miércoles, 12 de mayo de 2010

LA CABINA DE CAGAR.




Estoy echo un lío en la redacción de este último mío blog de “EL MAESTRO DE CASAS”, pero espero que con el tiempo se me vayan aclarando las ideas, aunque me imagino que me va a salir explicar los temas según la marcha, aunque intentaré se siga un hilo un poco ordenado, en la medida que el tiempo (del que muy poco dispongo) me permita publicar. Bueno, que no garantizo nada. Pero intentare que esto sea como una lucha contra aquellas pamplinas que impiden que la vivienda sea accesible pensando en los bolsillos más modestos, con el deseo expreso de que con el tiempo todo el mundo que me lea pueda captar ideas para poder tener su propio techo de cuatro paredes con un mínimo de comodidad. Claro, como tengo mucha experiencia en ese campo, tengo mucho que decir, y lo que suelte, seguramente va a ser de utilidad para todos aquellos que me lean. No obstante, estoy abierto a toda sugerencia, comentario, u opinión que queráis darme . Como el tema va para largo, empezaré por algo que no de demasiada importancia a hablar: las cabinas de los caganeros de las obras. Los temas serios, los dejo para más adelante.



Cada cual opinará lo que quiera, e incluso algunos trabajadores podrán pensar que qué maravillosa “conquista social”, cuando antes tenían que irse a cagar o a mear a cualquier sitio. Es algo que actualmente las normas oficiales obligan a poner en las obras para uso de los operarios que allí están currando. Lo cual supone un gasto extra de más para el cliente que encarece la obra, y que era algo que años atrás no se ponía necesariamente. Normalmente son de alquiler de una empresa especializada que aprovechándose de esa necesidad humana , hace negocio con las cagadas y meadas de los demás, con su mantenimiento a diario de la limpieza y recogida de las cagadas y meadas de los currantes. Pero no os engañéis, por la experiencia que tengo sólo puedo decir que son muy guarras, malolientes, y nadie las respeta en dejarlas limpias (sobre todo cuando es para la obras grandes, como son, por ejemplo, la construcción de pisos). Supongo que los guarrillos que con frecuencia están cableados por cualquier cosa, les divierte dejar manchadas las paredes de líneas de la mierda que se limpian con los dedos con todo el asco que da ver esas manchas de mierda por las paredes, lo que me hace recordar un escrito (casi un poema) que una vez leí en la puerta del water de una escuela, que textualmente ponía lo siguiente:



“ Si tu mierda es pintura
y tus dedos son pinceles,
píntale el coño a tu novia
y no ensuciar las paredes”

lo que me hace recordar otra, un poco más educada:

“Caga triste,
caga contento,
pero, por favor,
cágate adentro”




Por lo que al final lo mejor es mearse en las runas, y cagarse en casa antes de venir a la obra. Y no veamos lo vomitivas que pueden resultar para las damas que se dejan ver por las obras (digamos las señoras aparejadoras, tasadoras, o arquitectas), que no están acostumbradas a tamañas guarrerías cuando sienten necesidad de irse en el water de las obras sea porque les ha entrado unas ganas de cagarse, mearse, o cualquier otra cosa de necesidad fisiológica. Total, que una inutilidad para lo que la experiencia y los hechos muestran cómo se están usando. Lo ideal sería suprimirlas, algo más a restar al precio final de los costes, aunque los más guarrillos peguen un sonoro grito al cielo. Tomen nota los políticos y burócratas redactores de las absurdas normativas. Bien mirado, a la larga, sale más rentable y económico irse a cagar al bar de la esquina, mucho más limpio y cuidado.



Sin embargo no se me escapa de comentar aquí la existencia de ciertos guarros que al parecer les gusta cagarse a gusto por las obras. Sobretodo en las obras grandes, o en la construcción de pisos, siempre y casi a diario ves que en el oscuro sótano, o en alguno de los pisos más desiertos, algún guarro se ha hecho una cagada y meada, y a veces incluso algunos de estos guarros tienen más sensibilidad, dejando el producto de su cagada dentro de un saco de cemento allí tirado. Esos guarros caganeros necesitan grandes espacios para hacer sus cagadas carentes de vergüenza, y se niegan al uso de la cabina de cagar por la fobia que les produce tan reducido espacio, siempre tan sucio, tan apestoso, con manchas de las cagadas de otros guarros y tan lleno de gérmenes, que los del mantenimiento de la cabina de cagar de vez en cuando limpian y desinfectan. Lo de las cagadas en cualquier sitio de la obra, ya es de por sí una de las faenas más desagradables que tienen que cumplir los peones, tirando esas runas entre la pila o el contenedor de las runas. Por si eso fuera poco, en la fase final del colocado del sanitario nuevo en la casa, incluso algunos aprovechan para hacer sus primeras cagadas, sin contar con el permiso y el consentimiento de la dueña de la obra. Me acuerdo de una vez que vino la dueña a comprobar el estado de su obra, y cuando se fue al baño para ver los nuevos sanitarios allí puestos, vio una cagada dentro, que ni siquiera se había tirado de la cadena, y con todo lo apestosa con la que se encontró. No se conformó con que la limpiaran tirando de la cadena, sino que fue tanto el asco que cogió que amenazó que si no se le cambiaba por un sanitario nuevo, no iba a pagar las certificaciones finales de la obra. Es la otra cara que no se ve en la construcción: hay gentes que han perdido totalmente la vergüenza, e incluso disfrutan haciendo cagadas con las que disgustar a terceros. Difícilmente se les pilla, pero hay una falta de respeto y de vergüenza hacia los demás, y con ese tipo de gente, que son más de los que imaginamos, tenemos que convivir en las obras los albañiles más responsables, respetuosos y honrados. No lo olviden: en ese gremio hay muchos guarros, y no solo porque se suelten los pedos a gusto; en definitiva una realidad que no enseñan en universidades ni sale por la televisión.

Aquí os dejo con una versión de cómo se está dentro de la cabina de cagar, que puede ser llamar a la amante y cagando, quedándose tan pancho, en la intimidad de la cabina propiamente dicha (excluida la vista de la dichosa cabina, claro):


Y un peón algo tontorrón (que me recuerda uno al que llamaban "el Manolita", que se meó sin darse cuenta, al que le hacia falta el uso de la cabina de cagar:


Aparte los que estáis en las obras y no tengáis nada a mano, os aporto alguna idea para que con los útiles de la obra podáis improvisar un water un mínimo cómodo para cagar: 




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