En este país donde no se respeta del todo la libertad de
expresión, el tema de la inmigración es tema tabú, ya que desde las altas
instancias se decidió que era tema del que callarse, o el que lo hiciera se
exponía que le llamaran “racista”. Por lo que de ese tema no se encuentra mucho
en los medios de comunicación que están manipulados (y que desgraciadamente casi
siempre se ponen de parte del inmigrante, en vez del autóctono, en especial por parte de aquellos que han venido a llamarse "gili-progres"), como por
ejemplo no te puedes enterar de las cosas de Catalunya leyendo prensa catalana
generosamente subvencionada por la Generalitat, sino a través de periódicos
madrileños si quieres contrastar las verdades. Con la inmigración ocurre algo
parecido: existe una forma de censura encubierta en los medios de comunicación
social, por lo que la auténtica información sólo se obtiene de dos sitios: de a
nivel de calle, y a través de internet donde si existe una verdadera libertad
de expresión, porque lo que se censura en un foro, se expone abiertamente en
otro, y esto está al alcance de todo el mundo.
Es verdad que el boom de la construcción atrajo a millones
de inmigrantes a nuestro país, pero más que todo por el “efecto llamada” que
provocó el poner disponer de sanidad gratis, vivienda (alquileres) gratis,
educación para sus hijos gratis, justicia gratis, y por si fuera poco siguen cobrando multitud
de ayudas: renta mínima de inserción, subsidio de paro, vales de comida del
ayuntamiento, autobuses a destajo para los hijos de la inmigración pagados por los ayuntamientos, etc…. todo pagado con las cotizaciones e impuestos de los propios
españoles por aquello de la “ayuda a la integración”, que aunque nadie quiera
decirlo, son también los inmigrantes buena causa de la crisis y del déficit de
nuestro país, aparte de que son también los que indirectamente impiden que los
propios españoles puedan encontrar trabajo en su propio país y comprometen de mala manera el futuro de los propios hijos de los españoles. Las subvenciones
de todo tipo, inevitablemente fomentan la picaresca, y son muchos los que viven
del cuento, tomando el pelo a los propios españoles, pero la culpa de todo esto
la tiene la casta política, señalando de modo especial a un ministro socialista
de Zapatero, un tal ministro de trabajo e inmigración que se llamaba Jesús
Caldera, y que es el que abrió de forma tan alegre y descontrolada las puertas a la inmigración. Y
lo que es curioso, todos esas ventajas económicas y sociales que reciben los
inmigrantes aquí en España, nosotros los españoles no la recibimos en los otros
países en su gran mayoría y menos en los países de origen de la inmensa mayoría
de actual inmigración que nos invade, pues en muchos de estos países el sistema
judicial es tal, que te culparán de todo aunque tengas razón, con la excusa de
que “eso no hubiera ocurrido si no hubieras venido a ese país”, mientras aquí
que tenemos unos políticos y unas leyes gilipollas, con las que los inmigrantes
en muchos casos tienen mejores derechos y están siendo mejor tratados que la
gente de nuestro propio país.
¿Qué ocurre en el sector de la construcción?. Pues que en
este país nuestro, la mitad de los parados, 3 largos millones, proceden del
sector de la construcción y casi una tercera parte de momento no recibe ninguna
ayuda del gobierno, con lo cual consecuencia de esto hay en nuestro país casi
un millón y medio de familias que antaño vivían del sector del ladrillo que ahora
están sin un euro de ingresos, y a ese camino van el resto de los parados
cuando se les terminen las limitadas prestaciones a las que tienen derecho. Y
sin embargo comparativamente la inmigración tiene mejor trato,..¿por qué?,
porque aquí las autoridades y en nombre de ellas los funcionarios que tramitan
las ayudas si eres español se te excusarán de que tienes vivienda propia aunque
estés hipotecado, o que tienes a tu viejo que cobra pensión de jubilación y te
puede mantener, o que tu cónyuge tiene empleo y te puede mantener, y por eso te negarán todas las ayudas y subvenciones
disponibles, y esas se irán para los “pobres inmigrantes” que no son
propietarios de viviendas ni tienen un abuelo con pensión de jubilación que les
ayude, muchos de los cuales viven mucho
mejor que nosotros mismos, y esa es una de las razones por las que no quieren marcharse
de nuestro propio país.
