domingo, 20 de febrero de 2011

HACER SUELOS (PAVIMENTOS)



Hoy en día la tecnología de las luces láser ha llevado a la construcción a un nivel de nivelado casi perfecto, cuando hace unos años el desnivel de unos dos centímetros de un rincón a otro de una habitación era considerado como algo normal.




Antaño normalmente se colocaba mosaico, pero en la actualidad es más dado poner gres en el suelo. Y existen dos maneras tradicionales de colocarla por parte de los albañiles de estos contornos: el llamado “a la extensa” consistente en poner primero el mortero al suelo (normalmente bien espeso) para luego encima poner las rayolas de gres, y “a picado”, consistente en poner cada pieza de gres una a una, siguiendo un hilo y golpeándola con una maceta de goma para colocarla bien.


 Del primer sistema, solían emplearlo mucho los llamados “colocadores especialistas”, que cobraban por metros, es decir, que a más rápidos más dinero ganaban, pero es un sistema en el que el gres queda muy poco adherido en ese suelo de mortero casi seco por debajo, con lo que se reduce mucho la calidad del acabado y con el riesgo de que con el tiempo se desprenda la pieza de gres.


 Del otro sistema, el de golpear con la maceta de goma, para que el gres se adquiera al mortero, queda más cogido, sobretodo si se hace como suelen hacer algunos albañiles de ponerle algunos topes de pegoland debajo de la pieza de gres que hace que quede muchísimo más adherido y agarrado al mortero una vez se seca. En este segundo caso gana más la calidad del acabado y con toda seguridad es casi prácticamente imposible un desprendimiento de la pieza de gres.


 En todo caso, hay que dejar un margen de junta en las partes que tocan a las paredes, y que han de ser tapadas por un zócalo. Aunque normalmente se suele hacer encima de un forjado de hormigón, una capa de unos dos centímetros de mortero son más que suficientes para hacer un buen pavimento bien agarrado al suelo. Otro tema es poner aislamiento al suelo, con una capa de hormigón o mortero encima, y tapando los distintos tubos que atraviesan por el suelo.

A mi modesto entender, el mejor sistema es poner primero las piezas enteras, y luego secas, continuar con el resto de las piezas que han de medirse y marcarse para ser cortados a la medida adecuada sea con una máquina cortadora manual llamada rubí, o con un radial.


 Es la mejor forma de trabajar, y la más rápida, aunque algunos constructores exigen hacerlo todo a la vez, conllevando ello más tiempo y más dificultad en la tarea. Luego se hace un rejuntado de griffi o bien con algún producto cementoso especial e incluso coloreado para las juntas, y se limpia con esponja o con algún esparto o trapo, hasta dejar el acabado en buenas condiciones, con las juntas bien uniformes y que den buena vista del acabado.
Ahora bien hay que saber que generalmente los suelos se cambian por estética pero también por necesidad o desgaste. Debemos elegir el pavimento según el uso que se vaya a hacer de la vivienda. Los actuales de gres son los más demandados por su belleza, pero yo recomendaría los antiguos de mosaicos, que nunca se desgastan y que con los años una simple pasada de la pulidora los deja como nuevos, e incluso encima se puede poner gres adherido con una capa fina de pegoland (mortero cola). En los baños normalmente pondremos materiales más impermeables.


Para el resto de la casa, existen materiales innovadores como el gresite, el gres porcelánico, las resinas, el barro cocido, etc., e incluso todo se puede condicionar para terminar poniendo un suelo de madera como sería el caso del parquet. En fin, que el suelo se puede hacer con variedad de materiales, desde el mortero líquido que se autonivela, pasando por los mosaicos, el gres, y las piezas de piedra sean rústica o artificial.


Y naturalmente es trabajo penoso, que daña las rodillas y la espalda de los albañiles, de modo que requiere mucha fuerza y mucha capacidad de aguante físico.




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