Los “conglomerados” o “granulados” son los materiales que
se aglomeran por el cemento o/y la cal, que formarán los morteros y el
hormigón: arena, grava, piedras y guijarros.
Es aconsejable procurarse los conglomerados en empresas
especializadas, ya que he visto camioneros autónomos que te traen el árido, y
te lo traen de cualquier manera, mezclado con fango y otras impurezas sucias, o
con los restos de otros materiales conglomerados o áridos de otros transportes
que no nos interesa para lo que queremos, pues no es lo mismo el uso de arena
para hacer pavimento (muy basta), que la arena para hacer un mortero de
remolinar o de levantar paredes de ladrillo (arena muy fina). Antes habían las
garbellas, con las que los peones pasaban la arena para limpiar las impurezas,
pero ahora una buena arena puede venir ya hecha de la fábrica o factoria de
áridos, y en la calidad deseable.
Cada material debe estar calibrado con precisión: su
granulometría se mide antes de comercializarse, lo que permite clasificarlos y
reservarlos para las diferentes utilizaciones, y eso ocurre con los que se
comercializan en sacos. Los que vienen en camión, puede ser otra historia, si
no se exige en el tipo de conglomerado solicitado y su calidad, que el
transportista de la puede traer de cualquier manera, o ser de mejor o peor
calidad, según la planta de áridos de su procedencia (normalmente cerca de un
río, o de una cantera).
Por otra parte, los conglomerados deben ser resistentes al
hielo y a la abrasión, impermeables y, preferentemente para las gravillas y
obligatoriamente para la arena, extraídos de ríos. Por eso si se desea de la
calidad deseada, hay que ir a la tienda de materiales y comprarla en sacos, si
se tiene que traer en camión, un constructor experto y experimentado sabe
quiénes son los buenos proveedores (y con ello los precios), ya que un material
de mala calidad, aparte de trabajarlo peor, hace perder más tiempo, y además
deja peor el acabado, lo cual supone mucho más caro, lo que en principio parecía
barato.
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