La regla de oro consiste en verter el yeso en el agua (nunca
el agua sobre el yeso porque se producirían grumos). El yeso se debe
espolvorear en una lluvia fina,
removiendo siempre el agua con la paleta, sin parar. Cuando ya se haya echado
todo el yeso, batir enérgicamente.
Una vez realizada la mezcla, no se puede añadir agua ni yeso
porque de lo contrario la pasta no será uniforme.
Se debe mezclar de forma muy enérgica para obtener un pasta
homogénea. Si la cantidad a preparar es importante, mejor utilizar un
mezclador, adaptado a un taladro, que le permitirá trabajar con mayor rapidez.
Una herramienta
ingeniosa y tradicional es la una forma de palo en “T” que puede fabricarlo mismo
uniendo en forma de T dos tacos de madera (uno más largo que el otro). Poner
clavos grandes en el taco pequeño y pasar un hilo de hierro clavo por clavo,
reliándolo en otro colocado en el taco grande. Este utensilio le permitirá remover
rápidamente la mezcla en el cuezo.
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