martes, 21 de agosto de 2012

LA ARTESANIA Y EL ARTE DEL ALBAÑIL


Hay quienes piensan que el oficio de albañil, es de ignorantes, pero no es así, se necesitan años de práctica para mamarlo, mucho ingenio, mucha improvisación, y mucha creatividad. Por eso es un oficio artístico.


Cuando dejamos libre la imaginación podemos realizar grandes cosas en las obras de construcción, con lo cual no hacen falta ninguna de las normativas, ya que van contra el talento artesano del albañil. Y os diré algo más: creo que cualquiera sirve de albañil, si pone interés y voluntad en ese oficio tan duro y tan creativo a la vez. Se debe de dejar que el albañil sea un artista nato, cada uno con su propio estilo de trabajar y de ejecutar las obras, y que sea la libre competencia y el propio mercado (los clientes) los que recompensen o castiguen el buen o el mal hacer de un albañil. Y desde luego, las normativas no son necesarias para nada, sino todo un estorbo, aunque sé que los facultativos van a poner el grito al cielo ante tal afirmación que suscriben casi todos los oficiales y peones albañiles.


 Cada uno se apaña a su manera, y no hay nada mejor como que cada uno trabaje libremente como guste, aún a pesar que los de prevención o los aparejadores digan que se está jugando con su propia vida, cuando lo que estos realmente quieren es su enchufe, su cargo cómodo y limpio, y su buen cobrar sin apenas sudar ni dar golpe . Habría que hacer realidad la utopía de que hubiera libertad, igualdad y justicia en las obras, sin tantas diferencias clasistas, ni competenciales, ni de categorías, y que cada uno aportara los talentos y lo mejor de sí mismo. Y que se deje ya de dar gato por liebre, en nuestro caso, ladrillo por hormigón.



La construcción de la vivienda no son sólo arquitectos y aparejadores muy bien vestidos y limpios con un buen casco que poco tiempo llevarán,….en realidad son quienes la materializan: los albañiles, oficiales y peones, que son los que de verdad trabajan y se pasan la inmensa mayor parte del tiempo en las obras, aunque no parecen ser demasiado reconocidos socialmente, pues poco aparecen en los blogs técnicos, en las noticias laborales, etc…, con si apenas no contaran para nada, y fueran como un colectivo desprestigiado. Por eso este es el blog de los excluídos, de los marginados del gremio del ladrillo, el blog que quiere hacer un fiel reflejo de su realidad, no lo que dictan manuales técnicos de interesados.


 Lo malo es que a los llamados “facultativos” el sistema político-administrativo-burocrático les otorga una serie de privilegios y competencias bestiales, aparte del derecho a recibir un buen pastón por tan poco esfuerzo. El albañil es el que suda, sufre de verdad y convierte en realidad todo lo que indica el proyecto, sin apenas entender claramente explicaciones técnicas y complicadas de los facultativos, y encima es el que más mal pagado está, y al que se le imputan buena parte de las culpas cuando hay que buscar culpables. He visto facultativos que sin su ordenador, no eran capaces de dar respuesta a una pregunta sobre cálculo, que al final tuvo que calcularlo manualmente un albañil con el único dominio matemático de las cuatro reglas de aritmética, más la regla del tres.



Naturalmente que los tiempos de hoy en día lo que manda es la economía, y en la mayoría con los actuales tiempos que corremos el horno no está para bollos, con lo que hay que hacer la obra o el remiendo lo más económico posible, cosa que requiere mucho empleo de imaginación y evitar muchas pérdidas de tiempo en aplicar completas inutilidades por aquello de “el tiempo es oro”, y el que tenga que quejarse de algo, pues que lo pague de su bolsillo, puesto que existen 25.000 maneras de ejecutar una obra, pero los facultativos casi siempre optarán por la manera más cara y la que le dé más garantías sobrepuestas en sus intereses personales.

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