Estamos pasando por una temporada que la crisis ha dejado muy castigado el sector de la construcción, sobretodo las pequeñas y medianas empresas, que las grandes se sostienen por las inversiones de obras públicas, o porque disponen de negocio más diversificado que pueden salir al exterior en países que son considerados como emergentes y que reclaman los servicios de hacer algunas construcciones.
Todas las empresas relacionadas con la construcción, sean de paletería, fontanería, pintores, carpinteros, etc…., se han encontrado que o bien han despedido más de la mitad del personal, y hasta algunas (muchísimas) han cerrado las puertas yéndose al garete. Eso también ha traído unos precios reventados por la competencia con tal de conservar o atraer clientes, que les ha llevado ha hacer descuentos de hasta un 50 % en relación a hace unos 4 años, y eso de que muchos materiales de construcción en stocks, también han conseguido grandes descuentos, muy cercanos a la mitad de precio. Aparte de las grandes liquidaciones por cierre de muchas empresas de venta de materiales de construcción.
Si antes el albañil, el lampista o el pintor te hacia esperar meses para reformar tu casa, ahora te encuentras, por ejemplo, que tienes más de cuarenta a tu disposición y con los que regatear el descuento. Y claro, la falta de trabajo, y los apuros económicos en los que se encuentran los pobres albañiles, les obligan a bajar el precio, aparte de que existe un gran intrusismo de gente que trabaja sin contrato (y muchos listillos cobrando además, el paro), que para no aburrirse te ofrecen un gran descuento con el que sacarse ese dinero de más, por la incertidumbre que genera el “de qué comeré después cuando se me termine el subsidio de paro”. Aparte de los numerosos inmigrantes que se ofrecen a unos precios totalmente rebajados en hacerte la chapuza que quieres que te solventen, sin seguro ni IVAs que lo encarezcan, y aún así ganan un dinero que en su país sigue siendo una fortuna.
Tan mal está el sector, que no lo conocen ni los propios políticos.
Por eso en estos momentos, por los grandes descuentos y por la facilidad del regateo, tanto por la mano de obra, como por los materiales de construcción, estamos en las mejores condiciones para reformar la casa, por parte de quien tenga dinero y esté dispuesto a invertir, ya que en épocas de crisis es cuando más barato resulta hacer las obras de albañilería. Es la otra cara de la moneda.
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