AGRESIONES MEDIOAMBIENTALES EN FACHADAS DE LOS EDIFICIOS

Se dice que el agua es el principal problema de la edificación, especialmente en las fachadas: por un lado el filtrado de las humedades, y por el otro las manchas que deja en el edificio. Dichas manchas siempre aparecen por donde más circula el agua. ¿La solución?, poner siempre vierteaguas en los remates superiores donde reciben las caidas del agua de las lluvias, de las partes finales del edificio que en vez de cubierta tienen terraza, de los voladizos de los balcones, así como los remates de las ventanas,..y que vuelen lo suficiente. Poner siempre una loseta o rasillas que tengas vierte aguas para que el agua no corra por la pared misma de la fachada y con el tiempo formen esas manchas oscurecidas de mohos tan antiestéticas. Y tener presente siempre la suficiente inclinación y función voladizo del vierte aguas.

Atrás quedaron aquello tiempos en los que los vierteaguas de ventanas se ponían muy inclinados (superior a los 30º), porque eran muy antiestéticos. Hoy se desea un remate voladizo donde, por ejemplo, se pueda poner encima una maceta, pero tiene que tener la suficiente inclinación, o nos arriesgamos a que manche la pared exterior, con posibles lesiones de desprendimiento de mortero o cualquier otro revestimiento aplacado. Pero al parecer las normativas actuales fijan ahora una pendiente del 10%, para ayudar un poco a evitar las manchas antiestéticas de los vierteaguas de ventanas, que cuando no tienen suficiente inclinación, muchas veces el agua se escurre por los laterales del mismo remate de la ventana o voladizo del balcón, arrastrando la suciedad, que deja esas feas manchas en las fachadas tan habituales de ver en los edificios. Aunque existe una norma no escrita del gremio de los albañiles que dice que el volado ha de ser igual al grueso de la pieza, es decir, si el remate-vierteaguas es de 3 cms de grueso, pues ha de volar 3 cms de grueso,….pero vistas las cosas, yo añadiría otro centímetro más de volado, para evitar las antiestéticas manchas, aunque el cliente y el facultativo supongo que han de tener la última palabra.

Normalmente las edificaciones habría que dividirlas en dos bandos básicos: la de los edificios remolinados (enlucidos con mortero ), y la de los edificios de obra vista, piedra o de cualquier otro material revestido y aplacado.

El remolinado es el recurso más rápido y más barato, que es la capa de mortero con algún elemento impermeabilizante que sirve para proteger y recubrir los ladrillos y partes vistas de la estructura, que luego siempre requiere pintado, y las zonas expuestas a la humedad y con poco sol, siempre se vuelven negras con estas manchas tan antiestéticas: son la mina de oro de los pintores, ya que para su mantenimiento y por estética, cada equis tiempo requiere volverse a pintar para que parezca nuevo, ya que con el tiempo la pintura pierde tonalidad y aparte de las manchas que dejan la humedad y demás agresiones medioambientales, al final las paredes dan una apariencia sucia y de muy fea estética.

Aunque más cara de hacer, la obra vista o la casa de piedra se conserva más tiempo y las manchas son fáciles de limpiar si se tiene una máquina de agua de presión tipo karcher que con una buena pasada al edificio lo deja completamente limpio y puede parecer nuevo durante unos cuantos años más. También hay casas mitad obra vista, mitad remolinado, así como mitad aplacado de piedra, mitad remolinado o monocapa, todas ellas conforme a la economía o gusto del propietario.

Con lo que en cuanto se refiere a fachadas, lo barato acaba saliendo caro, y que lo caro aparte de aportar por más tiempo más estética, ahorra los repetidos costes de repintado.

En las fotos podréis ver la diferencia entre los edificios hechos de obra vista o aplacado de material cerámico exterior, y los que simplemente son remolinados (enlucidos de mortero), con lo que en estos últimos aparecen las manchas en las zonas de humedad, y donde igualmente se ven más las esquerdas (grietas), y la caida misma de la pintura que se despega debido a las agresiones medioambientales (frío, calor, lluvia, viento) que ha de soportar la pared de la fachada.