Una vez ya hechos los cimientos, el siguiente paso es hacer
el pavimento de la primera planta (si es que ya deseamos hacer el pavimento),
que en este caso, después de poner las redes de evacuación y demás canalizaciones
que han de ir a la cloaca), tratando de dejar el suelo bien comprimido y
compactado, poniéndole incluso una capa de tela geotextil aislante, o plástico,
para evitar que se filtren las humedades del suelo, y encima poniendo un
mallazo para hacer el relleno del pavimento, tras su correspondiente encofrado,
dejando las salientes de los hierros de las zapatas donde las hayan para
posteriormente hacer los pilares.
Esa estructura armada de hormigón, será básicamente el
“esqueleto del edificio”, que básicamente sostendrá todo lo demás que se le
añadirá.
Los pilares con los moldes de plancha son las primeras cosas
que hay que hacer y levantar, poniendo sostenedores a los lados que pueden ser
tablones o puntales, y cuñas en la base, hasta que los pilares den una perfecta
forma aplomada. Y luego esos pilares armados de hierro por dentro, tratar de
vibrarlos en la medida que se va llenando.
Y luego cuando ya están secos y se
pueden desencofrar, hay que pasar a la fase de los encofrados para el forjado
de la planta que ha de venir a continuación, y con las cuales hay que poner
tablones a medida, para añadir encima tableros a marcar y encofrar, y
auxiliándose de puntales puestos al nivel pretendido, que se deja marcados en
distintos lugares de referencia para tomar las medidas.
Los encofradores, si no son los veteranos albañiles de la misma empresa de contrucción, a veces suele ser una empresa de subcontratados especializada en hacer los encofrados que saben cómo colocar los puntales, los soportes, los tablones, etc... Vienen a ser como una especie de carpinteros que tienen que hacer cada molde a medida para su posterior rellenado de hierro y de hormigón. Y luego están los ferrallistas que son los que colocan las armaduras y las varillas de hierro por todas partes, de acuerdo con lo indicado por los planos y la dirección facultativa.
Claro que muchas veces cuando ves los planos, es inevitable pensar: "es que hay más hierro de la cuenta", pero esto es la trampa que utiliza la dirección facultativa para que la estructura o forjado les salga tres, cuatro y hasta 5 veces más fuerte y resistente de lo necesario, y de este modo sale una construcción tan sólida, que será difícil pedirles responsabilidades si algún vez algún forjado se cae, aunque yo he conocido de albañiles que incluso se les calló la cornisa, por no poner los hierros donde hacia falta.
A veces encofradores, ferrallistas, y los albañiles, no van de la mano, por ser empresas diferentes en la propia obra: unos se quejan de que los hierros de los ferrallistas (armaduras) no están a punto, otros que las maderas no acaban de formar los moldeos de encofrado, y los terceros que ya lo necesitan todo a punto para repartir las viguetas y entremedio las bovedillas, cosa que pone nervioso a más de uno, cuando hay que cumplir plazos de entrega, y entonces puede darse el caso de que algún encargado monte un cabreo tal, que al llegar la cuba de hormigón en la fecha y hora señalada, se llena el encofrado de hormigón, pero a veces con la mitad de los hierros, que tampoco hay para tanto, porque el hormigón una vez seco, queda duro como una roca, salvo que los hierros son en la estructura como algo perecido a nosotros los huesos que nos sostienen.
Una vez seco el hormigón, es imposible ver el hierro que hay, salvo que se dispusiera como una especie de rayos X que permitieran ver los hierros del interior de las estructuras y forjados, igual como vemos los huesos cuando nos rompemos alguno por algún accidente.
Y sigo: esos encofrados se
pueden mirar la rectitud y el nivel poniendo un hilo bien tensado de una parte
a la otra. Los operarios que estén debajo, en este caso se les recomienda el
uso del casco protector, por los peligros de que pueda caer cualquier objeto.
Cuando ya está preparado, se puede cerrar el perímetro y empezar
a marcar encima del encofrado para hacer vigas “in situ” (“en el mismo sitio”),
con la puesta de las armaduras. También se pueden colocar encima las vigas o
viguetas prefabricadas, así como las bovedillas, los hierros negativos que
indiquen los planos, y finalmente los mallazos, todos esos hierros atados con
alambre (alambre doble, según los casos).
Aquí os dejo un vídeo con una muestra de encofrado de escaleras:
Y entonces ya podemos llamar un
camión cuba (previo cálculo de la cantidad de hormigón que va a ser necesaria)
que en este caso quizás sea necesario que traiga alguna bomba-manguera para
distribuir el hormigón, o bien utilizando la grúa puesta en obra, con el
llenado de un cubilete que se acerca a la salida de la cuba del camión que lleva
el hormigón, y repartiéndola por donde haga falta.