Sé que habrá muchos vendepatrias que nos tomarán por
racistas, sobretodos los ricos de clase social alta y los intelectuales que
nada saben de lo que es trabajar con un pico y pala, pero el caso es que aquí
en España, trabajo no hay ni para los albañiles que hemos nacido aquí, hemos
hecho la mili, y somos legítimos hijos de España, con lo cual sólo nos interesa
el porvenir de España, y no que los inmigrantes se aprovechen de nuestro casi
arruinado país. Estos vendepatrias están compuestos por ONG's, partidos políticos de todos los colores, pijitontos, hijos de papá, estúpidos inútiles del sistema corrupto, e incluso de la Iglesia que están absolutamente embobados ante tal invasión de inmigrantes, sean legales o ilegales, que para nada les preocupa el drama i el paro del albañil español y sus familias. Sé que a algunos les parecerá molesto lo que escribo, pero yo
soy español, hijo de albañil español, nieto de peón de albañil español, y
naturalmente como albañil yo estoy de parte de los intereses españoles y con
ello de los albañiles españoles que no de la parte de los inmigrantes que
usurpan nuestros puestos de trabajo y además nos revientan los precios, al ofrecerse por precios más propios de su propio país, que aquí con el elevado coste de la vida, en realidad son de miseria. Y debo de decirlo: no conozco ni a un solo
albañil español que hable bien de los inmigrantes, y menos los albañiles
españoles que estamos en paro, que somos la inmensa mayoría. Ya me acuerdo que
en la víspera del estallido de la burbuja inmobiliaria, cuando el precio de la
mano de obra de oficial de albañil rondaba los 20 euros la hora, habían
constructores locales que contrataban a chinos al precio de 6 euros la hora,
con toda la competencia desleal que esto supone, teniendo en cuenta de que
China era un país muy retrasado, sin derechos sociales, donde ni tan siquiera
pagan seguridad social, y con unos salarios muy bajos, y con una mano de obra
muy disciplinada que trabaja muchas horas sin descanso y con una cultura de
total respeto a la jerarquía.
En el maltrecho sector la construcción, todavía hay muchos
malos empresarios que contratan a inmigrantes porque esos extranjeros se quejan
menos y se rebajan los sueldos (para los inmigrantes el dinero que aquí obtienen
es una fortuna ya que envían en forma de remesas el dinero a sus países, con un
nivel de vida muy inferior al de nuestro país y en el cual por ello allí afuera
el dinero tiene mucho valor). Con lo cual arrastran los salarios de aquí a la
baja, y es causa de que ahora los albañiles cobren un sueldo de miseria, buena
parte por culpa de los inmigrantes que se ofrecen por menos dinero. Claro que
cuando no se tienen papeles ni se pagan seguros obligatorios, sale a cuenta
trabajar por cuatro duros, que es como hacen ciertos empresarios sinvergüenzas
porque le sale más barato en mano de obra, con otros clientes que no preguntan
y que tan sólo les interesa que todo le salga lo más barato posible, y de esa
manera le quitan el trabajo a los propios albañiles españoles, cuyos derechos
sociales también tienen su coste que se tendrían que incluir en la factura.
Pero bueno, no todo son rosas y violas en lo de contratar mano de obra
inmigrante ilegal o más barata: he conocido el caso de un empresario que
contrató unos inmigrantes moros y negros sin papeles, y mientras esos cavaban
una zanja, un compañero a escondidas les tomó unas fotos en la que se veía a
ellos cavando y con el empresario constructor al lado dando indicaciones de
trabajo, y luego se aprovecharon de presentar una denuncia a la justicia
española (por entonces era gratis para ellos, ahora no sé con las nuevas tasas
impuestas por el ministro Gallardón), y total, que en los juzgados al
empresario defraudador le pusieron una buena multa, además de tener que
indemnizar a cada inmigrante sin papeles con 3000 euros por un solo día de tajo.
Claro que esas actitudes pasa igual que con los negocios, que cuando más
arriesgados mayores las posibilidades de ganancias o perdidas.
La avaricia
puede romper el caso, y también me conozco el caso de un constructor que
contrató a un sudaca sin papeles, y mientras encofraba, el sudaca tuvo la
imprudencia de ponerse encima del encofrado, que no aguantó su peso, y rompió y
se calló el encofrado al piso de abajo, que el sudaca se lesionó las vértebras,
con la que llevó el caso al juzgado y al constructor le condenaron a pagar una
indemnización millonaria al inmigrante sin papeles, que dicho constructor tuvo
que estar unos 2 años de baja por depresión entre lo que le obligaron a pagarle
y la crisis que le dejó sin trabajo y cargado de deudas. Lo explico porque no
todo son facilidades para todos aquellos empresarios que estén tentados a
contratar mano de obra inmigrante barata e ilegal, con todo cuanto representa
de competencia desleal y de lo poco patriota que es preferir inmigrantes cuando
tenemos tantos trabajadores españoles en paro. Claro que yo siempre digo que la
manera de acabar con el paro que sufren los españoles es penalizar a los
empresarios que contraten inmigrantes en vez de a españoles con fuertes medidas
fiscales con las que el gobierno pueda obtener el dinero con el que financiar
los costes de las prestaciones por desempleo a los parados españoles y que las
puedan cobrar mientras sigan en esta lamentable situación y más por culpa de la
inmigración. Claro que si los poderes públicos decidieran expulsar a toda la
inmigración, se casi se acabaría el problema del paro en España, pero ¿qué
político es lo bastante valiente como para tomar esa decisión?. Puede que suene
injusto, pero para mí, como albañil en paro involuntario, son y serán siempre
prioritarios los intereses y los
derechos de los españoles frente a los de los inmigrantes. Si se devolvieran a los inmigrantes a sus respectivos países, los albañiles españoles en paro encontraríamos huecos vacantes en las industrias exportadoras, sector de servicios,etc...., para poder volver a ser recolocados, ya que en el sector de la construcción no hay futuro ni trabajo para todos, considerando que casi la mitad del paro español directa o indirectamente procede el sector del ladrillo.
