presupuestos y precios, y permitir que hagan mediciones ya sea para realizar las reformas o la obra nueva, y puedan decir lo que más o menos nos quieren cobrar por las obras. Los costes pueden variar.




Suele haber una clara diferencia entre los presupuestos elaborados y el pago  real a obras. El presupuesto teóricamente ha de cubrir la obra bien acabada, aunque según quien la haga la acaba de cualquier manera. Una vez aceptado el presupuesto, lógicamente las obras se ejecutan a toda prisa para obtener el máximo de ganancias, y no siempre salen bien debido a que las precipitaciones y las prisas, a veces son malas consejeras (digo a veces, porque si se quiere ganar dinero lógicamente la rápidez es importante). Con esos temores, hay clientes que prefieren pagar por horas,..pero cuando este ocurre, el constructor lo que muchas veces hace es tratar es de alargar las obras el mayor tiempo posible, haciendo que se trabaje cuando aparece el ojo del cliente, pero cuando se va, se trabaja muy poco, ya que el constructor se queda de beneficio un porcentaje sobre el precio de la hora pagada al trabajador, y a la hora de dar explicaciones la cuestión es tan sólo saber ser lo suficiente listo como para dar una explicación exagerada sobre los trabajos, en especial ante clientes que son profanos en la materia. Es un detalle que os explico para que reflexionéis a la hora de contratar a un albañil o empresa constructora: si es mejor a presupuesto, o pagar por horas de trabajo, dejando de pago aparte el coste de los materiales, ya que tanto en lo uno como en lo otro, no se escapa del posible fantasma de la picaresca, algo tan habitual en nuestro país.



No todos los albañiles son iguales: los hay bastante profesionales y honrados, y otros bastante chapuceros, y se creen albañiles cuando en realidad son unos simples “manitas” de cuatro cuartos. Habitualmente las empresas constructoras suelen colocar a sus mejores albañiles en las obras más complicadas o en donde están los clientes más exigentes y que más se quejan. Los menos profesionales y los más vagos, suelen ponerlos en las obras o lugares donde nadie los ve, y entre todos se hacen un mezclado de obra, en los que unos ejercen de inercia que tiran de los otros, ya que el trabajo en equipo es el resultado final de lo que suman los que trabajan bien y lo que restan los ineficaces y los vagos que también forman parte de la plantilla de la empresa, y por eso cuando no se eligen libremente las compañías para el trabajo, muchas veces los trabajos de equipo no funcionan bien.



No obstante antes de confiar obras hay que informarse bien, y entre amigos, conocidos, comerciantes de materiales, gentes vinculadas al sector, albañiles jubilados,…les pueden proporcionar información sobre quiénes son los mejores albañiles y quienes tienen el mejor prestigio del lugar. Hacerlo bien puede ahorrar muchos disgustos y dinero. Y eso naturalmente no pasa por la información que pueda dar un facultativo, interesado ante todo en que se cumplan las normas de seguridad, pues hay bastante albañiles que son muy buenos, y son los mejores, pero desconocen bastante sobre la corrupción parasitaria que se ha instalado en el sector en la forma de las normativas, seguros, papeleos administrativos, etc…









No hay comentarios:

Publicar un comentario