Una vez edificada la pared, normalmente se tiene que recubrir
y alisar. El revoque tiene como función cubrir y proteger la obra, y también
dar unos motivos de estética en el acabado. Por lo que se debe tener muy en
cuenta la calidad de esta operación.
Se necesitará una paleta de albañil, cuya forma permita
proyectar el mortero contra la pared. Un fratás o remolinador, y hasta una llana, constituye el
complemento esencial para esta operación: sirve de base para tener encima el
mortero (o el yeso); que se sostendrá con la otra mano.
El fratás o remolinador, normalmente de bordes puntiagudos,
sirve también para alisar el recubrimiento que se ha aplicado.
De materia plástica, o de madera (fácil de fabricar uno mismo con tres
cuñas y una plancha clavada) o de metal, todos ellos cumplen la misma función,
siempre que no importe dejar el enlucido un poco basto, ya que para más fino,
se recomienda que sea de plástico y además con unos pequeños agujerillos que
reparten más el material para alisarlo.
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