No ocultaré que somos muchos los
albañiles que pensamos mal de la inmigración, y que nos hace mucho daño,
sobretodo a los que estamos en paro, y nos jode que, por ejemplo, las empresas
municipales tengan inmigrantes en sus plantillas, como son los casos de las
brigadas de mantenimiento que tienen albañiles, cuando en el propio municipio
hay cientos de albañiles del pueblo en paro. Somos muchos los que hemos visto
rumanos, moros, negros, sudacas, y demás inmigrantes en las plantillas
municipales que se pagan con los impuestos de todos los del país, sea para
puestos de mantenimiento, barrenderos, etc…. Y eso tendría que acabarse,
despidiendo a los inmigrantes y dando el trabajo a los que realmente les
corresponde por derecho y por ser del propio pueblo y país. Cuando a un
trabajador español el paro se acaba es cuando cambia la forma de ver todo y se
pregunta: ¿por qué un inmigrante conserva el trabajo y yo estoy en paro, en mi
propio país?, ¿es eso justo?, y es natural que sienta recelos cuando ve que en
el ayuntamiento de su propio municipio hay mucha gente inmigrante colocada en
trabajos que él mismo podría realizar sobradamente, como lo podrían ocupar los
cientos de albañiles en paro que hay en cada municipio por ser empleo de
servicio público que se paga con los impuestos de los ciudadanos del propio
país.
Quizás muchos no sepan que existen muchísimos ayuntamientos que en su
momento pillaron subvenciones a cambio de meter inmigrantes y con unas
condiciones que les obligaba a mantenerlos por un determinado tiempo, y eso
produce recelos y hasta es insultante para mucha gente que ya ha agotado la prestación
por desempleo y no tiene salida para su situación. Como ocurre con todos los
temas de las subvenciones a la inmigración, son datos que se esconden y ocultan
a la opinión pública, para evitar que estalle la indignación y para no molestar
al colectivo de inmigrantes.
Hay que saber, por ejemplo, que en España se ha
abusado mucho de las subvenciones europeas, y siendo un país con capacidad
productiva, ese abuso tiene consecuencias. Por ejemplo, si se coge una
subvención por recoger y dar trabajo a inmigrantes, y luego el ayuntamiento que
sea el beneficiario de la subvención queda obligado a mantenerlos durante
cierto tiempo por ser exigencia de la subvención, si dentro de ese municipio
hay gente que podría estar en la brigada de los servicios municipales del
ayuntamiento en una situación como la actual que atraviesa este país, desde
luego que hace provocar los lógicos recelos, que cierto que no es culpa del
inmigrante, sino de los políticos, alcaldes, etc… que por recoger dinero y
aprovechar esas subvenciones pues al final ese dinero no ha sido visto ni
aprovechado a favor de los vecinos sin trabajo del mismo municipio. Y en el
caso de los empresarios también se ha abusado de las subvenciones, que cogen
una subvención y están obligados a contratar a un número determinado de
trabajadores (sin distinción de nacionalidad), por lo que por ganar más, tener
mayores beneficios, reducir costes, acaban metiendo a trabajar a la mano de
obra más barata que encuentren aprovechándose del tremendo paro que hay.
Y eso es lo malo de nuestro propio país, que tenemos una
casta política que no distingue para nada la nacionalidad de cualquier sujeto
que tenga los pies en nuestro propio país, y menos desde que salió aquello de
la “alianza de civilizaciones”, una estupidez de derechos que no favorecen para
nada a los propios españoles, sino que al final los resultados y consecuencias
son las que ya vemos todos los días, pero que desde las altas instancias lo
callan y lo esconden. Por otra parte es inútil retener inmigrantes para el
sector de la construcción: ese sector no va a tener futuro y menos con estas leyes, normativas y
fiscalidad, y por muchísimos años, ya que las secuelas del pinchazo
inmobiliario durarán como mínimo dos décadas, igual que el caso de Japón que
ocurrió a medianos de los años ochenta del siglo pasado, y todavía no se ha
recuperado de sus consecuencias.