lunes, 10 de mayo de 2010

CONSTRUIRSE UNA CASA HOY EN DIA: UN SUEÑO DE LOCOS AUDACES




Lo primero de todo de quien quiera construirse una casa es tener claro lo que quiere, pues para las necesidades humanas todos más o menos necesitamos aparentemente lo mismo: comemos más o menos igual, dormimos más o menos igual. Aquí de lo que se trata es de escoger cómo queremos que sean nuestras cuatro paredes, la que ha de ser la casa de nuestras vidas. Desde una sencilla construcción con las cuatro paredes y un tejado, pasando por toda la gama de variedades hasta llegar a la vivienda tipo mansión o palacio. ¿Cómo la queremos, de obra vista, de piedra, de simple remolinado?, ¿cómo queremos las tejas, planas o árabes, o preferimos terrazas?, y hacerse todo un montón de preguntas en todos los detalles. A lo que nos lleva a la cuestión más importante: cuánto dispongo de medios, recursos y dinero para hacer realidad la casa de mis sueños. ¿Tengo propiedades?, ¿dispongo de algún terreno o finca?, ¿tengo familia o personas afines para que me avalen una hipoteca?, ¿reúno las condiciones para que se me sea concedida una hipoteca?. Porque sin el dinero que ha de hacer realidad material la casa, todas las ilusiones se quedan en eso: como un sueño, en meras ilusiones. En cuanto ya tengamos la garantía del dinero, ya podemos empezar a espabilar, aunque se aconseja disponer de algo más de dinero del que se pretende presupuestar, por los posibles inconvenientes que pudieran salir al paso.


Supongo que lo primero será buscarse un arquitecto que nos inspire confianza, por lo que sin precipitarse, habrá que ir preguntando a familiares, amigos y conocidos, para que nos den referencias y pistas; luego pedir presupuestos, y al final escoger al arquitecto que creamos más conveniente.


Hoy en día, en plena era de la informática y del internet, existen programas que insertados en un ordenador podemos diseñar una vivienda a nuestro gusto y verlo en perspectiva, casi como si fuera una foto. Hará bien quien disponga de ese medio, que antes de visitar al arquitecto, se haga algunos dibujos para poco a poco subconscientemente se vaya haciendo la idea de la casa ideal que quiere para sí, y poder hablarlo con la familia, los amigos, y demás personas afines. Desde luego es muy recomendable encontrarse con albañiles, mostrarle dibujos o croquis, y pedirle opinión sobre la construcción de la vivienda, ya que dependiendo del diseño, los trabajos pueden ser más o menos complicados, más o menos rápidos, y todo eso influye en el dinero que se tiene pensado en gastar. Después de esto, desde luego visitar a un arquitecto o arquitecta (que para eso estamos ya en la época de la igualdad de sexos), que nos dará algunas ideas sobre tal o cual pared, sobre cómo poner tal o cual tejado, o cualquier cosa que se le ocurra. A veces los arquitectos quieren hacer proyectos con sello propio, y dan ideas y sugerencias a los clientes. Como es natural, os hará algunos dibujos por ordenador, de los muchos que seguramente ya tendrá archivados, manipulándolos y dándole forma de acuerdo con nuestros gustos y las medidas disponibles en la parcela a construir, así como adaptándolo a las exigencias de las normas (que para mí muchas de las cuales son absurdas, pues no respetan la libertad, ni los gustos, ni los fines prácticos para lo que los quiere el cliente). Y entonces a partir de aquí, ya tendréis el dibujo, y lo primero que os va a pedir el facultativo será que le hagáis el primer adelanto en dinero para pagar sus carísimos honorarios (carísimos, si comparamos con lo que cobran los albañiles o peones, de trabajo muchísimo más duro y estresante), para empezar a solicitar la concesión de la licencia en el departamento municipal que lleva los asuntos de urbanismo.


A partir de aquí ya el siguiente paso es cuestión de buscarse la persona a quien confiar la construcción: una empresa de construcción, o una simple cuadrilla de autónomos experimentados, ...que inspire confianza tanto en el acabado bien hecho como en los plazos de entrega de los acabados, pues en los tiempos que corremos ya es bastante difícil encontrar un buen albañil que sea buen profesional, y que además sea trabajador y responsable, en medio de tanta gente chapucera, irresponsable y poco trabajadora (como en realidad así son muchísima gente del gremio, que al final el acabado último pasa al último de la cadena que es el que repara y da los últimos retoques finales –ese suele ser normalmente uno de los responsables, preparados y trabajadores-). Eso es un libre mercado, y precios aparte, así como eficacia o no del equipo de albañiles y peones escogidos, está todo a elección del cliente que es el que finalmente ha de pagar todo el coste de esa grandísima broma, que como será larga, puede al finar acabar por ser como una auténtica pesadilla, pues vamos a encontrar desavenencias por todos los lados, con cada uno de los defectos y chapuzas que aporte cada uno de los intervenientes en la obra, sea dirección facultativa, los inspectores de seguridad e higiene, los del ayuntamiento, lampistas, yeseros, carpinteros, herreros, el propio equipo de albañiles,  etc.....Y no digamos además, seguros obligatorios, toda clase de normas incomprensibles, y toda una sarta de impuestos de los más variados (todos van a querer chupar de tu dinero).


O sea que el asunto es para pensárselo en detalle y profundidad, y antes de tomar las decisiones definitivas, comentarlo mucho con la gente, y consultarlo varias veces a la almohada.


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