La única razón de existir de la empresa de construcción no es otra que la de ganar dinero, a cambio de ofrecer unos servicios profesionales. No hay nada que se haga gratis en ese mundo, y nunca los duros se vendieron a cuatro pesetas como decía mi abuelo. Cuando las empresas en un intento desesperado para sobrevivir empiezan a ofrecer duros a precios de pesetas, dichas empresas terminan yendo al garete. La cuestión es saber cuál es el equilibrio para sacar adelante una empresa adecuadamente, escogiendo los mejores profesionales disponibles, para dar el mejor servicio, y con el objetivo de conseguir el máximo de beneficio de los que entre todos han de salir ganando.
Albañiles laboriosos, responsables y bien preparados, son el mejor capital humano. Eso exige una lucha diaria en constante perfección del propio oficio, partiendo de las mismas historias, de más o menos los mismos trabajos que se van perfeccionando y con ello adquiriendo experiencia, con el aprovechamiento de las últimas tecnologías, como por ejemplo los niveles láser y los ordenadores con clasificaciones de consultas.
Una empresa de construcción ha de buscar ante todo ganar dinero, mantenerse en el mercado, aumentar o tener suficiente provisión de contratas, tener siempre satisfecho al cliente, generar riqueza y empleo a la sociedad, y mantenerse en el tiempo en su función creadora de riqueza, cosa que conlleva hacer que las obras construidas perduren y se sean acabados de gran calidad, trabajando también con calidad y que los plazos se cumplan, por supuesto.
Todos están para ganar dinero: el constructor, el promotor, los trabajadores, los facultativos, los administrativos,….incluso los bancos que prestan el dinero. Pero hay que ganar ese dinero con un mínimo de honestidad para que el cliente esté satisfecho, porque si no se siente satisfecho, ni volverá a contratar una empresa constructora, y a la postre siempre hablará mal de ella a todo el mundo, con todo el daño que hace la mala publicidad “boca a boca”. Y tampoco puede ser una avaricia por la parte empresarial: cuando la empresa empieza a ganar dinero, es bueno que reparte ganancias entre sus empleados en forma de primas. Es la manera de tenerlos contentos, fieles, y además motivarlos para servir bien en los objetivos de la empresa. Pagar bien a los empleados y hacer que se sientas bien tratados, es la mejor manera de llevar una empresa.
Hay que decir que un cliente satisfecho, es siempre una fidelidad ganada, un elemento propagandístico muy importante en el boca a boca, un futuro contratante, y un recomendador para que otros posibles clientes contraten los servicios de la empresa. Con lo cual supone más empleo, y estando bien gestionada la empresa, supone mayor beneficio para la empresa, y teniendo una empresa saneada con una clientela fiel, la empresa puede perdurar con el tiempo. Ganar dinero es, pues, la razón de existir de la empresa constructora.
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