Hacer de paleta significa dedicarse al oficio de dar forma
material a una construcción, que normalmente y de forma previa ha sido dibujado
en un croquis o plano. El término en
general engloba la realización de la construcción con el mortero o con yeso (o
dejar aquellos materiales que queramos sin recubrir), el alicatado con baldosas
y azulejos, la colocación de cubiertas, y el manipulado en de los materiales
que sirven para convertir en realidad material cualquier tipo de construcción
que se encomiende, así como cierto manejo del encofrado para moldear los
rellenos de hormigón, entre lo más básico.
La obra de albañilería puede realizarse con piedras, ladrillos, planchas de yeso, bloques, entre otras variedades de material que sirven para elevar la altura de la obra y cuya elección dependerá del emplazamiento de la construcción (interior o exterior), del entorno, de la resistencia necesaria y de un determinado número de criterios para cada caso. Es pues, básicamente un trabajo muy creativo y artesanal, donde apenas no hay unas pautas estándar, y cada maestro tiene su propio estilo y manera de construir, adquirido con mucha práctica, pericia y arte, en un mundo donde a veces se hace difícil adquirir los conocimientos de los más veteranos, por aquello que se llama envidia y el deseo de ser imprescindible.
Hacer de paleta consiste, pues, en saber dominar el arte
de construir poniendo y uniendo los materiales de construcción por medio del
empleo de distintos materiales tales
como mortero, cemento rápido, yeso, etc…, para unir diversidad de ladrillos,
bloques, piedras etc... Un trabajo muy sucio y polvoriento, que precisa de gran
resistencia física, pues no sólo es convertir en realidad constructiva los
materiales y sus diversas mezclas y formas, sino también ser capaces de manejar
diversidad de herramientas para cada caso así como ser capaces de montar los
diversos andamios para las construcciones altas y de altura. Un fuerte interés,
voluntad, y una constante dedicación son las claves para aprender el oficio e
ir perfeccionándolo.
Antes de la realización de toda obra de albañilería es
conveniente y muchas veces necesario levantar un plano, que el encargado de la
obra deberá tener constantemente a la vista mientras dure la construcción. En
los planos se han de señalar las zanjas de los cimientos y las direcciones de
las paredes, después de haber estudiado la distribución más a propósito que
cabe hacer del terreno destinado al edificio, junto con todos los pormenores de
construcción.
Las herramientas del albañil son las necesarias, ya para la
conducción de los materiales, como las espuertas, angarillas, carretones de
mano, etc. , ya para subirlos a alturas a que no se puede llegarse a mano, como
son cabrestantes y poleas, ya finalmente, para la adecuada manipulación del
material, incluyéndose en estos las paletas, llanas, zapapicos, la plomada,
niveles, reglas y compases, palanquetas, artesillas y cubos, esparaveles,
martillos, cincele, gubias, etc.; con frecuencia son también necesarios cables
o sogas, grúas y todo lo necesario para el andamiaje.
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