La piedra ha sido desde siempre, y desde la misma llamada
“Edad de Piedra” el material de construcción por excelencia. Basta ver lo que
queda de palacios, templos de la antigüedad, las pirámides de Egipto, las
catedrales e iglesias, los castillos, las murallas, las casas señoriales, las
masías, etc.. Con lo cual es también el material de construcción más
tradicional.
Provenientes de las rocas calizas o silíceas cortadas para la
construcción, las diferentes categorías de piedras se seleccionan por su
resistencia (mecánica o al hielo) y por su aspecto, aparte de la región y país
donde disponen de abundancia de la misma, y por ser la materia prima más
cercana para utilizarla en las construcciones. Se reagrupan precisamente en “piedras
de corte” según su resistencia a ser cortadas, y hoy en día cada tipo de piedra
de cada lugar, se puede importar, según gusto e intereses del propietario o
promotor que encarga la construcción.
Las canteras de piedras
son numerosas en muchos países europeos, y en España destacan, por ejemplo, las
canteras de Macael (Almeria), los basaltos de la Garrotxa, o la piedra de
Banyoles (estas dos últimas en la provincia de Gerona), y no digamos algunas de
importación italiana como las de la famosa cantera de Carrara. No sería
correcto, sin embargo incluir todas las canteras en una misma categoría, puesto
que hay muchas variaciones.
Las canteras se clasifican según la resistencia, la
dureza, la dificultad de las piedras al cortarlas, etc, que para eso están esos
albañiles de las canteras conocidos como “picapedreros”, ya que manualmente
trabajan con golpear y dar forma a la piedra con un martillo o maceta, y un cincel
o punzón según cada caso, aparte de los demás trabajos de cortes con radial y
pulidos con pasado de moladoras que lijan las piedras.
Generalmente hay que procurarse piedras de canteras próximas al lugar de residencia por dos razones: para realizar una construcción armoniosa que pegue con el entorno y también para evitar los transportes largos y costosos, aunque ha habido gente como el magnate del petróleo Jean Paul Getty, que se fue capaz de desmontar y traerse todo un castillo entero desde Francia, piedra por piedra, para construirlo y hacerle dar la misma forma en una de sus propiedades de California, y en la que se basa una de las escenas que se puede ver en una de las películas de James Bond: “Moonraker”. Los profesionales asimilan perfectamente el primer argumento expuesto, conjugando así la cuestión económica y la razón práctica, dado que efectúan el corte de las piedras cerca de las canteras y de las naves industriales de al lado, especializadas en cortar y pulir las piedras a medida de las necesidades del cliente.
Dejando a un lado el corte de la piedra, que a pesar de todo
es muy cara, la caliza es uno de los materiales de construcción más corriente:
la conocemos también en forma de morrillo, de piedras precortadas, pero también
se emplea como conglomerado.
Los morrillos presentan formas irregulares, contrariamente a
las piedras cortadas. En el momento de utilizarlos tenemos que hacer una
selección, no solamente según la obra a edificar, sino también en función del
lugar qué va a ocupar en la construcción. A menudo se utilizan, por ejemplo
para construir tapias o muros.
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