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jueves, 6 de junio de 2013

LA ARENA



Es el material más característico de la construcción, pues no hay peón que no esté familiarizado con ella con la pala, y entra también en la composición del mortero y del hormigón. En los dos casos se recomienda servirse de arena de un río limpio, o de una cantera extractora que limpie bien el material triturado ya convertido en arena. De hecho, todo cuerpo extraño, inclusive la sal, si se emplea arena de mar, corrompe la calidad del mortero y del hormigón, deteriorándolo con el paso del tiempo.



Tiene que ser siempre limpia la arena, y ante todo nunca utilizar arena de la playa debido a su alto contenido en sal que acaba por deteriorar finalmente el material. Por esta razón, es indispensable limpiar bien la arena antes de utilizarla.  Para darse cuenta de su estado de limpieza, frotarla con las manos: si deja marcas hay que lavarla: es una de las condiciones esenciales para obtener enseguida un hormigón o un mortero homogéneo y sólido. Una arena de mala calidad, son suciedad y demás impurezas, da origen a un mortero u hormigón más blando y con mayor facilidad para deteriorarse antes de tiempo.

 

También hay que examinar la humedad de la arena. Según el grado de humedad, se deberán modificar las proporciones.  Tomar precauciones y colocarla sobre un plástico o una plancha de chapa. Cuando el tiempo es muy caluroso, es bueno tener la arena previamente humedecida, ya que así se evita un secado demasiado rápido, que incluso precisamente este secado demasiado rápido dejaría un acabado blando, flojo y de mala calidad. Un truco para ello es que el día antes dejar la arena con agua dentro de la hormigonera, y al día siguiente echar el cemento portland para obtener un mortero que tardará más en secarse, debido al humedecido negado de la arena que ha absorbido el agua durante toda la noche, sin necesidad de estar refrescando cada momento el mortero debido al calor, considerando que el mortero que hay que refrescar echando agua porque se está secando, va perdiendo calidad.



A pesar de todas estas precauciones, la arena se humedece con el simple contacto con el aire, por lo que su volumen aumenta. Este fenómeno se llama “esponjamiento”. Si el aumento de volumen de la arena es de un 20% aproximadamente, se tendrá que determinar con más exactitud para corregir, en consecuencia, el volumen del producto que entra en la fabricación del mortero o del hormigón. Tened en cuenta, pues, que la arena mojada ocupa mucho menos volumen que la arena sin mojar, aunque pese más, por el efecto del peso del agua. 

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