lunes, 18 de abril de 2011

EL C.T.E. (Código Técnico de Edificación), Y EL CARNET DE ALBAÑIL

El CTE (Código técnico de edificación), entró en vigencia hace algunos años (no lo tengo muy claro desde cuando). Contempla toda una serie de normativas obligatorias para las viviendas que, desde luego, casi ningún albañil conoce, salvo la parte técnica (arquitectos y aparejadores), que sólo es para confundir y encarecer aún más las obras, con aquello de la “sostenibilidad”, “medio ambiente”, “eficiencia energética”, etc..., y otra excusa más para que los técnicos puedan seguir viviendo del cuento.


Para el próximo año 2012 se exigirá que todo albañil tenga un carnet que lo avale y autorice para la profesión, y de no ser así no estará autorizado oficialmente para ejercer la profesión. Será un completo fracaso que sólo servirá para incrementar aún más el fraude, ya que igualmente los profesionales del sector necesitan buscarse la vida con el dichoso carnet o sin él.. Por una parte, la experiencia de los últimos años nos ha ido mostrando que no sirve ni se aprende nada con tantas horas de clases teóricas, y por otra parte, los albañiles no disponen de tiempo para asistir a unas clases formativas después de la dura jornada.

Es evidente que en este país nuestro estamos pasando por unos tiempos en los que se necesita un carné de capacitación para realizar cualquier tipo de actividad (chorradas, incluidas), y sin embargo, cualquiera vale para hacer de legislador y sin necesidad de carné alguno. Salvo para los propios políticos, ahora todo son prohibiciones y carnets en casi todos los ámbitos laborales. Si, por ejemplo, se prohibiese una vez al año la transmisión de la lotería de Navidad por el riesgo de la población a convertirse en ludópata (todo se “andará”), podría también prohibirse el anuncio de los anuncios de las cestas con surtidos navideños que regalaban por las navidades a los albañiles en los tiempos de la bonanza, por aquello de la obesidad, el colesterol o la hipoglucemia. Nos prohíben el tabaco, nos obligan a usar cinturones, y ahora viene la normativa del dichoso carnet de albañil. Qué no nos protejan más, por favor, con tantas exigencias a los pobres albañiles, que encima tenemos que soportar la falta de trabajo, el paro, y los permanentes impagos. O, en todo caso, no nos protejan del ridículo de sus leyes siempre restrictivas, casi siempre innecesarias, casi siempre absurdas. Si el hacer las cosas está en nuestras manos, si el realizar y materializar las tareas es trabajo de los albañiles, por qué nos quitan ahora el sentido común, ¿a que vienen ahora con esas cosas que nos meten con tanta tontería e ineficacia, y que sólo consiguen que nos compliquen aún más la vida?.


No sabemos cómo terminarán esas cosas, pero de todos modos os dejo el enlace de internet relacionado con el CTE sobre su explicación oficial y usos, porque sé que muchos de vosotros, amigos albañiles, no tenéis ni puta idea de qué es eso (que por supuesto es otra chorrada más a la que nos obligan esos políticos, que nunca han sudado ni colocando un ladrillo, y cavando una zanja con la que meter la cloaca):

http://www.codigotecnico.org/web/


3 comentarios:

  1. Buenas tardes, me parece de cierto interés tu artículo sobre el CTE y es loable que intentes acercar y hacer comprender al gremio de los albañiles que existe esta normativa y es de obligado cumplimiento. Sólo escribo para aclara que los técnicos, como yo, no vivimos de ningún cuento más bien considero que trabajamos más que cualquier otro agente que interviene en una obra. Mientras que un albañil va a echar sus 8 horas a la obra, durante meses antes el técnico ha estado realizando ese proyecto, encajes, planos, memorias, mediciones, presupuestos, cálculos de instalaciones, de estructura, papeleos administrativos, visados, seguros, etc, etc, etc. Y mientras se ejecuta la obra el técnico sigue trabajando realizando control de la ejecución, control de costes, de calidad, recepción de materiales, replanteos, etc, etc, etc. Y a todo esto, yo sé cuando entro en el estudio, pero nunca sé cuando salgo y lo que sí os aseguro es que hecho más de 8 horas al día, sin contar las semanas de entregas que estamos más de 12 horas al día metidos en el estudio desarrollando un proyecto. No conozco a muchos albañiles que me cuenten que han estado 24 horas seguidas trabajando... ...en su vida. Así que nada, seguiremos "viviendo del cuento"

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    1. Bueno, una cosa es hacer proyectos con un ordenador, que muchas veces son simples calcos y modificaciones, y las mismas historias con lo de las diversidades de trámites (que desde luego no se traducen en cosas productivas, y que son bastantes ajenas a los albañiles). Son cosas que están ahí por imposición imperativa de legisladores que nunca han trabajado y sudado en una obra, pero desde luego son los albañiles (aún sin entender de todos esos papeleos técnicos que ni entienden ni se miran, utilizando solo el sentido común y la experiencia) los que dan forma material a las obras, ejecutándolas y convirtiéndolas en realidades tangibles (que se ven y se tocan). Y desde luego , aunque el convenio indique 8 horas, en la práctica, por usos y costumbres suelen ser 10 horas o más (ya que menos resultan insuficientes para vivir para la mayoría de los currantes del ramo), y ese trabajo supone aguantar: calor, frío, viento, lluvia, respirar polvo, soportar pesos, aguantar dolores de espaldas, jugarte la vida en situaciones de vértigo, mucho stress por el esfuerzo físico y mental, etc..., y por si fuera poco, la mala leche de los demás incluida. Y desde luego, algo muy ajeno a las comodidades de los facultativos, siempre tan limpios y con sus papeles u ordenadores y sólo vienen a mirar y a soltar cuatro rollos, pero que con su actitud para nada se traduce en lo realmente productivo: convertir en realidad material lo que pretende formarse, sean cimientos, paredes, forjados, cubiertas, y cualquier otro elemento constructivo que han de formar el acabado final.

      Y desde luego, en otros tiempos que eran muchísimo mejores que los actuales, no existían tantas normativas impuestas y toda la gama de prácticamente inútiles burocracias y trámites que ello acompaña, y que a todos nos sale muy carísima, y a la postre hasta casi inútil por lo prácticamente improductivo que supone. Desde luego un mundo y un sistema de contrastes e injusto, donde falta lo básico: el sentido común,...y todo lo demás lo que hace es distanciar más y embrollarlo todo más, aunque es el albañil quien se lleva la peor parte y el que finalmente realiza el milagro de que la vivienda sea finalmente una realidad y no un simple dibujo en un papel o en la interfaz de un ordenador, tableta o smartphone.

      Cordiales saludos.

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  2. Mis respetos al señor albañil y a todos los que pisan tajo y se manchan las manos.
    De un aparejador que ha chupado mucho polvo y que al que nunca se le han caído los anillos. Entiendo perfectamente tu cabreo y en mucha parte lo comparto.
    Y al comentario primero, de 7 de Junio: Me parece patético venir a lloriquear sobre cuanto trabajas a la gente de la obra. Recuerda que eres un privilegiado, amigo. Y si no te guste, vete a obra a atar redondos un veranito y me cuentas.

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