Estamos pasando por una temporada que la crisis ha dejado muy castigado el sector de la construcción, sobretodo las pequeñas y medianas empresas, que las grandes se sostienen por las inversiones de obras públicas, o porque disponen de negocio más diversificado que pueden salir al exterior en países que son considerados como emergentes y que reclaman los servicios de hacer algunas construcciones. 
Si antes el albañil, el lampista o el pintor te hacia esperar meses para reformar tu casa, ahora te encuentras, por ejemplo, que tienes más de cuarenta a tu disposición y con los que regatear el descuento. Y claro, la falta de trabajo, y los apuros económicos en los que se encuentran los pobres albañiles, les obligan a bajar el precio, aparte de que existe un gran intrusismo de gente que trabaja sin contrato (y muchos listillos cobrando además, el paro), que para no aburrirse te ofrecen un gran descuento con el que sacarse ese dinero de más, por la incertidumbre que genera el “de qué comeré después cuando se me termine el subsidio de paro”. Aparte de los numerosos inmigrantes que se ofrecen a unos precios totalmente rebajados en hacerte la chapuza que quieres que te solventen, sin seguro ni IVAs que lo encarezcan, y aún así ganan un dinero que en su país sigue siendo una fortuna.


No hay comentarios:
Publicar un comentario