viernes, 28 de octubre de 2011

EL PEON O MANOBRA


El peón es una de las piezas claves del proceso constructivo, que aunque es la escala o categoría más baja, no es por ello la menos necesaria (he incluso de mucho más utilidad que todos aquellos que sólo están para hacer perder el tiempo en charlas que se llevan el viento, pero que cobran un dineral suponiendo un tremendo coste improductivo). Porque por lo menos, el peón, al igual que el albañil, ejecuta y materializa la obra, es decir, contribuye a que el mortero y el ladrillo acaben tomando la forma de una vivienda, aunque como ocurre con el resto de los trabajos manuales, tradicionalmente y con frecuencia es despreciado por los “intelectuales” y demás “sabios” de la burguesía, considerándolo un trabajo desgraciado, bajo, y de poco monta, sin saber lo sudado y cansado que ello supone, pues había un tiempo que las chicas ni siquiera miraban al que hacía de peón, aunque hoy en día cada vez está más superado, pues de peón hoy en día ya lo hace cualquiera, aunque sea arquitecto en paro.

No es que precise demasiados conocimientos universitarios, aunque he conocido universitarios que no sabían hacer ni de peón, pues no sabían hacer la mezcla adecuada de mortero con la hormigonera, ni sabían mojar adecuadamente los ladrillos, ni tan siquiera coger una escoba con la que barrer y limpiar el puesto de trabajo, siempre sucio de runas y de desorden de mover tantas cosas de un lado para otro. Su trabajo básico es ejercer de auxilio en las tareas de albañil, ya que este precisa dedicar su tiempo para las cosas que se requieren más pericia y especialidad. Suele hacer mortero u hormigón con la máquina de pastar, o a mano si la ocasión lo requiere; preparar los ladrillos y ponerlos al lado de adonde el albañil ha de gastarlos, cargar y descargar material del camión o furgoneta que lo trae, tener limpio y ordenado el puesto de trabajo, etc… Antiguamente también era tarea encomendada al peón tener que preparar las bastidas o andamios, con los medios que se tuvieran a mano, pero ahora todo ha cambiado con las estúpidas normativas de los andamios homologados: ahora es más bien el albañil que tiene que ayudar al peón a montar los andamios, para que estén bien nivelados, bien aplomados, y con todos los elementos puestos de la manera que exigen las normativas. Y muchos de los veteranos albañiles empezaron como peones, pues al fin y al cabo, la mejor manera de aprender el oficio de albañil es empezar como peón, aunque hay chavales que empezaron como aprendices, pasando directamente a escalar de categorías, pasando por albañil oficial de tercera, luego de segunda, hasta llegar a oficial de primera, que se considera el albañil completo y que es cuando ya domina el arte de hacer las cosas más complicadas del oficio, como por ejemplo, hacer una escalera que encaje en los dos distintos niveles entre las dos plantas que ha de salvar; o bien un bonito baño con los alicatados decorativos. Pero para los que no quisieron aprender y se conformaron con hacer mortero, servir ladrillos y mantener limpia y ordenada la obra, se quedaron como simples peones, aunque también se les encomienda ciertos trabajos propios de la construcción que no precisan de demasiada especialización, tal como por ejemplo, cavar zanjas con pico y pala, o hacer agujeros o regatas a golpe de maceta y cincel.

Antiguamente, como el resto de los albañiles, estaba formado por gente que procedían del medio rural, del campo, o bien de la escala más baja del proletariado urbano, aunque en los últimos años lo han copado los inmigrantes, por ser trabajo duro pero que no precisa demasiada preparación profesional, y por eso se les ve con cierto desprecio o desconsideración social. Pues en cuanto a formación educativa, o tienen estudios primarios, muchos sin haberse conseguido sacar el graduado escolar, o son simples rústicos semi-analfabetos en plan “charanga del tío Honorio”. Son más amigos de ponerse el gorro que el casco reglamentario, y a escondidas todavía siguen fumándose su pitillo furtivo de vez en cuando, aunque ahora eso está prohibido debido a las estúpidas normativas de Zapatero que han terminado por cabrear a parte importante de su electorado de su partido “socialista obrero español”, el viejo y típico peón de la construcción. Y es de los que tienen las manos callosas, de repartir tanto ladrillo y darle tanto con la pala. Pero con su buena paga de los ya pasados y gloriosos años del boom, en que los chavales preferían meterse más a peones que a camareros de la hosteleria, podían permitirse incluso el lujo de irse en plan putero los fines de semana, pues los burdeles de fin de semana consideraban al peón un importante cliente de buen nivel adquisitivo, aunque eso ahora con la crisis ya se ha terminado y ahora el principal cliente de esos lugares ha vuelto a ser el vicioso burgués de siempre, ya no el pobre peón de albañil muchos de los cuales están en el paro y ocupando el tiempo en buscar caracoles para comer, ya que no se encuentra curro por ningún lado y los tiempos actuales no son demasiado buenos para los manobras, que son de los elementos más castigados por la dichosa crisis de los especuladores que han dejado al país con muy poco dinero.



En el posado de las fotos representando al viejo y típico peón de la construcción que ilustran esta entrada, vemos al popular paisano de mi pueblo Jaume Fàbrega, que es un hombre que procede de payés, pero que es un catalán de los grandes de la cocina a nivel mundial, y que tiene escritos docenas de libros sobre cocina, aparte de que también tiene muchos premios de prestigio sobre el tema culinario. Del cual para que lo conozcáis mejor os dejo el enlace que habla sobre él en la wikipedia, así como un par de blogs que él tiene en internet y que tiene de denominador común que habla sobre cocina y gastronomía catalana (cliclear sobre los títulos para abrir los enlaces). Podréis chuparos los dedos:

JAUME FÀBREGA EN LA WIKIPEDIA


EL BLOG DE COCINA DE JAUME FÀBREGA


LA BUENA VIDA, (con la gastronomía), de JAUME FÀBREGA




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