Desde siempre edificar ha sido una de las principales actividades
humanas, ya que, para protegerse y sobrevivir, el hombre debe construirse un hogar,
un refugio. Por tanto, el oficio de albañil es uno de los más antiguos del
mundo.
Los materiales de construcción han conocido una historia paralela al desarrollo tecnológico y económico de la sociedad. La extracción y fabricación, la difusión y utilización, la puesta en práctica, todos los aspectos de la producción y utilización están íntimamente ligados a la realidad de una época dada, hasta que desde tiempos más recientes; con los descubrimientos y la revolución industrial, ha sido posible la fabricación en gran escala de materiales de la construcción que han permitido hacer realidad la vivienda más al alcance de un mayor número de personas.
Hoy en día coexisten los materiales naturales tradicionales, formados por
las diferentes rocas (calizas y silíceas) y los más modernos, que son los
ladrillos (aunque su historia ya es muy larga), bloques y los elementos prefabricados.
La elección está en función de los gustos particulares de cada uno, de la inversión financiera que se pueda y quiera realizar, de las posibilidades de aprovisionamiento (proximidad de las canteras de piedras) y las limitaciones que impone el entorno.
Sean cuales sean los materiales que utilice, la calidad de la
construcción depende en gran parte de la calidad de los propios materiales. Un
buen trabajo no puede suplantar los defectos de fabricación. Por ello existe
una normalización de los productos de construcción realizado por equipos
técnicos expertos en el tema. Por tanto, si se quiere estar seguro de la
calidad del producto que piensa se adquirir, hay que asegurarse de que éste es
un material que sigue la normalización establecida al respecto en cada país o
zona económica como es el caso de la comunidad europea. En las próximas
entradas de este blog, haré unas muestras de los materiales más básicos de la
construcción y daré una serie de indicaciones para comprar mejor los productos
y los materiales que puedes necesitar para tus obras.
La acertada elección de los materiales es también otro
conocimiento indispensable del albañil; los que utilizan, generalmente, son de
tres clases:
1.- Ladrillos, tejas, baldosas, etc..
2.- Mampostería
3.- Morteros y cementos.
Los ladrillos son de construcción corriente en la industria,
y su forma se fabrica expresamente para adaptarla a los usos a que se les
destina.
Los materiales que constituyen la mampostería son de
naturaleza varia, reduciéndose principalmente a rocas ígneas, rocas sedentarias
y rocas metamórficas. A la primera de esta clase de rocas pertenecen las
piedras toba y la llamada peperino, muy usadas entre los romanos; las primeras,
a causa de su ligereza para llenar las bóvedas, y la última para
subestructuras. El pórfido y la serpentina han tenido también bastante uso,
aunque casi exclusivamente como piedras de adorno. La más empleada de las rocas
ígneas es el granito, pudiendo decirse que forma la base de la construcciones
de mampostería. Pensad que ese último material es el que básicamente se utilizó para la construcción del monasterio de El Escorial, a falta de otro material más accesible en la zona
Las variedades de las rocas sedimentarias que se emplean en
albañilería, comprenden las rocas de origen mecánico, las de formación química
y las derivadas. En la primera clase de esta subdivisión están comprendidas las
piedras arcillosas y las areniscas, siendo, principalmente las últimas, de
apropiado uso como elementos de construcción fácil; en la segunda clase, la
piedra llamada Travestina, y en la última, las piedras calizas con todas su
variedades, las oolíticas y las silíceas. Las rocas metamórficas suministran
los mármoles o jáspes, usados más como piedras de ornamentación que de
construcción.
Y finalmente hay que tener presente una cosa muy importante en una obra: hacer un cálculo exacto del material que se necesita, con suficiente margen, para encontrar que ni nos falta de más, ni nos sobre de menos, porque ambos casos repercuten sobre el coste del transporte, pues imaginemos que pedimos 50 sacos de portland, con lo que supone de coste de transporte de camión o furgoneta, y luego resulta que necesitamos 15 sacos más, con lo cual hay que hacer otro nuevo transporte. Y lo mismo si sobra material, que hay que llevarlo a otro sitio ,una vez acabada la obra. Unos cálculos bien exactos de lo que se necesita puede evitar los costes de más y la pérdida de tiempo que ello supone. Por eso es muy importante tenerlo presente lo que se necesita exactamente en cada obra, con el previo cálculo aproximado.
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