Claro que cuando se trabaja en el llenado de un forjado, hay que evitar pisar al máximo las bovedillas, que pueden romperse, y bajo esas circunstancias resulta bastante engorroso cambiarla por otra bovedilla. Se debe de pisar entre dos bovedillas, donde pasa la viga o vigueta, y nunca directamente encima de la bovedilla, si ello es posible
Claro que cuando se trabaja en el llenado de un forjado, hay que evitar pisar al máximo las bovedillas, que pueden romperse, y bajo esas circunstancias resulta bastante engorroso cambiarla por otra bovedilla. Se debe de pisar entre dos bovedillas, donde pasa la viga o vigueta, y nunca directamente encima de la bovedilla, si ello es posible
O bien empleando la propia
hormigonera de la obra, e ir llenando paso a paso, con el repartir del hormigón
anivelado, y pasando los vibradores, especialmente por aquellas partes donde
hay armado y demás hierros y que es muy importante que el hormigón quede bien
compactado, sin olvidar pasarlo también por encima de las viguetas para que la consistencia del hormigón quede más buena..
Y ya de un día para otro, podemos repetir la operación de
seguir con los encofrados para ir ya por una segunda planta, cuando la de abajo
ya se sostiene por los puntales el tiempo necesario para el fraguado y
endurecimiento del hormigón, que es más o menos el tiempo de un mes, que ya se
podrá volver a desencofrar, limpiando tablones, tableros, maderas y puntales.
En el caso de la construcción de pisos, como todavía necesitan días para desencofrar, y ya se desea levantar la siguiente planta, hay que empezar por trasladar arriba el marcado de los lugares que han de continuar los pilares, ya que esos (los pilares) son siempre lo que necesitamos tener secos y levantados para poder volver a encofrar de nuevo y hacer la repetición de lo anterior.
Se comprueba la situación de las medidas de los pilares de abajo, para trasladarlos en el pavimento de arriba y empezar a marcarlos con el tiralíneas, y a continuación volver a levantar los pilares con planchas metálicas untidas de nuevo con gasoil o aceite que impida el pegado del hormigón.
Claro que al hacer la última planta, la de la cubierta, es un poco más complicada, ya que tiene que volar según indicaciones de los planos, y entonces la puntales se tendrán que poner inclinados, pero con cuñas puestas que compensen la inclinación. Claro que una vez puesta la madera encofradora, se puede poner un motivo de espuma de poliesteno que dará moldeo a la cornisa, haciéndola más bella, una vez desencofrada, sin que se pegue esa especie de plantilla de la que se aconseja añadir líquido desencofrante para evitar que se quede pegado al hormigón.
Se de muchos albañiles, especialmente los encofradores y ferrallas, que debido a la dureza del oficio, cuando viene el calor, y como se suda mucho, se quitan completamente la ropa, trabajando con pantalones cortitos y con el resto del cuerpo desnudo, excepto lo de cubrirse las partes (los ya mencionados pantalones cortitos), y los zapatos de suela de hierro (que al ser de hierros, los pies han de sudar y soportar una calor espantosa del suelo muy calentado). Y aunque acaban por acostumbrarse, todos se pasan esas 10 horas como tomando el sol, mientras ponen maderas, puntales, armaduras, bovedillas, etc...
Los novatos, como no están acostumbrados, llegan a salirles ampollas en la piel, y a los dos días, incluso la piel forma una tiras, como la misma piel de una serpiente cayéndosele a trizas. Y por la noche con dificultades para dormir, y aún tienen suerte si alguna compañera le calma la piel con alguna toalla mojada en agua fría. Yo soy de la generación que pasó por eso, y el cuerpo, como todo, se adapta. Aparte son muchos los que todavía no estamos enterados de que la ley prohibe trabajar al aire libre con el cuerpo descubierto,...pero ¿cómo le dices a un encofrador, ferralla, o albañil que está colocando las tejas, y sudando a mares, que no se quite la camiseta?. Necesita quitársela, porque por un lado siente menos calor, y por el otro porque así se le evapora los sudores provocado por la calor, y por la cantidad de botellas de agua que se consumen por la obra en los días más calurosos del verano.
Claro que con el tapa rabos y un sombrero de tela (que se moja con agua de vez en cuando), y nunca el casco que con la calor provoca terribles dolores de cabeza, es condición más que suficiente para trabajar cómodo dentro de lo extremo y duro de aguantar el sol y la calor.
Hay que cubrirse bien, para prevenirse del cáncer de piel, de los golpes de calor (yo he sufrido dos en toda mi vida de albañil, y con temperaturas por encima de los 40º, que provocan fiebre y un estado de mucha debilidad en el que tardas unos días en recuperarte). Por lo menos, al parecer, ahora en Andalucía la legislación consiente a los albañiles no trabajar, o acaso sea trabajar tan sólo media jornada, en las semanas más calurosas del verano.
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