Una cosa es una hipoteca para comprarte una vivienda, y otra distinta es construírtela tu mismo, para lo que el banco te da unos prestamos para que la construyas, y que normalmente te los suele dar en entregas, según las certificaciones de obra que suele firmar el arquitecto o el técnico competente para ello (lo que justifica, por ejemplo, que ya tienes construida la primera planta). Terminada la vivienda y teniendo el permiso para habitarla, ya puedes ir a formalizar la hipoteca que cubra el resto de los gastos efectuados hasta el momento de independizarte. El pago de las obras normalmente se hace por certificaciones firmadas por el perito, y en eso el banco te da el dinero, lo que significa que tienes que ir pagando intereses , hasta que la obra esté terminada y entonces es cuando empiezas a pagar hipoteca. Pero ya se sabe aquí que los bancos acuden a toda clase de triquiñuelas para ganar dinero, puesto que ven negocio en todo.
Pero hoy en día, la inmensa mayoria somos gentes que tenemos el problemas de que somos mileuristas e incluso menos que esto, pero que lógicamente necesitamos LA FINANCIACIÓN externa a nosotros mismos para poder conseguir nuestro propio hogar. Claro que lo mejor es pagarlo todo de tu propio bolsillo, pero existe el problema de que la inmensa mayoría de los que deseamos tener hogar propio, no somos ricos y tenemos un trabajo normalito de mileurista y muchísimas veces menos que esto. Por eso hay que mirar las hipotecas por todos los lados para ver si damos con el clavo de la mejor, porque como son para muy largos años, unas pequeñas diferencias pueden representar un ahorro de algunos miles de euros.
Una vez has conseguido la anhelada hipoteca en la que el banco te pone toda clase de exigencias y garantías, buscándote todos los posibles que les avales, vienen los gastos aparte que vienen juntos con la hipoteca, por ejemplo la de pagarle al notario a la hora de pagar, por un papelito extraño y sin dar golpe, que te puede salir por unos cuantos miles de euros de más. Entonces es cuando te das cuenta de en qué menudo país de chupones y sanguijuelas que viven de las necesidades de los demás. Honorarios de notario, y como si fuera poco, impuestos extras tan sólo por adquirir ese hierro candente que es una hipoteca. Te obligarán, por ejemplo, a contratar un seguro de vida, que tan prevenidos están los bancos o cajas, que nunca quieren perder. Y hay quienes hablan de “hipoteca fácil”. Menuda desilusión terminas por llevarte, cuando sepas que por aquí de fácil nada de nada. Pues eso es como una boda con el banco o caja para como mínimo 30 años o más, en la que no hay divorcio express, y el banco nunca pierde, pues si no pagas, al final se queda con lo tuyo, o con lo de quien te avaló. Es como una enfermedad, como una cadena que llevarás al cuello durante muchísimos años, reduciendo un montón tu libertad, hasta que finalmente te veas libre de esa hipoteca que te tiene esclavizado, cuando antes mejor, pasando todos esos años comprando lotería, y esperando que la suerte haga algo por ti.
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