La chimenea es una de las partes más bonitas de una vivienda
y lugar de reunión familiar especialmente cuando hace mucho frío y sienta bien
estar cerca de un fuego para calentarse. Se ha construido desde todas las
épocas, y se ha procurado hacer con material blando que no hiciera demasiada
dilatación por efecto del calor de la combustión cuando queman los leños.
Hoy en día con la fabricación de ladrillos y morteros
refractarios, se suele utilizar ese material, que resiste muy bien el calor, y
además no lo transmite, con lo cual se puede hacer una chimenea a gusto
utilizando esos materiales, con lo cual
para la parte de arriba deberá de estar formado por un tubo o cuadro que lleva
el humo al exterior. Ese mortero refractario y esos ladrillos, son materiales
muy difíciles de trabajar y que llevan mucho tiempo, tanto en ponerlos, como
para estar pendientes de su limpieza, y esto hay que tenerlo presente, ya que
por muy pequeña que sea una chimenea de hogar, puede llevar días en construirla,
por lo cual existen unas chimeneas prefabricadas de las cuales sólo se trata de
el albañil trate de unir y forrar las distintas piezas como si fuera un puzzle
no demasiado complicado.
En la parte superior hay una cámara de humo, con un tiro que
se mueve y que es como una tapa de se abre o se cierra mas, facilitando más o
menos la entrada y salida de aire que se precisa para la combustión a la hora
de quemar leña.
La salida de humos puede ser de ladrillo cerámico o simples
bloques cerámicos o de cualquier otro material, del cual se aconseja que se
haga siempre con yeso ya que soportan mejor muchísimo el calor de los humos en
relación con los cementos. , sea en forma de cuadro o redondo, ya que en el
exterior del tejado no se aconseja el yeso, gran enemigo de la humedad.
Ya cuando ese material de la salida de humos de la chimenea
es de obra, es más difícil la limpieza del hollín, y además corre mayor peligro
de rotura, con lo que hoy en día se aconseja que el interior de todo este
saliente de los humos sea un cuadro de plancha metálica, revestido con obra,
del cual también se aconseja dejar un margen para material aislante que puede
ser fibra de vidrio, lana de vidrio, o grunos de perlita.
Y naturalmente para el acabado final del saliente por el
tejado, se aconseja un buen acabado de sombrero de chimenea, que precisará de
la mano artesana del albañil, aunque hoy en día existen muchos sombreros
prefabricados de chimeneas para dar mayor rapidez al término de la obra.
LA CHIMENEA
ResponderEliminarEn torno a la chimenea
las trébedes y morillos,
yo oía cantar los grillos
junto al fuego que la hornea.
En las noches del invierno,
sin radio y televisión,
se hilaba conversación
en un ambiente fraterno.
La familia ante la mesa
cenaba con parsimonia,
como en una ceremonia
donde de hablar no se cesa.
Colgado estaba el caldero
abetunado de hollín,
cociendo entre un gran trajín
de pucheros y de esmero.
Hirviendo estaba el salvado
para el cerdo y las gallinas,
y unas aguas cristalinas
para el íntimo lavado.
Y de pronto una zorrera
lagrimeaba los ojos
y los dejaba tan rojos
como luna tomatera.
Y entraba en acción el fuelle
y con la boca soplidos
y el gato bufo y maullidos
y aquella pobreza muelle.
Y risas y muchas toses
y el crepitar de taramas
y de los pinos las ramas
y alegría de las voces.
Y las partidas de cartas
y visitas del vecino
y el porrón lleno de vino
y engastar de historias sartas.
Y el hablar de la cosecha
y la compra del abono
y la tristeza en el tono
recordando alguna fecha.
Y lectura de tebeos
y lector del Buen Amigo
y ser un mudo testigo
de hechos de los Macabeos.
Y si el ábrego furioso
a las paredes mordía,
su ululante letanía
nos invitaba al reposo.
Y se quedaba el rescoldo
en la dulce chimenea
y una lágrima aletea
en el lecho en que me amoldo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA CASA DE ADOBE
ResponderEliminarLa casa humilde de adobe
y de tierra apisonada
por el permanente sobe
de los años de morada.
Casa venida de herencias
de los parientes lejanos,
habitando sus presencias
al alcance de las manos.
Casa estrecha y alargada
con bombilla en la cocina,
alumbrando fragmentada
oculta por una esquina.
Con un contador chicharra
durante él día apagado,
dando de noche tabarra
al ánimo sosegado.
La cuadra visible al fondo,
la mula cara asomada,
integrada en lo más hondo
con la familia soñada.
Paredes enjalbegadas
con la cal acostumbrada
en las antiguas posadas
de una vida reposada.
Los bajos y las alturas
con ocres se perfilaban,
asombro de las criaturas
que absortos todo miraban.
Sobre el suelo se extendía
de las vacas la boñiga,
con un olor aquel día
lejos del olor a espiga.
El techo era de madera
separador del doblado,
donde estaba la pajera
con el grano acumulado.
De negro la chimenea
con los troncos chispeantes,
y llama que parpadea
pucheros regocijantes.
Nuestras madres hacendosas
cubiertas con sus mandiles,
de aquellas casas las rosas
y aceite de sus candiles.
Y cuando el viento que brama
por rendijas se filtraba,
nos calentaban la cama
con ascuas que el tronco daba.
De adobe la construcción
del pobre que el pan amasa,
con la mayor emoción
os he descrito mi casa.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA CASA DE ADOBE
ResponderEliminarLa casa humilde de adobe
y de tierra apisonada
por el permanente sobe
de los años de morada.
Casa venida de herencias
de los parientes lejanos,
habitando sus presencias
al alcance de las manos.
Casa estrecha y alargada
con bombilla en la cocina,
alumbrando fragmentada
oculta por una esquina.
Con un contador chicharra
durante él día apagado,
dando de noche tabarra
al ánimo sosegado.
La cuadra visible al fondo,
la mula cara asomada,
integrada en lo más hondo
con la familia soñada.
Paredes enjalbegadas
con la cal acostumbrada
en las antiguas posadas
de una vida reposada.
Los bajos y las alturas
con ocres se perfilaban,
asombro de las criaturas
que absortos todo miraban.
Sobre el suelo se extendía
de las vacas la boñiga,
con un olor aquel día
lejos del olor a espiga.
El techo era de madera
separador del doblado,
donde estaba la pajera
con el grano acumulado.
De negro la chimenea
con los troncos chispeantes,
y llama que parpadea
pucheros regocijantes.
Nuestras madres hacendosas
cubiertas con sus mandiles,
de aquellas casas las rosas
y aceite de sus candiles.
Y cuando el viento que brama
por rendijas se filtraba,
nos calentaban la cama
con ascuas que el tronco daba.
De adobe la construcción
del pobre que el pan amasa,
con la mayor emoción
os he descrito mi casa.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho